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 Tus escritos: Comentarios a las respuestas a mis preguntas.- Carlos F.

070. Costumbres y Praxis
Carlos F. :

Quiero agradecer a Dionisio, Rapelu, Jorge, José Carlos y Sergio sus respuestas a mis consultas del pasado día 24. También a Valle su consejo (ya me he leído las Glosas).


Me dirijo ahora a José Carlos.

Deseo hacerte algunos comentarios acerca de tus respuestas, por si me las puedes explicar:

1) En primer lugar, todo lo relacionado con la obediencia.

A la hora de referirte a las obligaciones de los numerarios, utilizas expresiones como "se dan consejos" (en la forma de vestir), "no tiene sentido despilfarrar" (al hablar de la lotería), "se quitó la costumbre" (de beber licores), "los numerarios no asisten a espectáculos públicos", "se les puede pedir" (que vayan a otro país o que se dediquen a labores internas), "se les anima a contar todo". Para centrar el tema, voy a alargarme un poco en explicarte mi visión de la obediencia.

(Antes de nada: ya sé que hay casos en los que se deben desobedecer las órdenes: cuando éstas son inmorales o cuando se puede suponer, razonablemente, que si el superior tuviese la información de la que disponemos nosotros no ordenaría lo mismo; pero son excepciones, y yo me refiero siempre al caso normal en el que sí se debe obedecer).

Yo entiendo que obedecer (a una autoridad legítima) significa hacer algo porque esa persona nos lo ordena: el policía de tráfico que nos ordena detenernos, el ministerio de educación que nos ordena llevar a los niños al colegio hasta cierta edad, el Obispo que nos prohíbe dejar hacer la primera Comunión a los niños antes de que tenga uso de razón, la Iglesia que ordena guardar el ayuno antes de comulgar, el superior de una orden religiosa cuando decide que una persona viva en un convento y no en otro, el profesor que en el colegio ordena volver del recreo, el oficial que manda formar a los soldados, etc. Y también yo, cuando le mando a mi hijo que se ponga una determinada chaqueta o que recoja la mesa después de que hayamos comido (hace mucho tiempo incluso le mandé una vez algo a mi mujer, pero creo que no entendió lo de "autoridad legítima", (;-)). En todos los casos, las órdenes impartidas obligan en conciencia, o lo que es lo mismo, una persona creyente sabe que desobedecer las órdenes constituye una ofensa (más o menos grave) a Dios. No porque lo que nos ordenan sea lo más conveniente, sino precisamente porque lo ordena quien puede ordenarlo. Lo que Dios espera de nosotros no es que obedezcamos con alegría, ni que nos esforcemos en entender que el que manda tiene razón, sino que sencillamente obedezcamos, que cumplamos las órdenes recibidas.

En la familia, cuando se trata de niños pequeños, la materia que abarca la autoridad de los padres es prácticamente absoluta. Pero cuando los niños crecen, las cosas son más complicadas (a un chico de 17 años se le puede mandar que esté en casa a cierta hora, pero no que comulgue o que invite a salir a una chica determinada); y con el tiempo, la autoridad de los padres (en sentido estricto) desaparece: a un hijo de treinta o cuarenta años no se le puede mandar nada (que vaya a misa, que le compre un regalo a su mujer, que se ponga tal ropa, que lea tal libro, etc.).

Esto es lo que pasa en la familia, que como los hijos al principio son pequeños (y tienen que obedecer en todo) y después son mayores (y no tienen que obedecer en nada), por el camino puede ser dudoso en qué hay que obedecer y en qué no. Pero en el resto de los ejemplos puestos (el policía, el profesor, el oficial) tienen que estar suficientemente claras las cosas en las que hay que obedecer y aquellas en las que no. Si el policía nos manda leer un libro, o si el superior en el ejército nos manda pintar de cierto color nuestra casa, o si el Obispo le manda a un casado despertar a los niños cuarenta y cinco minutos antes de coger el autobús (en vez de treinta), o si el superior de la orden le manda a un religioso que se confiese con un determinado sacerdote, se estarían extralimitando, y no habría obligación de obedecer. Es decir: si no hacemos lo que nos mandan, no ofendemos a Dios.

