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 Correos: Hipótesis psicológicas sobre los miembros del Opus Dei (y 3).- Rescatado

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Rescatado :

HIPÓTESIS PSICOLÓGICAS SOBRE LOS MIEMBROS DEL OPUS DEI (y 3). 

Rescatado, 15/09/2015

 

 

¿Qué puede ocurrir a los miembros que decidieron desvincularse de la Obra?  Paso hoy a responder a esta tercera cuestión que planteé al comienzo de estos escritos. Pero quiero advertir que el que lo lea, sin haberlo hecho con atención respecto a las partes primera y segunda, interpretará probablemente de forma distorsionada su contenido.

Los exmiembros de la Obra y, en concreto, los que venimos comunicándonos –gracias a la iniciativa de Agustina hace años de crear esta beneficiosa web-, somos personas representantes de casi todos los estilos de personalidad, entre los quince de la clasificación de Millon (1987) a los que me referí al principio. Es posible que alguno, afectado por un exceso de estrés en sus años de la Prelatura, llegase a experimentar un trastorno de la personalidad, es decir, un modo insano de vivir su peculiar estilo de personalidad –normalmente combinación de dos o tres con uno principal- con la exageración y rigidez en la vivencia de sus rasgos, como es característico de estos trastornos. Y con las consecuencias –leves o graves- en las relaciones interpersonales, o las experiencias afectivas, o la actividad laboral, o la experiencia religiosa, etc…



Sin embargo, en estos casos –que supongo muy minoritarios- una vez ausente la causa principal de aquél estrés peligroso, gracias a la desvinculación, los exmiembros habrán podido curarse de su trastorno –con o sin ayuda psicoterapéutica- y pasar a vivir su propio estilo de personalidad de forma sana.

Cierto es que habrán tenido que pasar por otras situaciones estresantes, como son: la misma experiencia de la desvinculación, la reorganización de su vida profesional y laboral, la integración en una visa social como auténticos laicos/as –o bien en un sacerdocio ministerial diocesano-, el estreno de una vida auténticamente libre, etc.; pero estos factores de estrés son notablemente inferiores (como causa de sufrimiento) al que se padece por una vida de clara infidelidad a sí mismo, a su genuina vocación humana.

Algo distinto suele ocurrir entre los miembros que son “invitados” a abandonar la Obra desde la propia institución: normalmente se trata de personas que lo están pasando mal, pero que hacen esfuerzos importantes para responder a lo que se espera de ellos, por fidelidad a una vocación (definida desde fuera, frecuentemente como inamovible y “para siempre”). Cuando estas personas se encuentran, a veces de forma imprevista, que tienen que abandonar la institución, la sorpresa, el desconcierto ante su “falta de vocación” contradictoria con otras explicaciones, y el sentirse degradado (puesto que ser de la Obra es “ser más”), suele generar un intenso estrés y un importante descenso de la autoestima, que no es raro que lleve a algún tipo de trastorno psicológico durante un período transitorio.

Cada uno de nosotros tendrá su propio estilo de personalidad, diferente a los de los otros exmiembros, y es buena esa diversidad para el bien común de la sociedad y para el bien de los implicados en Opuslibros, ya que nos podemos complementar, dadas las diferentes capacidades y limitaciones de cada tipo de personalidad. A veces han influido en él raíces socio-culturales. Mi hipótesis es que, por ejemplo, en Cataluña es importante el porcentaje de personas con “estilo respetuoso” (con peligro, caso de estrés, de convertirse en trastorno obsesivo). Así se explica la capacidad de construir esos “castells” (torres construidas con personas montadas sobre otras) que requieren un alto grado de concentración, orden y disciplina; y la costumbre de bailar en las plazas las sardanas con la cara seria, como si se realizase un trabajo difícil o trascendental. En cambio mi hipótesis es que en Andalucía (donde viví 15 años), es importante el porcentaje de “estilo sociable de personalidad” (con peligro, caso de estrés, de convertirse en trastorno histriónico). Así, los catalanes que seamos de estilo más bien “respetuoso” podremos recibir la influencia de los andaluces, por ejemplo, para ser más cordiales y para sonreír más. Y los andaluces (los que sean del “estilo sociable”) podrán recibir la influencia de los catalanes respetuosos –a veces obsesivos- para descubrir su capacidad de crear y planificar empresas y para permitirse decir que no se encuentran bien (en los casos en que así sea) cuando alguien, por la calle, les pregunte: “¡Hola! ¿Cómo estás?” Aprovecho aquí para decir que el creador de la más importante empresa editorial de lengua castellana (y catalana) -la editorial Planeta, con sede central en Barcelona- era un andaluz de pura cepa.

