Querida ExAlumna,

Un buen amigo llamó mi atención el otro día sobre tu escrito del pasado miércoles en OpusLibros acerca de los colegios del Opus Dei y de los ex-alumnos de dichos centros. Como yo soy ex-alumna de uno de esos colegios, he pensado que a lo mejor sería interesante que yo contase también mi experiencia al respecto para añadir otros matices a la situación que tú describes...

Debo ser mucho mayor que tú, porque pertenezco a la XIII Promoción de Guadalaviar, Valencia (España), donde estudié desde el 70 hasta el 81 (los once cursos que en aquel entonces eran todos los que se podía estudiar allí). Guadalaviar es el primer colegio obra corporativa de la sección de mujeres del Opus Dei y eso “pesa” mucho; no es exactamente igual que un colegio de Fomento por lo que yo conozco, aunque el modus operandi del Opus Dei es básicamente el mismo en todas partes. Durante mi paso por ese colegio pedí además la admisión como numeraria en el Opus Dei; tenía 15 años y dos meses y cursaba lo que entonces se llamaba IIºBUP.

Es decir, que tengo un cierto conocimiento de primera mano del ambiente que describes y te diré que la mayoría de las cosas que comentas yo también las he vivido. Otras no, pero no me resultan chocantes sino más bien coherentes con mi propio conocimiento de la vida en esos colegios.

El tema de la sexualidad, por ejemplo, es uno de los varios talones de Aquiles que tiene la enseñanza en los colegios del Opus Dei, precisamente por esa fijación enfermiza que tienen con el 6º y 9º mandamientos. A nosotras en una de esas dos (siempre dos…?) charlas sobre la sexualidad que nos dieron – que por supuesto las daban numerarias, con su vasta experiencia en el tema quiero decir…-, nos dijeron que besar a un chico en la boca era pecado mortal. Literalmente; hace poco una ex compañera de clase lo recordaba en una comida y las mujeres que somos ahora nos partíamos de la risa, pero de hecho no tiene ninguna gracia el deformar la conciencia de niñas de 12 años de esa forma. O sea, que de ahí para arriba me lo creo todo. Lo mismo con el sesgado temario de filosofía, con las salidas obligatorias de clase para hablar con la tutora o para que te confesaras sí o sí con el sacerdote de turno y no con otro, la superioridad moral que tienen respecto a todos los que no son del Opus Dei, etc, etc, etc. La verdad es que lo has clavado.

Sin embargo hay otras apreciaciones que haces con las que no estoy tan de acuerdo. Yo he de decir en honor a la verdad y entiendo que mi experiencia es tan válida como la tuya, que yo fui enormemente feliz en Guadalaviar. Aprendí muchas cosas y sin duda alguna la mujer que soy hoy (en su parte positiva) se empezó a forjar en ese colegio, en el que se me enseñaba a vivir ni más ni menos que lo mismo que se me enseñaba en mi casa (y mis padres no eran del Opus Dei, pero eran sin duda católicos y vivían en coherencia con lo que creían). Aprendí a ser responsable, ordenada, sincera, generosa, trabajadora... Puse las bases de mi relación con Dios, aprendí a ser piadosa. Tuve la suerte de formar parte de un grupo de gente fantástica con las que aprendí a hacer amigas y mantenerlas (hasta la fecha…), aprendí a ser solidaria, a trabajar en equipo. No es poco, eh?, ya querrían muchos… Y cuando miro hacia atrás a aquellos años en el colegio, te aseguro que no lo cambiaría por ningún otro.

A mí nunca nadie jamás me habló de hacerme del Opus Dei en el colegio. Lo repito: nunca, nadie, jamás. Nadie me dijo que fuese al UNIV (caladero por excelencia…). Nadie me dijo que fuese al club Diemal ni a ningún otro club; fui yo porque quise, porque mis amigas iban y durante la adolescencia la pertenencia al grupo pesa mucho. Y allí me engatusaron y me pescaron, cierto, pero en el colegio nadie me dijo nada; si yo no hubiese sido tan incauta de empezar a ir a un círculo, seguramente la historia de mi vida sería otra. No voy a poner la mano en el fuego de que a nadie más se le dijo nada al respecto…, pero conozco a muchas ex alumnas de ese colegio de varias promociones que me consta que corroborarían lo que he dicho. Tampoco nadie nunca me pidió nombres ni teléfonos de familiares o amigos (quizás los consiguieron de otra forma y ya sabemos que la discreción no es el fuerte del Opus Dei, pero la verdad es que a mí nunca me lo pidieron, ni directa ni indirectamente).