Pues bien: o en el Opus Dei existe la autoridad y la obediencia, o no existen. Y si existen, no pasa nada por emplear palabras como "mandar", "obedecer", "ordenar", etc. Porque "aconsejar", "pedir", "esperar que", y otras expresiones similares resultan ambiguas. Si a un numerario se le "desaconseja" leer los Ejercicios Espirituales de S. Ignacio de Loyola y lo hace, no ofende a Dios; pero si se le prohíbe leer ese mismo libro y lo hace, sí que ofende a Dios (en el caso de que la autoridad de los superiores alcance a las lecturas).

Así que, volviendo a los casos concretos: cuando dices que "se dan consejos" en la forma de vestir, ¿quieres decir que el que las numerarias no usasen pantalones era obligatorio o que no lo era? Es decir, si los usaban ¿ofendían a Dios (por desobedecer) y podían ser expulsadas de la Obra, o no pasaba nada? Con "no tiene sentido despilfarrar" (al hablar de la lotería) ¿quieres decir que existe una prohibición o que no existe y cada uno juzga lo que conviene hacer en cada caso? Con lo de "se quitó la costumbre" (de beber licores) ¿quieres decir que se prohibió? Con "se les puede pedir" (que se vayan a otro país) ¿quieres decir que se les puede ordenar? Al decir que "se les anima a contarlo" (cuando otro miembro de la Obra comenta algo negativo de ésta) ¿quieres decir que en caso de no hacerlo comete una desobediencia (y por lo tanto un pecado) o que solo era un consejo? Cuando dices que "parece lógico que si una persona quiere aprender a vivir el espíritu del Opus Dei, su dirección espiritual la lleve alguien que lo conoce bien", ¿quieres decir que si un miembro hace lo contrario ofende a Dios por desobedecer las normas de la Prelatura y a sus superiores o no?

Que conste que yo no tengo nada contra la obediencia en el Opus Dei: si una persona al hacerse numeraria se compromete a ir al país que le digan, me parece bien. Pero si al entrar te dicen que el irse a otro país es una decisión que tomarás con entera libertad, y después te dicen que o te vas (al otro país) o te vas (del Opus Dei), no parece que sea una actuación muy honrada por parte de la Obra.

Esa es una de mis preocupaciones con respecto al futuro de mi hijo en el Opus Dei: ¿realmente le van a aclarar a qué cosas se compromete y en qué materias va a tener que obedecer? Porque si yo no entiendo tus respuestas, él probablemente tampoco entenderá lo que los del Opus Dei le digan (simplemente se fiará de ellos, y quizás solo después de muchos años se dé cuenta -como parece que les pasó a muchos de los que escriben en esta página, y por lo que cuentas, también a ti- de a qué se estaba comprometiendo al hacerse del Opus Dei.


2) Segundo tema: la dirección espiritual "corporativa".

Dices que la dirección espiritual la da la Obra, no una persona concreta. ¿Está eso aceptado por la Iglesia? ¿Alguna otra institución católica tiene el mismo sistema "multipersonal" para la dirección espiritual? Porque yo siempre he oído hablar del "director espiritual" como de una persona individual. La costumbre de la Iglesia, ¿no parece indicar que lo natural en los seres humanos es descubrir la intimidad de la conciencia ante una persona de nuestra confianza, no ante una institución?

Dices que esto puede justificarse por varias razones:

1) porque el interesado lo permita, 2) porque el que lleva la dirección espiritual necesite alguna orientación para dirigir mejor al interesado, y 3) porque los directores quieran formar una impresión clara sobre si el interesado es idóneo para este tipo de vocación.

Pero, en primer lugar, al interesado no se le pide su consentimiento, sino que se le presenta como una exigencia de su vocación al Opus Dei, vocación querida por Dios para él. En segundo lugar, la consulta se puede hacer sin identificar a la persona concreta (es lo que llevan haciendo los confesores desde siempre: si no saben qué aconsejar a un penitente lo consultan con alguien que sepa más que ellos, pero sin decirle para quién es el consejo). Y en tercer lugar, ¿cuánto tardan en el Opus Dei en saber si "el interesado es idóneo para este tipo de vocación"? ¿2 años, 5 años, 10 años? Y después de ese tiempo, ¿qué justificación tiene que la institución como tal siga entrando en la intimidad de las personas?

