Estimado Diego,

si me admites una respuesta personal y sin que te escandalice mucho, creo que las religiones -todas- son la principal causa del fanatismo, incomprensión, males y desgracias que han asolado al mundo pasado y también al actual. Los principios inherentes del ser humano y su proyección al entendimiento con los demás: comprender, respetar, ponerse en el lugar del otro sin cortarle el cuello por pensar distinto, que el otro se ponga en el lugar de uno sin anatematizarlo y condenarlo a los infiernos, deberían primar por encima de todo. ¿Quiénes los frenan?

Los cristianos dicen que el mal es consecuencia del pecado original: que nuestras debilidades pueden más que nuestras virtudes. Pero, ¿quién fomenta nuestras debilidades? ¿Quien fomenta el rencor, el desprecio, la soberbia y el engremiento en la posesión de la Verdad, el fanatismo de creer que esa Verdad y que quien no esté de acuerdo está en el error irreparable? Lo fomenta el cristianismo mal entendido tal y como lo predica la Iglesia Católica que actualmente no puede ponerse de ejemplo de nada porque se olvidó hace tiempo del mensaje evangélico. Lo fomenta el Judaísmo que lucha y mata por un tierra que perdió (es como si los españoles lucháramos por recuperar Perú ... Emevé, no va con segundas :-)) y lo fomenta el Islam, que predica la inmolación por una causa justa considerando "justas" las muertes que deja atrás. Las tres grandes religiones monoteístas, son las que más daño han hecho a la largo de la historia y menos han enseñado al ser humano a ser precisamente humano, ni a crecer en armonía con sus semejantes -que no son sus adversarios-, ni a encontrar vínculos de acercamiento sino dogmas, doctrinas y reglamentos para que fuera imposible el encuentro.

A Dios le dejan en un papel tristísimo -al único Dios en que las tres religiones creen y mueren y matan por ello-. Con lo cual prefiero creer por libre en un Dios que no tiene nada que ver ni con ninguna de las tres religiones que me incitan a llevarme mal con los que no creen en lo que yo pudiera creer.

Te envío, con todo cariño, una parte del texto de la canción "Milonga del moro judío", de Jorge Drexler:

Por cada muro un lamento,
en Jerusalem la adorada,
y mil vidas malgastadas
por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento
aunque sangro de tu herida
y cada piedra querida
guarda mi amor más profundo.
No hay una piedra en el mundo
que valga más que una vida.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos.
No sé qué Dios es el mío
ni cuáles son mis hermanos.
No sé qué Dios es el mío
ni cuáles son mis hermanos.

No hay muerto que no me duela,
no hay un bando ganador,
no hay nada más que dolor
y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela
no importa el disfraz que viste.
Perdonen si no me aliste
bajo ninguna bandera.
Vale más cualquier quimera
que un trozo de tela triste.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos.
No sé qué Dios es el mío
ni cuáles son mis hermanos.
No sé qué Dios es el mío
ni cuáles son mis hermanos.

Un saludo, Diego, y perdona si hay algo que no te gusta en lo que escribo,

Brian