¿Invalida todo esto las cosas que tú has contado y que forman parte de tu experiencia (y muchas de ellas también de la mía)? No, en absoluto. Ambos tipos de experiencias son compatibles y ocurrieron en mi caso a la vez, entrelazadas unas con otras. Pero seguramente porque yo tengo ya 50 años, he tenido más tiempo que tú para distanciarme de esa experiencia y mirarla con más perspectiva. He podido dejar que las cosas sedimentaran, las emociones bajaran de intensidad y me permitieran analizar los hechos con más calma. Y me parece que quizás por eso he podido separar lo bueno de lo menos bueno y he elegido quedarme con lo primero y dejar ir lo segundo. Y esto no porque sea más fantástica que tú ni de lejos, sino solamente porque he dispuesto de más tiempo.

Quizás también por eso, no me siento para nada identificada con ninguno de los tres grupos en los que clasificas a todos los ex-alumnos de colegios del Opus Dei, no importa cuál sea el peor de ellos. Entiendo que desde tu dolor, o sensación de haber sido quizás estafada de alguna forma (que es lo que me parece que evidencia tu enfado) veas las cosas en blanco y negro y las expreses así. Y está muy bien expresar lo que uno siente, pero siempre que no pierdas de vista que los demás pueden tener y con frecuencia tendrán una visión distinta de las mismas cosas. Extrapolar nuestra propia experiencia a los demás es cuanto menos arriesgado. Yo lamento muchísimo el daño que se te ha hecho a ti y a otras tantas personas en su paso por colegios del Opus Dei. No estoy en absoluto de acuerdo con lo que denuncias que se hace y me parece muy bien que se hable alto y claro, especialmente para que los padres sepan dónde meten a sus hijos y por lo tanto si lo hacen lo hagan libremente y asuman las consecuencias. Pero me parece que subrayar solo lo negativo y obviar todo lo positivo produce una imagen distorsionada de la realidad que le puede restar credibilidad.

Yo no he tenido ningún problema en mi vida derivado de mi paso por Guadalaviar; al contrario, me siento muy agradecida, lo digo de corazón. Y si tuviese una hija en edad escolar no me importaría nada que fuese a ese colegio (tampoco es que sería mi primera opción, no confundamos…); eso sí, a los 13 años fuera, tonterías las justas… Y por supuesto conociendo el paño estaría más que atenta a lo que le inculcaran y procuraría neutralizar los elementos extraños yendo yo por delante y enseñándole a desarrollar un agudo espíritu crítico y a pensar por sí misma; eso bastaría para mantener a raya a pescadores varios. Porque en mi opinión (y es solo mi opinión), la educación de los hijos, también en materia sexual por cierto, es en primer lugar responsabilidad de los padres y cuando se deja en manos solo del colegio, luego pasa lo que pasa… (sea el colegio del Opus Dei o de lo que sea).

No quiero acabar sin mencionar que en temas como la anticoncepción o las relaciones sexuales previas al matrimonio, el Opus Dei no hace más que seguir la doctrina de la Iglesia Católica; nos guste o no nos guste. Y con esto no pretendo hacer una defensa del Opus Dei, pero cada palo que aguante su vela. La doctrina de la Iglesia Católica dice claramente que cualquier método anticonceptivo que no sea de los llamados naturales, no procede. Y lo mismo para las relaciones prematrimoniales. Ya sé que esto choca con la cultura predominante, pero es lo que hay.

Te agradezco muchísimo que hayas compartido con todos nosotros la experiencia de tu paso por Montealto, que aunque no comparto en su totalidad sin duda respeto. Lamento que haya sido tan negativa, de verdad que sí. Y confío en que con el tiempo veas las cosas buenas que puedes entresacar de esa experiencia, que seguro que hay muchas, y elijas quedarte con ellas. Lo que no te sirva, descártalo. Y quizás entonces te des cuenta de que tú tampoco encajas en ninguno de los tres grupos de ex-alumnos que has hecho, no importa cuál sea el peor ni el mejor.

Un fuerte abrazo,

Isa