Publicado en Deia 

PRESUNTO CASO DE ABUSOS SEXUALES

La familia del ‘caso Gaztelueta’ arremete contra la fiscal por actuar “como defensa”

El Ministerio Público interpone un recurso contra el auto del juez instructor que conllevaría una rebaja en la pena

MARTA HERNÁNDEZ - Sábado, 4 de Junio de 2016

LEIOA - Tras la decisión de apertura de juicio oral, el caso Gaztelueta se encuentra, actualmente, en la fase de análisis de los recursos presentados contra el auto del juez instructor. En concreto, la Fiscalía interpuso un escrito de reforma porque el magistrado incluyó un epígrafe que conlleva agravantes y la fiscal que se encarga del proceso “entiende que no concurre esa modalidad agravada”, tal y como explican fuentes judiciales consultadas. Ante esta y otras posturas de la Fiscalía, el padre del joven que denuncia haber sufrido abusos sexuales por parte de un profesor desvela que se sienten “desconcertados”. El portavoz de la familia arremete contra la Fiscalía al entender que “está actuando como una defensa paralela e, incluso en algunos casos, con más fuerza que la propia defensa”...

La visión del Estado supone una petición de pena de cárcel menor para el acusado de la que describió el juez Emilio Lamo de Espinosa en su auto del pasado 11 de mayo. En ese documento, se establece que los hechos analizados en las diligencias previas son constitutivos de unos presuntos delitos que implicarían prisión de cuatro a diez años. Si se acepta el recurso de la Fiscalía “cambiaría bastante la pena, pero aún es prematuro para hablar de los años de condena”, señalan las mismas fuentes preguntadas. En “dos o tres semanas”, se resolverá este recurso y también el realizado por la defensa y el caso pasará, entonces, a la fase de calificación.

La familia del menor asiste “asombrada” a los pasos que da la Fiscalía. “Los movimientos que ha habido tras el auto del juez son más propios de la defensa que de una fiscal. De hecho, entre lo último que ha ocurrido está que la defensa se suma a un escrito de la Fiscalía, lo cual es el mundo al revés. Está pidiendo datos cuando la defensa no los ha solicitado. No veo que haya una actuación de la Fiscalía con peso. Creo que se está comportando como una defensa paralela, e incluso en algunos casos, con más fuerza que la defensa. Me tiene desconcertado, porque yo creo que en un Estado de Derecho, en la separación de poderes... Pero he dejado de creer en muchas cosas, porque me han obligado a ello”, comenta el portavoz de la familia denunciante. Fuentes judiciales aclaran que la Fiscalía recurre el auto “por un tema técnico, no por el fondo” e insisten en que “el juez instructor califica los hechos con un tipo penal y la fiscal cree que se tienen que aplicar otros”. Sin embargo, estas sensaciones de la acusación hacia la Fiscalía ya se habían despertado antes. “En siete meses de fase de instrucción hemos tenido dos fiscales y tres jueces, lo cual no es normal”, señala el progenitor del chico, que también pone otro ejemplo: “Cuando mi hijo declaró, que estuvo dos horas y cuarto, se encontró bastante bien con la fiscal, ella actuó normal. Pero luego la siguiente fiscal que pusieron, que es la actual, maltrató a nuestros testigos facultativos. Una salió llorando y me dijo que jamás en la vida la habían tratado así. Otro me llamó y me preguntó que si esta fiscal era la abogada de la defensa. Se me ha echado al cuello, me dijo. Salvo con uno, que me comentó que no tuvo problema, con los demás se comportó como la abogada de la defensa, en vez de como fiscal”. Otro capítulo amargo, según el padre del joven, fue cuando el chaval tuvo que someterse al examen de las médicas forenses del juzgado -que refrendaron luego la versión de la presunta víctima-, ya que estas le ofrecieron un “trato denigrante” en ese momento. “Obligarle a una exploración física de algo que ha pasado hace años no es comprensible. A nivel facultativo estamos hablando de una doble victimización de una víctima”, sostiene el padre.

Pese a todo ello, la familia está “satisfecha” por que se vaya a celebrar el juicio. “Para nosotros, es mucho haber llegado hasta aquí porque hasta hemos dudado de que fuera a ser así por todos los movimientos que hemos visto”, considera el portavoz.

EL JOVEN, “MÁS TRANQUILO”

El estudiante se encuentra ahora en un “momento más tranquilo”. “Le hemos visto crecer, pasando de ser un niño indefenso, hundido, machacado, con intentos de suicidio... a ser un chaval de 19 años que ha estado en tratamiento y que decidió ir a juicio. Ahora, además, le veo con un matiz distinto. Le sigue costando mucho hablar de todo, pero tiene rabia”, describe su padre. Los presuntos abusos sexuales tuvieron lugar cuando el pequeño tenía 12 y 13 años. Así que todo este tiempo ha sido un calvario para esta familia que tuvo que abandonar Bizkaia “tras recibir amenazas”. Ansiedad, noches en blanco, medicación, cambios de trabajo, desembolsos económicos y un largo etcétera son los capítulos que acompañan al “síndrome postraumático” que padece el chico, tal y como acredita el informe pericial del psiquiatra que le trata desde hace años. Pero, “no nos arrepentimos para nada de habernos metido en esto”, destaca el padre. “No empezamos por venganza, ni siquiera por justicia, es porque en un momento dado el facultativo que atiende a mi hijo nos comentó que le hacía falta cerrar un círculo que ellos habían abierto y, para ello, hacía falta las tres cosas, que yo ya le pedí al capellán del colegio y que es en lo que insistí en mi declaración ante el juez: un reconocimiento expreso y público de los hechos, una petición sincera y pública de perdón a la víctima y un resarcimiento moral de ella. Cualquier víctima, si no tiene un reconocimiento del daño que se le ha causado, no puede salir adelante”, manifiesta el progenitor.

LA DECISIÓN DE INSTRUCCIÓN

Por ahora, el auto del juez instructor del caso imputa de manera provisional “hechos punibles” al docente acusado. El magistrado recoge en su escrito que “para asegurar su situación de dominio respecto al menor, el preceptor procedió a aislar a este de sus compañeros de clase, realizando comportamientos tales como incrementar el número de sesiones de las entrevistas que reservadamente mantenía con el menor y su duración, sin justificación aparente y permitiendo que el menor fuera ridiculizado por sus compañeros, a consecuencia de ello, ya que las entrevistas las mantenía en horario lectivo y con el conocimiento de los compañeros”. Asimismo, la resolución también incluye una descripción de los supuestos abusos sexuales, así como de sus secuelas: “Una situación de malestar psicológico intenso, que se tradujo en nerviosismo, aislamiento, pesadillas... Después de abandonar el colegio, siguió sufriendo episodios de malestar intenso, que precisaron atención hospitalaria”, resume el auto.