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 Tus escritos: Los ojos de los directores (Cap.34 de 'El buen pastor').- Nacho

060. Libertad, coacción, control
Nacho :


LOS OJOS DE LOS DIRECTORES

Cap.34 de 'El buen pastor'
Enviado por Nacho el 18-7-2004


Algunos cuadros antiguos representaban a Dios en un triángulo. Dios todo lo veía y nada se escapaba a su mirada. Pues en la obra es exactamente igual. Ha muchos medios de controlar a los "fieles" de la prelatura: la confidencia, la corrección fraterna, la dirección espiritual, el comentario del Evangelio, las tertulias y el diario que se lleva diariamente en cade centro. Todo ello se plasma, en muchos casos, en un informe que primero llega al consejo local o al director espiritual laico --no quiero pensar en el sacerdote--y, si es grave, a la delegación, a la comisión, al consejo general y.. hasta el mismísimo prelado, que yo ya no llamo padre. Perdonad las que me leéis, pero no domino el vocabulario de las que dicen que están "a mil kilómetros de distancia"...

En mis últimos tiempos en la obra tuve oportunidad de comprobar algunas de estas afirmaciones que realizo en este escrito. Me voy a ceñir al diario de cada convivencia anual. Como soy periodista, habitualmente se me encomendaba este encargo. Alguna vez se me pidió el texto, lo leyó el director de la convivencia y, finalmente, decidió que aquello no estaba bien y había que cambiarlo. Al estar acostumbrado en la redacción profesional, eso no me suponía gran esfuerzo. Lo que se reflejaba en el diario de cada convivencia eran los temas tratados en las tertulias, las conversaciones entre nosotros, las excursiones que hacíamos, las asignaturas que cursábamos y tantos y tantos hechos. Era el diario de una "familia", pero menos. El cuadernillo del diario era como el de un alumno de estudios primarios. Tenía renglones. Se pretendía que todas las palabras estuvieran en la misma línea. Aparentemente era normal, pero, con el tiempo, he visto que no tanto. Los ojos de los directores nos contemplaban desde lejos y, aunque estuvieran en otro lugar geográfico, en realidad estaban allí cerca.

Cada año que terminaba la convivencia, debía entregar el cuadernillo en dirección. No se qué paso un año. Tuve que ir hasta la delegación del Madrid Oeste (así se divide la capital de España y la otra es el Madrid Este). Allí dejé lo que había escrito sobre la conivencia. En algún momento el director de aquellos días me había recordado la necesidad de tener el diario al día. Alguna vez se me retrasó, pero lo corregí en poco tiempo.

En la vida, las cosas no ocurren porque sí. En la obra, mucho menos. Todo está cuidadosamente estudiado. El diario es un caso de éstos. Cuando ha pasado el tiempo, me he dado cuenta que si se hubiera contado algo menos conveniente para los participantes en la convivencia anualmente allí hubiera quedado reflejado. Era como el ojo de los cuadros antiguos. Dios todo lo veía. En este caso, los directores todo lo veían y tenían una especie de 'chivato' en el redactor del diario. Bastante esfuerzo hace el "fiel" de la prelatura al que se le encarga esta tarea. Los que somos periodistas estamos acostumbrados a contar todo lo que pasa. Por si había poco control, algunos de las convivencias, con toda su buena fe, narran hechos o sucedidos de esos días que oyen mientras eperan a recibir los platos de la comida en el comedor. Algunos tienen mucha gracia y así queda reflejado, pero, en otros casos, el "chivato" descubre algo que el otro no quisiera que se supiera.

En el último año del Colegio Mayor Ayete de San Sebastián, ya no tuve el encargo de redactar el diario. Duré solo once días, pues tuve que ir a atender a mi madre, que ya necesitaba mi presencia en su casa del pueblo. Existen sucedidos que se te quedan clavados y, aunque hayas dejado la obra, ya no los puedes olvidar. Este es el caso de la pregunta de un agregado sacerdote que me aseguró que iba a hacer una buena excursión, a lo que yo asentí y revelé que me iba por necesidades de fuerza mayor y que la excursión era larga.

Un hecho difícilmente reflejable en el diario fue la presencia de don Francisco Vives, creo que entonces director espiritual de la obra, en una tertulia en el Colegio Mayor Ayete. Fue el año anterior al de mi marcha. Estaba descansando en una casa cercana a nuestro lugar de estudios y descanso. ¿Qué reflejaba yo en el diario de la convivencia de aquella tertulia? Os aclaro. A cada uno se nos nota la profesión a la que pertenecemos. Yo, que no me callo nunca, se me ocurrió preguntar con un poco de salsa periodística. No le gustó nada. Me miró de arriba a abajo y no me acuerdo lo que me contestó. Me había clavado la mirada y os digo que tuve miedo, a pesar de mis muchos años en la obra. Eso es lo que tengo de recuerdo, que me clavó su mirada. Por lo visto, no se podía preguntar a lo periodista.

Se me ocurrió que la solución estaba en tratar de reflejar lo mejor posible lo que nos había aconsejado. ¿Por qué serán tan serios en la obra? ¿Por qué siempre están dando consejitos? Y todos debemos copiar en la agenda de nuestra vida interior para enviárselo a otros. Eso sí, el año que yo estuve de redactor del diario de la convivencia decidí dar un poco de jabón y de halagar para no tener problemas. Ya estaba yo con un pie fuera del opus. Se notaba y yo no caía en este detalle.

Un hecho curioso sucedió cuando una vez estuvo don Alvaro del Portillo en la Universidad de Navarra. Estaba pasando el verano en una casa a la que nos hacían llamarla todos 'Romanía'. Por supusto que ese no era su nombre, pero como había que guardar un poco de secreto, ese era entonces el apelativo de tal inmueble. Fui como uno más a la tertulia y tomé notas. Quedó todo reflejado en el diario. Me ceñí en la redacción a una línea oficial del opus. Si hace falta, los periodistas nos disfrazamos de lo que sea. Lo que no esperaban los ojos de los directores es que la tertulia de Don Alvaro en la universidad de Navarra iba a ser inmediatamente enviada a Paco Navarro, el primer agregado de la historia de la obra, que llevaba mi dirección espiritual en aquellos tiempos. Al tener yo hecha la fidelidad desde hacía mucho tiempo y Paco ser el primer agregado, los directores se confiaron.

Al llegar a Madrid, mi escrito a Paco Navarro se había extendido por toda la delegación de Madrid Oeste. Hasta los directores de la delegación lo citaban, Ya se sabe la manía que existe de solo hablar del padre. Pasado el tiempo, mis papeles fueron anulados. Se hizo una versión oficial que no coincidía en muchos puntos con la mía. Para colmo debía de llevar a la oración de la tarde "la versión auténtica" (la de los directores, vamos) en el centro de le delegación de la obra por donde iba. Conclusión: nada es inofensivo. El diario de las convivencias, el cuadernillo sobre los hechos que allí suceden, tiene como fin prolongar los ojos de los directores que todo lo ven. También eso sucedía en regímenes que no conviene recordar.

Continuará

Nota: Nota del oreja: gracias al Vademecum de sacerdotes que hemos colocado hoy, sabemos exactamente a cuántos kilómetros (¿mil, cinco mil, diez mil...?) tiene que estar la sección de varones de la de mujeres: a cincuenta mil, pág. 53


Publicado el Sunday, 18 July 2004



 
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