Ahora bien: si me pregunto la clase de “cultura psicológica” que se puede observar en la Obra –como estructura-, pienso que en ella se pueden ver rasgos de: a) narcisismo colectivo, en que la pertenencia a la institución se vive como ser mejor cristiano que quienes no pertenecen a ella; b) trastorno obsesivo-compulsivo, por la sobreabundancia de normas y normitas, detallismo y perfeccionismo; y rasgos controladores entre quienes ocupan puestos directivos que pueden fácilmente degenerar en actuaciones deshumanizadas (lo que Millon llama -utilizando una palabra cuya traducción suena excesiva- “personalidad sádica”) que prescinden de los sentimientos y la vulnerabilidad de las personas.  Algunos de los testimonios de esta web dan buena cuenta de algunos ejemplos de ello.

Esto quiere decir que las personas que permanecen mucho tiempo en la institución pueden ser influidas sutilmente por estos “estilos culturales” y desarrollar determinados “tics” que, cuando salen, tendrán que revisar, si quieren liberarse de verdad e interiormente de la Obra.

Sin embargo sospecho que, aunque entre los exmiembros se encuentran representados casi todos los estilos de personalidad –pero sin olvidar que cada uno somos personas singulares e irrepetibles- habrá estilos más predominantes, especialmente entre los que estuvieron en la Obra muchos años, y quizá entraron en ella cuando la estructura de su personalidad todavía no se había formado.

Por lo tanto, mi hipótesis es que habrá más de:

1.         Estilo cooperativo de personalidad (sin trastorno dependiente)

2.         Estilo respetuoso (sin trastorno obsesivo)

3.         Estilo cauteloso (sin trastorno evitativo)

4.         Estilo seguro (sin trastorno narcisista)

5.         Estilo controlador (sin trastorno sádico)

6.         Estilo “sacrificado” y “complaciente” (sin trastorno masoquista)

Sé que tenía pendiente decir algo más sobre los subtipos del 3, 5 (que olvidé poner en el cuadro) y 6, pero me alargaría demasiado ocupándome de ello. Me centro, por lo tanto, en la tercera pregunta planteada al principio, no sin antes aclarar que, ciertamente si algo nos une a los exmiembros es el hecho de que todos hicimos en su momento una entrega generosa e incondicional de lo mejor que teníamos (nuestra vida, nuestro futuro) movidos por una motivación religiosa. Lo cual no quita que cada uno teníamos nuestro estilo de personalidad diferenciado, como lo tuvieron santos tan distintos como San Pablo (personalidad enérgica), Santa Teresita de Lisieux (personalidad cooperadora), Santo Tomás de Aquino (personalidad respetuosa), Santa Edith Stein (personalidad segura), San Ignacio de Loyola (personalidad enérgica y respetuosa) o San Francisco de Asís (personalidad sociable). Esto son hipótesis mías provisionales que requerirían una investigación más seria.

Pienso que es prudente que cada uno, con sus rasgos predominantes, seamos conscientes de los peligros de nuestro estilo de personalidad –aunque sea en forma sana- y de poder reincidir en nuestros errores pasados. Que no nos pase como a aquellas mujeres que sufren con un marido con un carácter claramente incompatible con el suyo y que les causa mucho dolor; y que tras la separación se casan con otro hombre de las mismas características. Error que cometen igualmente algunos hombres.

-           Los exmiembros más bien “cooperadores-dependientes”, pienso que es mejor que no se precipiten –por intolerancia a vivir una temporada en soledad independiente- en comprometerse con una pareja. O que no se precipiten en vincularse a una asociación religiosa, o partido político, etc. sin leer con atención el contenido de los estatutos. A algunos puede haberles resultado bien una inmediata vinculación de pareja. Pero es peligroso precipitarse, sin haber experimentado un tiempo de soledad.  Según Erich Fromm, la capacidad de experimentar satisfactoriamente la soledad es una garantía de poder vivir la experiencia de un amor maduro. Está claro que en algunos de los casos en que su experiencia de pareja haya fracasado, no tiene por qué haber sido a causa de una vinculación precipitada, sino por otras razones.

-           Asimismo es prudente que los de personalidad predominantemente dependiente-cooperadora vigilen no caer en lo que Eric Berne –creador del modelo psicoterapéutico del Análisis Transaccional- denomina “rol de Salvador”, en el sentido de que tiende a sobreproteger, a infravalorar sus necesidades y sobrevalorar las de los otros; y en sobrevalorar sus capacidades e infravalorar las de los otros.  Del mandato bíblico “ama a tu prójimo como a ti mismo”, descuidan la parte segunda.  Confunden el cuidado de sí mismo con el egoísmo, como también advirtió Fromm, que era un ateo humanista (aunque muy respetuoso de la Biblia y de los profetas y –en general- de todas las cosmovisiones religiosas o ateas, vividas de forma sana y auténtica).

