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 Tus escritos: La administración, esa desconocida (2).- U2

077. Numerarias auxiliares
U2 :


LA ADMINISTRACIÓN, ESA DESCONOCIDA

Segunda entrega
U2, 5 de octubre de 2004



3. Trabajo continuo (5.10.04)
4. Algunas anécdotas más o menos desedificantes (5.10.04)
5. El trato a las numerarias auxiliares (5.10.04)



Trabajo continuo

En la administración se trabaja continuamente excepto en los ratos dedicados a la formación, cumplir el plan de vida o los fines de semana por la tarde, que se descansa algo. Así, no es extraño que haya muchas personas que no aguanten este ritmo tan intenso y tengan que dejarlo: me refiero a las Numerarias, porque las Auxiliares están de por vida trabajando ahí...

En las Administraciones ordinarias es más fácil sacar el trabajo adelante porque si una persona por lo que sea no puede realizarlo, siempre habrá otra que pueda echar una mano, cosa que no sucede en las casa pequeñas. En ocasiones una Auxiliar se va al Curso de retiro, Curso Anual o a ver a su familia y no puede ir nadie a suplirla porque no hay suficientes personas; en tal caso, si la administradora aún tiene fuerzas, puede pasarse alguna tarde más en la casa pequeña trabajando, cosa que no siempre sucede. Por supuesto, si ella se va al Curso Anual, ninguna otra Numeraria suele sustituirla, con lo cual, el trabajo de las Auxiliares aumenta considerablemente.

Se me puede decir que no hay nada de particular en trabajar mucho todo el día, puesto que hay miles de personas que no son de la Obra y trabajan de sol a sol. Es cierto, pero ellas tienen otras libertades, compensaciones económicas, familiares, etc que en la Administración no se tienen. A todos nos gusta que nos reconozcan nuestro trabajo, nos valoren por él o -cuando está muy bien hecho- nos alaben. En el Opus Dei nunca recibirás una palabra de aliento, en tal caso, más y más exigencia: se supone que es tu obligación hacer que todo resulte encantador y perfecto. Da igual cómo estés a la hora de servir el comedor, si tienes una grave preocupación o te duelen los pies o la espalda: no sólo tienes que poner buena cara, sino que debes aprovechar para rezar por las personas a las que atiendes, intentar no reirte si los comensales cuentan cosas divertidas, guardar la vista, y aprovechar las entradas al office mientras no sirves para secar cubiertos, meter las cosas en el lavaplatos, etc.

Habría que conocer por dentro cómo es una Administración para ver cuán duro se trabaja y no siempre en las mejores condiciones.

Sin embargo, y en honor a la verdad, he de decir que la mayoría de la gente es muy cariñosa y se desvive por hacer la vida agradable. Son un poco como las madres de todos, que no paran de pensar en los demás. Aunque también hay alguna madrastrona... pero son las menos.

Algunas anécdotas más o menos desedificantes

Ya he comentado que todas las Numerarias reciben al menos una somera formación sobre los trabajos de la Administración, bien cuando van a los Cursos Anuales de Adscritas, bien ya en el Centro de Estudios, donde se limpia a base de bien.

¡Qué recuerdos inolvidables del Colegio Mayor Goroabe, en Pamplona, hacia las 6´30 de la mañana, con mi batita blanca inmaculada, limpiando el porche o el estanque a nosecuantos bajo cero! ¿Qué no te llegaba? Pues el sábado, con los mismos grados, pero un poco más tarde, a lavar los coches. Creo que hasta llamaron alguna vez de West Point para tomar ellos ideas de formación para sus chicos.

En dicho Colegio Mayor había unos llamados "Cuartos de limpieza" -lo mismo que en todos los Centros- en donde se guardaba el material necesario. Cada una tomaba lo que usara para limpiar y al acabar, lo devolvía. La encargada del mismo pasaba los trapos sucios para lavar en la Administración, reponía los productos y mantenía el orden. Hete aquí que un día, la Subdirectora, a la sazón T. N., ya fallecida, fue al cuarto de limpieza que había enfrente del oratorio para revisar el orden en el que estaba y supervisar el tema. Todo correcto, más o menos, hasta que se encontró una boina. ¿Una boina, diréis? Pues sí, una boina negra, de hombre, como las que usan los señores de pueblo, guardada celosamente en una bolsa al lado de unos plumeros de rabo largo. Cuando la vio la cogió sin mediar palabra y abrió el cubo de la basura para tirarla mientras que la encargada, entre ansiosa y avergonzada, le pedía que no lo hiciera, por favor.

