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 Tus escritos: La cabeza y el corazón (Cap.46 de 'El buen pastor').- Nachof

010. Testimonios
Nachof :


LA CABEZA Y EL CORAZÓN

Cap.46 de 'El buen pastor'
Enviado por Nachof el 27-8-04

Se suele decir en la obra que los que perseveran son los que tienen la cabeza asentada en la prelatura. Se desprecia a los que tienen corazón y se indica a la gente que solo por el corazón no se puede permanecer en una institución como ésta. Pues bien, vista la experiencia que he tenido despues de casi 34 años dentro, puedo decir que yo me fui con el corazón mucho antes que por la cabeza...

Los primeros veinte años en el opus fueron muy felices, salvo escenas dolorosas como el mal trato que recibíamos los agregados por parte de los directores de los centros en que estaba entonces. Uno de ellos, presumía de ser pariente de Don Alvaro, con todo el respeto para el número 2 del 'Santo Marqués de Peralta' y el 'Santo Polivalente' y guardaba la correspondiente distancia con nostros, pues parecía de otra raza. Aquella era la época en que, para perseverar, tocaba renovar en público los votos de pobreza, castidad y obediencia en la misa del día 19 de marzo, nos dábamos cuenta de los que se iban fuera del opus. Al final, de 80 agregados universitarios que en los años sesenta del pasado siglo estábamos en Recoletos 5, hoy en día son poco más de 5 los que continuan, y a ello hay que añadir el sacerdote, que también se fue, acompañado de otros 8 no solo de nuestro centro sino de otro, como es el llamado Cuatro Caminos por encontrarse en la Glorieta del mismo nombre de Madrid.

Algunas de las intervenciones de los directores del centro de la calle Recoletos 5 nos dolían a todos. Recuerdo que por aquel tiempo tanto el sacerdote, don Ricardo, como José Luis, el celador más veterano --que también se fue-- trataban de quitarnos preocupaciones ante aquellas embestidas, que así se podían llamar. Yo estaba muy unido a otros del centro y eso me bastaba. Cuando salíamos de estudiar de aquel piso íbamos charlando muy alegremente sobre nuestras cosas. Recuerdo la alegría de Miguel, un jovencito de 16 años que había pitado de agregado en el centro de numerarios denominado 'Argüelles'. Cuando escribo esto, la tengo dentro de mi mente. Éramos muy felices. Miguel también tardó en irse, como yo.

Yo luchaba una y otra vez para que mi cabeza fuera lo que predominara en la obra y no el corazón. Sin embargo, pienso que, como seres humanos, es una auténtica barbaridad que no haya corazón entre los del opus. Dentro de la prelatura se lucha contra lo que se denominan "amistades particulares". Así me pasó lo que me pasó. La última tarde de mi estancia en un centro de la obra había unas cuantas "amistades particulares" y los demás éramos hojas sueltas de un gran libro, en el que no había encuadernación.

Aquel cariño que tenía por los del centro Recoletos, 5 con el tiempo pasó a un grupo de supernumerarios con edades superiores a los 65 años, a muchos de los cuales casi vi morir. Así fueron 27 años seguidos. A muchos de ellos aún los recuerdo hasta con las circunstncias de su muerte. Por eso me dolió tremendamente la muerte de uno de ellos, soltero de 82 años, que vivía con sus hermanas, al que nunca los directores de Lima habían hecho el menor caso, pero que cuando murió, el director de Lima me preguntó en el funeral quiénes eran sus hermanas con ánimo de dialogar para obtener el piso en que vivían en una importante calle de Madrid. Lo dije anteriormente en otro escrito y lo vuelvo a decir: ¡Qué buitre! Era un especialista en herencias de viudas y señores y señoras mayores.

La amistad que podía existir entre los agregados se podía hacer a través del llamado "paseo semanal" o el diálogo fuera del centro, pero eso nunca sucedía. Solo nos reuníamos por el llamado 'círculo breve', norma semanal, o las tertulias en las que invariablemente se hablaba una y otra vez del llamado 'padre', nombre interno con el que se denominaba al primero presidente y después prelado del opus dei. Lo más que conseguí fue sacar a pasear a uno de la comisión regional, que salía poco de la sede de Diego de León, 14 de Madrid. Con éste sí hubo amistad y conocí a su madre y a su hermana. Con otros del centro esto no sucedía, pues la mayor parte de ellos, incluido el director --menudo 'buen pastor'-- no conocían a mi familia. En el centro nos metían mucho rollo, que ellos llamaban doctrina, igual que sucede en una academia de estudios donde se procura impartir un programa oficial, sin más calor por las personas.

Un amigo mío me decía hace poco que él se fue por el corazón. Nadie le echó una mano para salir de la falta de cariño que notaba. Lo había anunciado oficialmente que se iba. Nadie procuró animarle y le ignoraron. Ellos que tanto hablaban de evitar el "cumpli-miento', cumplo y miento, lo vivían hasta extremos inconcebibles. Yo también lo anuncié en las Navidades de 1997 cuando un día me reuní con el "buen pastor", que para mí no lo fue. Le dije que rezara por mí, porque me estaba planteando irme. Le indiqué una serie de puntos que fallaban en el centro 'Amaniel'. No me hizo caso. El último día tuve conciencia clara, me iba.

Ya han pasado casi seis años de mi última visita al centro al que pertenecí. No me arrepiento de haberme ido. Desde el primer momento de mi marcha, la mayor parte de los "hermanos" del opus (un 80 por ciento, aproximadamente) no me saludaron por la calle. Yo no tenía intención de escribir esta serie de artículos, pero ha sucedido tantas veces eso de no saludar, que me han provocado a contar todo esto que he vivido.

Lo que fue salir por el corazón con el tiempo se ha convertido en salir también por la cabeza. Cada día tengo más claro que me trataban de controlar por la cabeza, a través de la dirección espiritual con el laico. ¡Qué cosas! Le llaman "confidencia" a lo que es abrir tu alma para que otros se enteren de todas cosas íntimas y luego se corre entre los directores y más arriba. Por ello, me reafirmo en mi marcha del opus dei, aunque haya supuesto volver a partir de cero en amigos, vida personal y en todo. Ha sido duro, pero, cuando estoy a punto de cumplir sesenta años, noto que estoy en una nueva juventud, la de hacer lo que yo quiero y disfrutar de una vida que durante mi estancia en la obra me negaron.

Continuará


Publicado el Sunday, 29 August 2004



 
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