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 Correos: Un peculiar antecedente de la obra de Dios (IV).- Pinsapo

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pinsapo :

El presente capítulo surge a raíz de las peticiones del escrito de Gervasio del 18/07/16, a quien agradezco sus palabras y su interés. El como nadie ayudó a desentrañar la confusión que se creó en el mensaje del Opus Dei sobre estados y santidad.” Sobre su interés por acceder a las Constituciones de la Escuela de Cristo, puede verse en internet una edición en PDF hecha en Sevilla en 1790, copia del original de 1656.


Pinsapo

 

 

CAPITULO 4º: Búsqueda de la perfección cada uno según su estado.

4.1.- Perfección según cada estado.

4.2.- El padre Obediencia.

4.3.- Levadura en la masa.

"El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que toma una mujer y mezcla con tres medidas de harina, hasta que fermentó todo." (Mt. 13, 33). 

4.1.- PERFECCIÓN SEGÚN CADA ESTADO.-

La finalidad de la Escuela de Cristo no es otra que la búsqueda de la perfección de sus miembros “cada uno según su estado”, como dicen literalmente las Constituciones de 1656 en su capítulo 1º (Del fin de esta escuela) que finaliza así: “…buscando todos en su estado el camino y senda estrecha y más segura de salvarse.” Se explica la singularidad de esta institución como precedente de las asociaciones laicales en la carta pastoral de 1953 de García Lahiguera Pax Christi que afirma de la Escuela de Cristo:



“Que no es una de tantas asociaciones nacidas en el seno de la Iglesia Católica como corporaciones de laicos con fines de tributar culto a Dios o de practicar la caridad u otros medios de simple adiestramiento en la virtud (.) no les debe bastar el mero cumplimiento de los mandamientos, con lo cual alcanzarían la salvación eterna. Que a ellos va dirigida la más especial invitación del Maestro: si quieres ser perfecto Y porque lo quieren, vienen a constituir una confraternidad piadosa con fin similar a los de las órdenes religiosas, si bien los fundadores de las escuela siguiendo el patrón para asociaciones de seglares o sacerdotes seculares de San Felipe Neri, permitieron a sus asociados la vida en el siglo, cada cual conforme a su estado.”

En efecto, estas escuelas se dedican a promocionar la práctica de los consejos evangélicos en el siglo, aunque no se realiza una profesión expresa de los votos de obediencia, pobreza y castidad. Se dice en la carta Pax Christi que es una “escuela divina de perfección, pues la enseñanza de las virtudes que en ella se da es en su grado superior, por contar con una auténtica norma de vida cristiana, perfecta y santa; y con la gracia del Corazón Divino, nos santificaremos durante nuestro destierro en este valle de lágrimas.”

Esa búsqueda de la perfección se refleja en la ceremonia de recepción de nuevos candidatos, cuando en el oratorio ante todos los hermanos de la escuela, el laico se postra mientras rezan el Miserere. “Le preguntará el Obediencia: ¿a qué viene? Y responderá: A enmendar mi vida y aprender a servir mejor a Dios. Le amonestará en pocas palabras lo que debe hacer, que debe procurar morir a las pasiones y vivir a Dios.” Y en la recepción de un hermano sacerdote, tras postrarse en el oratorio el Obediencia le dirá: “A quien espera en nuestro Señor le dará la gracia para que con mucho aprovechamiento de su alma, sea ejemplo a los hermanos en el camino de la perfección. Se dirá el Te Deum y abrazará al Obediencia y Hermanos.”

4.2.- EL PADRE OBEDENCIA.- Para hacer factible la unión de los hermanos de cada escuela se establece un número máximo de 72 miembros por escuela (como los discípulos del Evangelio), de los que 48 son laicos y 24 sacerdotes. El Obediencia que preside cada escuela siempre es un sacerdote (u obispo) y ostenta su gobierno y la dirección espiritual “colectiva”, teniendo libertad cada laico para elegir un confesor que habitualmente será miembro de su escuela, pero nunca se le impondrá una concreta persona.

Lo llamativo es su gobierno democrático, pues los asuntos importantes los decide la escuela en pleno por mayoría en votación secreta, incluida la elección del Obediencia en la que deben presentarse tres candidatos (cap. 17), la admisión y exclusión de hermanos (cap. 19) y cambios en las constituciones (cap. 22). Los cargos son rotatorios cada cuatro meses, sin que pueda repetirse un mandato de forma consecutiva. En todos los órganos (4 diputados, 4 nuncios) debe haber igual número de miembros sacerdotes y seglares. El órgano colegiado de gobierno (Junta de Ancianos) está compuesto por 15 miembros, seglares y sacerdotes por mitad más el Obediencia. La idea original en el Opus Dei fue la del gobierno colegial y la temporalidad de los cargos de dirección, fue pero con el tiempo y la burocratización, se asentó la figura de director perpetuo en el que la única rotación es la de ir cambiando de centro. Y la falta de autonomía de cada centro respecto los directores mayores de cada delegación o comisión regional, sometidos a un severo principio jerárquico vertical, elimina en la práctica la colegialidad.