-Pero bueno, Maripili, ¿se puede saber qué hace aquí una boina de hombre y además vieja?

-Es para limpiar las telarañas, musitó Maripili con un hilillo de voz, pensando qué criterio de los muchos que le habían dado estaría conculcando por tener aquella prenda.

-¿Cómo? ¿Os la ponéis en la cabeza para que no os caigan al limpiar?

-No, no, cuando las telarañas están muy altas y no llegamos, la tiramos contra ellas, y el tejido de la boina hace que se peguen muy bien y se desprendan fenomenal.

No hay para qué contar la cara entre horrorizada y sorprendida de la Subdirectora, que como era bastante razonable, dejó la boina en su sitio. No sé si aún seguirá por Goroabe cumpliendo con tan singular cometido. Quizás haya llegado algúna nota en papel amarillo acerca de las boinas y la limpiezas; no me extrañaría.

Cuando hacían falta refuerzos, se llamaba a las vocaciones recientes para que fueran a limpiar, se les explicaba la separación total entre la residencia y la Administración, se les ponía la bata blanca y se las pasaba a echar la mañana, por ejemplo 4 horas de limpieza extraordinarias.

En una ocasión, una pobre adscrita recién pitada, pero de armas tomar ella, fue requerida para hacer la limpieza de sus hermanos que estaban en un Curso anual en el Colegio Mayor Ayete. La mayoría eran de aquella Delegación y también jovencillos.

La chica en cuestión pasó varios días a la limpieza de la que, indefectiblemente volvía muy enfadada sin que nadie supiera el motivo, aunque decidió pasar a la acción y corregir lo que ella creía intolerable. Al cuarto día de limpieza, llama el Director y dice a la Directora:

-Oye, mira, que a ver si nos podéis devolver un banderín que había en una habitación.

-¿Un banderín, dices? No sé nada del tema, pero ya me enteraré. Pax!

-In aeternum!

La Directora llama a la adscrita y le pregunta si ha pasado algo en la limpieza, a lo que ella, muy llena de razón le cuenta:

-No te preocupes, es que todos los días veía un banderín del Atletic de Bilbao que me ponía negra, lo quité y puse es su lugar uno de nuestro equipo con el eslogan !Aúpa, Real!*

A estas horas, la Directora está reponiéndose del susto y la adscrita es profesora de la Universidad de Navarra. Del Numerario, por eso de la separación, nunca más se supo...

(*Atletic de Bilbao y Real son respectivamente, el club de fútbol de Bilbao y de la Real Sociedad de San Sebastián)


Seguro que todos habéis oído contar anécdotas variadas sobre alguna niña de las que- no eran de la Obra, por supuesto-trabajaban en la Administración, normalmente de una casa grande y se pusieron uno de esos anillos de la Fidelidad de los Numerarios o Agregados y que pasaron con ellos a la admón. a ver si eran capaces de sacárselos allí con algún producto. Me imagino la cara de estupefacción del dueño de tan discreto, masculino y laico aditamento al ver que le había desaparecido de su mesita de noche sin más explicaciones.

Realmente, para las chavalitas que llegan por primera vez a una Administración, todo es una pura sorpresa: desde las costumbres hasta los nombres de las cosas, los horarios, en fin, todo.

Pasaba una vez por el pasillo y oí a una de ellas hablando con su casa diciéndole a su hermana que se había pasado toda la mañana con la "luchadora". Se conoce que la otra le pidió más explicaciones sobre el tema y esta le contó que era una máquina para pulir y sacar brillo, (o sea, una "brochadora", claro). Bastante hizo la pobre niña con estar toda la mañana con aquel armatoste que en el Centro de estudios le llamaban "el monstruo", para que os hagáis una idea de cómo era de pesada...

La terminología que se usa dentro es tan variada y extraña que las niñas al principio se confunden y dicen cosas como "no sé si esta señorita es individual o refractaria". Yo creo que a veces, las dos cosas, en vez de aplicarlas a las fuentes de horno se pueden aplicar a ciertas señoritas que allí trabajan. Bueno, ahora ya no se dice lo de Señorita ni se las trata de usted. Respecto al tema del trato me gustaría contar algo sobre

El trato a las Numerarias Auxiliares

Aparte de que en sus tiempos se las denominó Sirvientas, o se referían a ellas como nuestras Hermanas Pequeñas, lo que es muy significativo, había prácticas, (algunas, gracias a Dios ya abandonadas), que siempre me repugnaron.