-           Los exmiembros en los que predominen rasgos del estilo “respetuoso-obsesivo” de la personalidad, es prudente que sean conscientes de peligros de caer, por ejemplo, en: a) Una actitud perfeccionista o acompañada de exceso de autocrítica o heterocrítica; b) Una actitud conservadora demasiado rígida y autoritaria; c) una excesiva preocupación por la “doctrina segura” y la ortodoxia (tanto si se es cristiano como si se es ateo); c) Ansiedad ante los cambios y el pluralismo. Corren peligro de caer en lo que Eric Berne denominaba “rol de Perseguidor”, buscando defectos a los demás, poniendo límites innecesarios y siendo excesivamente inflexibles.

-           Los exmiembros en los que predominan los rasgos de estilo de personalidad “segura-narcisista” tienen peligro, por ejemplo, de: a) infravaloraciones precipitadas de los otros diferentes: ateos o creyentes religiosos; hombres o mujeres; con preferencias por tal o cual partido político; b) Peligro de actitud “machista” en los hombres; c) sentirse superior (en inteligencia o valores éticos) por ser socialista, o liberal, o ateo, o católico, o progresista, etc.

Pienso que no es preciso que me detenga aquí en otros ejemplos de peligros, respecto a los exmiembros, con rasgos predominantes de los estilos “cauteloso-evitativo”, “controlador-sádico”, “sacrificado y complaciente-masoquista”, etc. Basta el ser conscientes de que: a) por una parte tenemos derecho a ser –de forma sana- como somos (diferentes de muchos otros, singulares e irrepetibles); b) nuestras limitaciones y peligros; c) veamos las ventajas de relacionarnos con personas diferentes, fieles a sí mismas; d) seamos creativos al administrar nuestras potencialidades personales.

Es posible que a alguno le haya llamado la atención que yo haya dicho, al principio, que creo que en los exmiembros que intervienen en Opuslibros probablemente estamos representados casi todos los estilos de personalidad (aunque con más presencia de unos, por las razones indicadas). Decía que casi, porque es muy difícil y poco probable que intervengan:

-           los de “estilo introvertido” (aunque no padezcan el trastorno esquizoide), por su gran preferencia por el aislamiento y escaso interés por la comunicación y las relaciones humanas.  Pero hay que valorar que han sido muchos –pienso- los científicos, filósofos y artistas introvertidos que han realizado valiosas contribuciones.

-           los de “estilo inhibido” que tendrán demasiado temor a implicarse en el diálogo por si eso provoca críticas hacia ellos (aunque recibirán buena ayuda de leer la web).

-           los de “estilo sensitivo” (aunque no padezcan el trastorno pasivo-agresivo de personalidad), porque pienso que una persona de estas características, con especiales dificultades para aceptar la autoridad de alguien, las normativas, etc. es difícil que se le haya ocurrido escribir la “carta al padre”. Y, de hacerlo, habrá permanecido en la institución pocos días o semanas.

-           los de “estilo enérgico” a quienes también les habrá sido difícil escribir esa carta, ya que no soportarían una entrega del poder y la iniciativa propias en manos de nadie, aunque me consta que alguno se ha colado y eso se nota en la web (porque sí escriben).

Acabo de leer el último escrito de Dionisio. Me ha gustado mucho. Me ha hecho gracia saber que te consideras un “viva la Virgen”. Pienso que hacéis mucha falta este tipo de personas para el bien común de la sociedad y para la salud mental de algunos. Comparto el contenido de lo que afirmas. El haber podido superar satisfactoriamente la crisis de la ruptura de la vinculación con la Obra implica una colección de cualidades éticas o virtudes: no sólo la fortaleza.

En muchos de los que aquí escribís noto presentes unos cuantos de los valores éticos (de los contenidos en mi clasificación de 22). Me vienen ahora, a la mente, aparte del testimonio de las cuatro virtudes fundamentales (según Platón y Aristóteles) -prudencia, justicia, fortaleza y templanza (que prefiero denominarla armonía intrapersonal)-, he percibido no pocas señales de: serenidad, escucha interior, creatividad, respeto a la persona, cordialidad, apertura a la experiencia, fidelidad (a la propia persona e ideales genuinos). Testimonios que me suscitan admiración.

Un abrazo de Rescatado (Ramón)

ramonrosal@terra.com 

info@institutoerichfromm.es

www.psicoterapiahumanistamaster.es

 

 

Capítulo I

Capítulo II




Publicado el Wednesday, 16 September 2015



 
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