Cuando el Obispo escoge a un sacerdote como Párroco, ¿necesita conocer la intimidad de su alma? No. Cuando el Papa nombra Obispo a un sacerdote, ¿le exige que se confiese antes con él? No. Sólo conocen la actuación externa de esas personas, y lo que ellas hayan querido contarles. Y yo creo que se actúa de esta forma por el extremo respeto que la Iglesia le tiene al alma de cada persona, y no quiere -en cuanto a Institución- saber nada de sus pecados ni de su intimidad (a mí me gusta pensar que ni la Iglesia, ni el Papa, ni mi Obispo, ni siquiera el sacerdote que me acaba de absolver, saben -ni quieren saber- mis pecados, que eso es un asunto entre Dios y yo; y que incluso el sacerdote, cuando yo estoy arrodillado delante de él, está en otra parte, y le ha dejado el sitio a Jesucristo).

Mi duda es: al exigir esta "despersonalización" de la dirección espiritual, ¿actúa el Opus Dei de una forma permitida por la Iglesia, o lo que es casi lo mismo, de una forma respetuosa con la dignidad de la persona?


3) Tercer tema: que tanto la confesión como la dirección espiritual tengan que ser con personas del Opus Dei.

Me dices que te "parece lógico que si una persona quiere aprender a vivir el espíritu del Opus Dei, su dirección espiritual la lleve alguien que lo conoce bien". Por lo que he leído, también a los religiosos, durante el noviciado, es la orden la que les asigna el director espiritual (el "maestro de novicios"). Pero esto solo sucede con los novicios, es decir, en el tiempo en que se supone que aprenden el espíritu de su orden. Después, cuando podríamos decir que ya son "adultos" espiritualmente hablando, son ellos los que eligen con quien dirigirse, dentro o fuera de la orden. (Que no es necesario confesarse con alguien que comparta el mismo espíritu es evidente en el caso de las religiosas: ¿con quién deberían confesarse las adoratrices, por ejemplo?)

Y en lo que respecta a la confesión, la situación que parece deducirse de lo que cuentas es aún peor, porque si la Iglesia reconoce explícitamente el derecho de cualquier católico a confesarse con quien quiera, ¿no parece una actitud próxima a la desobediencia la del Opus Dei, cuando desaconseja el recurrir a confesores externos? Si, según tus palabras, el confesarse con un sacerdote que no sea del Opus Dei se te presenta como "el principio del descamino.", ¿no es ya eso un pecado? Una persona que cree tener una vocación divina y que voluntariamente se pone en ocasión de "descaminarse", ¿no está con eso mismo ofendiendo a Dios? Entonces, ¿para qué defiende la Iglesia la libertad? Es como si la madre (la Iglesia) le deja a su hijo andar en bicicleta y la hermana mayor del niño (la Obra) se lo prohíbe ¡delante de la madre! diciendo que es muy peligroso.

Y por último: la Iglesia prohíbe a los superiores religiosos que obliguen a sus súbditos a que les abran sus conciencias (por ejemplo, pero no sólo, exigiéndoles que se confiesen con ellos). ¿Respeta la Obra esto? Ya sé que no es una orden religiosa, pero ¿no parece razonable suponer que la Iglesia quiere proteger la libertad de todos los católicos, y que moralmente el Opus Dei debería evitar, en este tema, lo mismo que se les prohíbe a las órdenes religiosas?


4) Acerca de la información que ofrece el Opus Dei sobre las exigencias de la vocación de numerario.

Dices que en el caso de que "algún padre se oponga a la vocación de su hijo, o no entienda ciertas exigencias", no te sorprendería que se le aconsejara al interesado no contar demasiado o evadir el tema". Te refieres a hijos menores de edad, supongo. ¿Y aceptas ese comportamiento? ¿Consideras moralmente lícito que un hijo oculte a sus padres en donde se está metiendo? Y esta forma de actuar, ¿es conocida por el Prelado?


5) Sobre la correspondencia.

Dices que, en lo referente a la correspondencia, a ti dejaron de leértela durante la carrera. Sin embargo, según Sergio, en las Glosas de S. Miguel se dice que "durante alguna temporada concreta, el Director abre y lee la correspondencia de todos. El Subdirector del Centro se ocupa de las cartas dirigidas a quien hace cabeza". ¿Cuál es la explicación de esta aparente contradicción? ¿Pueden los directores de los centros no seguir las indicaciones de las Glosas y los demás documentos internos?