Siempre se explicó que las Numerarias tenían que servir a las Auxiliares, e ir por delante de ellas en el trabajo y realizar los más duros o ingratos. Si bien es cierto que algunas lo hacían, no es menos cierto que la mayoría del trabajo pesado recae en estas últimas. Por ejemplo, ellas eran las que más limpiaban los aseos, despiezaban pollos o entraban en la cámara frigorífica si hacía frío. Ya digo que también lo hacían las Numerarias, pero las Auxiliares siempre tenían un arte especial para adelantarse a hacerlo y siempre con buena cara, diciendo que ellas ya estaban acostumbradas, que lo hacían antes o cualquier otra excusa para quitarte los trabajos más ingratos.

Si en la tertulia había pocos asientos, las primeras en sentarse en el suelo eran ellas, hasta que se aclaró que todas tenían que hacer lo mismo y empezaron a sentarse en el suelo también las Numerarias. Por cierto, siempre me llamó la atención esto de sentarse en el suelo: en mi casa si no hay sitio pongo una silla aunque sea de la cocina.

La atención a la portería es un trabajo que recae sólo en las Auxiliares: no pueden ser demasiado monas ni demasiado jóvenes, al menos si están relacionadas con hombres; si la actividad o el Centro es para mujeres, no importa tanto. En general, las guapas no están en Centros de hombres y que cada uno piense lo que quiera; lo mismo que los curas guapos no atienden a las mujeres. Ahora bien, ¿cuál es el criterio para saber el grado de belleza de alguien? ¿Quién decide si eres demasiado guapo-a? ¡Ah!.... Grandes enigmas de la historia.

Sigo con la atención a la portería, que me he ido por las ramas. Decía que sólo la atienden ellas y es una ocupación bien trabajosa, porque además de, generalmente, estar solas en un cuartito, tienen que estar a la vez planchando, remendando o marcando ropa, es decir, haciendo dos trabajos a la vez. Cualquiera que haya planchado mucho sabe lo enojoso que es abandonar una prenda a medio acabar y volver a retomarla. Ellas lo hacen continuamente y sin quejarse.

Las Auxiliares van de compras con una Numeraria que les aconseja qué comprarse. Hasta aquí, se podría pensar, no hay diferencia con las otras Numerarias. Pues bien, yo recuerdo haber hecho esto teniendo 21 años, acompañar a una Auxiliar de treinta y muchos y tener que llevarle yo el dinero, sacarlo en la tienda y llevarme las vueltas para dárselas a la Secretaria. Eso me sucedió una sola vez, pues me pareció tan absurdo y humillante, que siempre que tuve que ir con ellas se lo daba para que hicieran lo que quisiesen, al igual que cuando yo iba de compras. Siempre les he tenido mucho cariño a las Auxiliares y detalles como estos me sublevaban enormemente. No podía entender que a personas hechas y derechas que me daban cien vueltas en todo se las tratase de esa manera.

No sólo se les decía lo que tenían que comprarse, sino que se tendía a que fueran "monas pero un poco paletas". Ya sé que suena fuerte, pero creo que no miento al decir esto. Me explico: tenían que comprarse ropa que no fuera fea, pero que se notara que no era como la de las Numerarias. Por ejemplo, los zapatos no eran de piel, sino de imitación o plástico, cosa que siempre me pareció cruel, porque se pasan todo el día de pie y deben cuidar especialmente el calzado que emplean. Ahora la cosa no es tan estricta, pero cuando yo las acompañaba, sí, entre otras cosas, porque aunque en el Centro hubiese dinero, el presupuesto de ropa y calzado para ellas era muy bajo y no daba para zapatos de piel.

Las Auxiliares iban al médico acompañadas por las Numerarias, no guardaban los medicamentos que tenían que tomar -por lo general se los daba la Directora-, apenas sabían lo que tenían ni para qué eran los tratamientos y apenas eran "responsables" en el proceso de su enfermedad. Hablo en pasado porque no sé como está el tema actualmente, me refiero a hace unos 8-9 años. Quiero decir, con este detalle que a las Auxiliares se las trata como personas sin criterios, infantilizándolas. Diré al respecto que oí alguna charla previniendo contra este peligro: por un mal entendido proteccionismo o cariño a veces se las infantilizaba y mujeres hechas y derechas tendían a vivir como menores de edad. Algunas cosas se cambiaron pero la Numerarias seguían decidiendo sobre las Auxiliares.


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Publicado el Tuesday, 05 October 2004



 
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