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 Correos: SOÑAD Y OS QUEDAREIS CORTOS. Con su permiso fundador, me da la risa.- Fueraborda

010. Testimonios
fueraborda :

Efectivamente, las Directoras tenían razón. Algo había cambiado en esa mujer “siemprejoven”, útil, ejecutiva, engreída hasta la médula, vacía, servil, e ingenua. Maduré. Simplemente, maduré. Y pensé. Empecé a pensar por primera vez con libertad, sin que nadie, nadie, me teledirigiera...



Al fallar el “plan Sagrario”, fui a por el “plan B” No podía permitir que por mi pasividad, a alguna otra persona le pasara algo parecido a lo que me sucedía a mí. No tenía ni idea en aquel entonces, que ni mucho menos era yo la única persona que sufría persecución por parte de la obra, a quien yo seguía dejando el pellejo y entregando la vida.

Decidí que iba a poner en práctica, en la medida de lo posible, la teoría que tanto había “predicado”, y de la que tan poco había visto. Cara a las directoras, ya no tenía nada que perder (además, a esas alturas, poco me importaba lo que pensaran de mí).

Como resultado, y cargada de buen espíritu, decidí escribir lo que pensaba.

Lo que pensaba sobre una forma de vivir el espíritu de la obra, que poco tenía que ver con el inicial mensaje de Escrivá, y menos aún con la predicación de Jesucristo.

Y me di cuenta que esta dicotomía dividía a la persona, la rompía en dos, la desgastaba de tal manera que era muy fácil caer enferma. Una de dos: o te robotizabas, o enfermabas.

Estando en la obra, te encontrabas con mucha frecuencia en la tesitura de que te mandaran a la vez una cosa y su contraria. Que te pusieran metas materialmente imposibles, teniendo que cargar con la responsabilidad y el mea culpa de no haberlo podido hacer bien.

He tenido que consolar muchas lágrimas de mujeres rotas, abatidas, que creían ser felices, pero que no sabían por qué lloraban. ¡Cuánto se llora sobre la agenda abierta y frente a la señorita que escucha tu confidencia!

Se me iba haciendo cada vez más difícil dar consejos en esas “charlas fraternas”, e impartir medios de formación, porque no me cuadraba lo que yo diría en conciencia con lo políticamente correcto. Empezó un dilema dentro de mí, que gracias a Dios, fue el principio del fin.

Y seguía escribiendo lo que me parecía que no era de Dios, lo que dañaba a las personas, lo que no era justo, lo que dificultaba el desarrollo de la personalidad y la madurez, y lo que incluso se contradecía con el mismo espíritu de la obra. La falta de secularidad en la que teníamos que vivir, la caridad que te impedían practicar, la libertad que tan limitada quedaba, la usurpación de la conciencia, el quebrantamiento de las leyes naturales como el amor a los padres…

No tengo ni idea qué destino se les dio a mis papeles; es de suponer que acabaron en la trituradora, pero no en el olvido. Y pagué por ello ¡Claro que pagué por ello!

Y así andaba, cuando llegó el día en el que sin mover un músculo me anunciaron que ya tenían directora sustituta, y que empezara lo antes posible a buscarme un trabajo para no ser gravosa a la obra.

Oh! ”Madre guapa” qué bien te portas con los tuyos! “Soñad y os quedareis cortos”

Decirme, de verdad… ¿Alguno se ha quedado corto?

Desde mis recuerdos, un cariñoso abrazo para todos,

Fueraborda

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Publicado el Monday, 18 July 2016



 
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