Amigos:

Me ha sorprendido que el desgraciado accidente de las jóvenes de la Obra en Méjico haya sido motivo de una colecta. De ser así es vergonzoso y propio de gentuza. Conozco casos en que la Obra ha actuado con generosidad en el tratamiento de enfermos incurables. Tal vez el vicario de Méjico està un poco chalado.

He estado unos días en Italia, y he podido observar la dinàmica eclesiàstica, a un nivel superior al habitual. Hay un doble lenguaje: uno para el pueblo, con ideas muy bàsicas y seguras, bastante gregario; y otro interno para la jerarquía, en el que se manifiesta un cierto escepticismo, gran flexibilidad y libertad de criterio. La Obra representa mucho poder y dinero para el Vaticano, que desea un clero seguro y unas ovejas sumisas. No abrigo ninguna esperanza en que el papa o la curia pongan orden en los desmanes de la Obra.

Para mi los màs importantes: proselitismo que no facilita el discernimiento vocacional, transformar a Dios en un instrumento de mangoneo de los directores y dominar las conciencias, sin respetar la libertad individual. La iglesia es como es y tiene poco de evàngelica; el poder imperial y un cierto judaismo del templo la caracterizan.

El pasado domingo, en la basílica vaticana, hice una visita al mal llamado tesoro de San Pedro, pobre santo, ya que hay un càliz de platino, regalo de Carlos III, de gran interés para mi, y al pasar por una ventana me encontré con la imagen del "conditore"del Opus Dei. Me alegré. Realmente le tengo cariño. Se pasó en muchas cosas,especialmente en no ver la mano de Dios en muchas personas que dejaban su vocación. Dios es misterioso y lleva a las almas por donde le da la gana, no por donde Escrivà quería.

Con relación a mi persona, jamas tendría que haber pitado, pero la atracción que ejercía la Obra y las prisas del consejo local en cubrir objetivos, me llevaron a cometer un error, que hubiera podido enmendar de haber sido màs valiente, y no haber renovado. Pero, aunque, a veces me parece que no hay trascendencia, mi yo màs intimo se acerca a Dios como misterio que ninguna religión, ni todas juntas son capaces de descifrar.

Un saludo. Rocaberti