6) Sobre la amistad.

Al hablar de los amigos, dices que "no está bien visto que se compartan intimidades con personas que no sean el propio director espiritual, porque los consejos recibidos pueden no ser adecuados, ya que el amigo no tiene la gracia de oficio." Pero, si no se comparten intimidades con el amigo, ¿puede tratarse de un amigo "íntimo"? Además, cuando hacen apostolado, los del Opus Dei ¿no hablan con sus amigos de las intimidades de éstos? ¿Y no resulta chocante que la confianza no sea recíproca?

Por otro lado, cuando se prohíben las "amistades particulares", ¿incluye esto el mantener correspondencia con personas con las que se ha convivido? ¿Es ésa una de las cosas que dos numerarios no pueden hacer, escribirse? Yo creía que lo de las amistades particulares se refería más bien a las personas con las que convives en la misma casa, como cuando un padre no debe demostrar preferencia por ninguno de sus hijos sobre los demás; pero si uno (de los hijos) se va a vivir a otro país sería lógico que le escribiese, y esto no molestaría a los demás hermanos.


7) Y por último, acerca de los numerarios que abandonan el Opus Dei.

Me has hecho pensar mucho con lo que cuentas acerca de tu salida del Opus Dei.

"(... este conjunto de prácticas) que muestran lo reglamentada y entregada que es la vida de los numerarios. Ahora, viéndolo todo así, casi me parece mentira. Asusta, ¿verdad?: yo me pregunto, ¿cómo pude abandonar tantas cosas en manos de otras personas, por muy buenas que sean? Sólo lo entiendo desde las coordenadas de haber pensado que Dios me llamaba a una entrega completa;...

Al final, uno siempre ha de seguir su propia conciencia: pero si ésta entra en conflicto con lo que se le pide, se desencadenan las crisis que le pueden llevar a alguien a abandonar la Obra, no sin bastante sufrimiento por su parte...."


¿No podría ser el motivo de la salida -en la mayoría de los casos, sobre todo cuando se llevan bastantes años en la Obra- el que la vida en el Opus Dei sea antinatural, que no sea la vida que Dios espera de un cristiano adulto -mucho menos si vive en el medio del mundo, si es un "cristiano corriente"-, que sea una vida que no le permita desarrollar su personalidad y sus capacidades?

Si me dicen que mi hijo se va a casar con una mujer que le leerá las cartas que le escriban (a él) sus padres o sus amigos, así como las que él escriba; que le escogerá el confesor; a la que le tendrá que consultar los libros que lee; que le obligará a tomarla como directora espiritual; a la que tendrá que pedir permiso para ver la televisión; que le indicará qué bebidas puede consumir y cuales no; a qué amigos tratar y a cuales no (amigas ninguna, claro); que le dirá qué prendas puede usar y cuales no; que le obligará a comer con manga larga; que le exigirá aceptar todas sus críticas sin rechistar; que le dirá cuándo debe visitar a sus padres y cuando no; que le obligará a poner todos sus bienes (de él) a su nombre (de ella); que le dirá (inspirándose en la cita de Jorge del día 27, "Med. II, Tiempo de Pascua, Semana III. P. 516-517"):

“Dios me da a mí, tu esposa, la misión de gobierno, con la gracia conveniente para ejercerla. Vengo de parte de Dios, como ministra suya, a llenarte de bienes (…) En todo lo que legítimamente te indique, se trate de un asunto de gran envergadura o de un pequeño detalle (…) en todo has de ver la autoridad de Dios. (…) Con este convencimiento, procurarás vivir, desde que llegas al Matrimonio, una obediencia delicada conmigo, pues represento a Cristo, y soy instrumento de Dios para hacerte conocer su Voluntad.”

Pues bien: si me dicen que mi hijo piensa casarse con una mujer así, le aconsejaría... hacerse numerario: al menos así no tendría que producirse una muerte para recuperar la libertad (discúlpame esta pequeña broma, pero después de todo lo que llevo escrito lo necesitaba).

Un abrazo, José Carlos, y gracias otra vez por tu respuesta.

Carlos F.


Publicado el Sunday, 03 October 2004



 
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