Esta mañana me he enterado de la muerte del prelado del opus. No sé si debo dar el pésame o no a mis familiares y amigos de la prelatura. He decidido no hacerlo porque lo veo como un contrasentido, aunque sí hablaré con naturalidad de esa muerte cuando me los encuentre o quede con ellos en los próximos días.

Para mí esta muerte no me supone nada especial con respecto a la pena que me causa la muerte de cualquier ser humano, sea quien sea. Los opusfieles no desean se les felicite en sus fiestas internas y silencian su pertenencia en ambientes externos, por lo que pienso que no querrán condolencias personificadas, como si hubiera muerto su padre. Además, los opusfieles, formando parte de la iglesia y de una diócesis, supongo que no esperan que la gente les visite, llame o escriba dándoles el pésame por la muerte del papa o de su obispo y diciéndoles que sentimos que haya muerto su padre, cuando papa y obispos son realmente los auténticos padres en la fe establecidos por el mismo Cristo.

El opus es una institución reciente de la iglesia católica, con menos de un siglo de existencia, creada por su fundador Escribá, que ya ha tenido varios líderes al frente de la misma y seguirá teniendo otros que la irán mejorando y reformando, pese a quien pese. Es normal el cariño, respeto, fraternidad y simpatía hacia quien hace cabeza y es normal apenarse por su muerte, con sentido cristiano, pero no comprendería situaciones de histerismo por la muerte del líder.

Que descanse en paz Mons. Echevarría y le suceda un líder con sentido común, con sentido humano y con sentido evangélico que haga de los opusfieles cristianos católicos del opus dei.

Blanca Navidad