U2 :
Siempre miré a los ojos con normalidad a los hombres con los que tuve que tratar, a los dependientes de las tiendas, a mis compañeros de trabajo, a mis familiares, al revisor del tren o al agente de policía. Igualito igualito que miraba a las mujeres. ¿No éramos iguales a los demás? Pues si a mí me miraban a los ojos, yo hacía lo mismo, porque sabía que es una de las mejores maneras de comunicarse de verdad con la gente. Y nunca me sentí culpable de nada: ¿De qué podía serlo?
Alguien preguntaba qué hacían las numerarias en Misa en los centros. Aparte de colocar y recoger los ornamentos, se salía a hacer las lecturas (también cuando eran en latín) y las preces. No se ayudaba al sacerdote en nada. La bandeja de comulgar se ponía en el reclinatorio, e iba pasando de una a otra persona después de recibir la Comunión. Si había hombres, por ejemplo, padres de las niñas de un club, y querían, ayudaban al sacerdote como cualquier otro monaguillo de la calle. Al acabar la misa, a veces, dependiendo de la prisa por salir a trabajar, o de lo cantarina que fuera la gente, se cantaba el Te Ioseph, Ubi caritas, o canciones similares.
Saludos U2
Publicado el Friday, 09 June 2017
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