El papel del Obediencia lo regula el Capítulo 3º: ayudar a los hermanos a perfeccionarse en la virtud de la obediencia, ostenta el liderazgo espiritual con la dirección de los ejercicios espirituales colectivos y el control de la conducta externa de los hermanos. Para ello se le reclama una exigente vida ascética: “debe acudir continuamente a la oración para pedir luz para sí y para comunicarlos a los que ha de instruir, y gracia y fuerzas para ejecutar primero en sí mismo lo que les hubiere de enseñar, con el parecer y consejo de los Diputados, y en cosas graves con acuerdo de la Junta de Ancianos.”

El interesante Capítulo 19 de las constituciones señala los requisitos que se exigen al candidato laico para entrar en la escuela: debe tener 24 años aunque cabe dispensa de edad con el voto de dos tercios de la Junta de Ancianos, “ha de ser de natural dócil y bueno, con ejercicios de oración, mortificación y frecuencia de sacramentos, que NO hayan sido religiosos profesos ni novicios.” Tras solicitar su entrada al Obediencia, este “lo experimentará en algunas discretas pruebas de mortificación y humildad y encargará a un diputado eclesiástico que lo examine, experimente e instruya; y a dos hermanos que se informen de su vida, de su proceder y obrar: A fructibus eorum cognoscetis eos (Math 7). Después habiendo perseverado con humildad y ejemplo, se votará su recepción en la Junta de Ancianos por votos secretos y saliendo aprobado por mayoría, se votará en secreto por toda la Escuela y será admitido con la mayoría de los votos.

4.3.- LEVADURA EN LA MASA.-

Como escuela de ascetismo, el único medio material que precisa es un Oratorio por cada escuela, tanto para los ejercicios espirituales semanales como para las demás reuniones, pero ni tiene seminarios ni residencias para los sacerdotes ni clero propio. Es una institución de auténtico servicio a la Iglesia: su finalidad no es captar miembros porque tiene números clausus, sino alimentar su vida espiritual para que la transmitan a sus familias, la sociedad y las instituciones de la Iglesia; estando los hermanos laicos en las entrañas de la sociedad al ejercer la mayoría diversas profesiones liberales.

Desde su origen pretendió lo que hoy se propugna como la genuina evangelización, en palabras del Cardenal Ratzinguer en conferencia a catequistas de Roma en el año 2000: “Desde luego, San Pablo al final de su vida, tuvo la impresión de que había llevado el Evangelio hasta los confines de la Tierra, peo los cristianos eran pequeñas comunidades dispersas por el mundo, insignificantes según los criterios seculares. En realidad fueron la levadura que penetra en la masa (.) No queremos aumentar el poder y la extensión de nuestras instituciones, lo que queremos es servir al bien de las personas y de la humanidad, dando espacio a Aquel que es Vida.”

Por eso la mayoría de los insignes miembros de la escuela de Cristo, al mismo tiempo que participan en ella y dirigen sus diócesis, fundaron muy variadas instituciones eclesiales, fruto de su rica vida interior. San Antonio María Claret fundó en 1849 la Congregación de los Misioneros Claretianos. El Beato Cardenal Marcelo Spínola fundó la Congregación de las Esclavas concepcionistas en 1885 y un periódico católico en 1899. El Venerable García Lahiguera fundó en 1938 la Congregación contemplativa de las hermanas oblatas de Cristo sacerdote, cuya misión es velar por la santidad sacerdotal.

De quien este año será San Manuel González puede decirse que en bien de la Iglesia culminó un auténtico “maratón fundacional”, iniciado como arcipreste de Huelva en 1902 al implantar con el abogado Manuel Siurot las Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús para niños pobres (quemada en la persecución religiosa). Desde Málaga en 1915 funda las Marías de los Sagrarios Abandonados, los Discípulos de San Juan, los Misioneros eucarísticos diocesanos en 1918, las Misioneras eucarísticas de Nazaret en 1921. Y en Madrid y Palencia desde 1931 las Misioneras eucarísticas seglares en 1933, la Reparación Infantil Eucarística, la Juventud Eucarística Reparadora en 1939, la Orden contemplativa de los misioneros sagrarios calvarios en 1939.

En la actualidad el Instituto Orgánico reúne las 32 Escuelas de Cristo de España y México, pues aunque se fundó una en Roma en 1655 llegó a desaparecer, desde el principio se consideró como escuela madre la de Madrid. No obstante, en la IV Congregación General de las escuelas celebrada en 1975 en Sevilla se decide aclamar a esta con ocasión de las bodas de oro de su restauración como la “Caput restaurationis institutioni nostri” entre todas las demás santas escuelas.

En la Obra de Dios de los años 30 brilla el mensaje de la sal de la tierra y el grano de mostaza. Pero a partir de 1941 comienza a edificarse una superestructura del Opus Dei paralela a su vertiginoso desarrollo que irá desnaturalizando su esencia original. La Escuela de Cristo actúa en la Iglesia de modo no visible como el corazón que envía sangre oxigenada al resto de órganos (visibles). En la Obra de Dios prima el objetivo de incorporar el mayor número de miembros para dar sentido a una sacrificada vida y mantener la ilusión, tan eficaz para mantener prietas las filas. Las escuelas de Cristo son autónomas (sin estructura compleja), es reducido el número de miembros de cada escuela a fin de primar el exigente objetivo ascético y así influir en la sociedad desde sus entrañas, para de forma invisible expandir el mensaje de Cristo como “la levadura en la masa.”

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Publicado el Friday, 22 July 2016



 
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