Querido Marco Aurelio:

Después de leer tu escrito del 6 de marzo de 2015 “Más que apóstoles buscan comerciales”, te comento lo siguiente: en mi opinión, ya no pierdas el tiempo. Quédate con los buenos recuerdos que tengas y sal de ahí. Yo estuve muchísimos años y, la verdad, aunque invité a varias amigas casadas como yo, no sé qué pasaba que -gracias a Dios- a ninguna le convenció aquello.

Lo que más le gustaba a mis invitadas era la liturgia y ornamentos -es lo único que echo de menos, la verdad- y las casas de retiro. En México estas últimas son ex-haciendas restauradas, lugares muy bonitos llenos de detalles agradables. Lo único es que no se podían disfrutar plenamente, ni la casa ni la naturaleza circundante, porque las actividades se sucedían unas a otras y luego, pues había cosas como tirarse en la yerba y mirar el cielo y las estrellas, quitarse los zapatos en el césped, utilizar la piscina donde la había o dormir una siesta que estaban prohibidas. Así.

Yo también escuché que no había traído a nadie a la Obra. Bueno, sólo dos y una de ellas salió un año antes que yo. La otra está muy decepcionada de mí y creo que ya no me quiere. Todas las personas que me invitaron a mí se fueron hace años. No te dejes presionar. Lo de llevar gente “a casa” es prioritario para el Opus Dei, pero no tiene que ser lo tuyo, la verdad. Sería mejor que el apostolado se concentrara en que la gente se acerque a Dios y ya, si alguien quiere incorporarse después, pues que fuera más por su gusto ¿no crees?

No sé en qué país vivas ni qué edad tengas, pero mi centro ya era de abuelas viejas y maduras, con algunas mamás de adolescentes. El problema es la regulación de la natalidad, porque desaconsejan -y en ciertos casos reprueban- los métodos naturales que son aprobados por la Iglesia y que millones de fieles sí usan. Es una exigencia injusta y muy dura. Es una de las peores intromisiones del Opus Dei. Y qué conste, yo creo que las familias numerosas son en general una bendición, pero eso es un asunto privado de cada matrimonio.

Lo otro, lo de que no les interesas como persona, pues no es muy agradable de descubrir pero creo que es mejor para ti, aunque no lo veas así de momento. Los numerarios directores pueden ser horrendamente metiches y crueles con los supernumerarios. La amistad personal no está permitida “en casa”, la llaman “amistad particular”. Por eso es difícil tener confianza con la gente, porque como tienes que querer a todo el mundo por igual, pues terminas no queriendo a nadie, sino más bien simpatizando más con algunas personas, lo cual está mal visto también. No es una familia ni se vive la amistad. Es una secta con muchas buenas personas en ella que creen sinceramente servir a Dios. Algunas hacen esfuerzos de verdadera fraternidad -yo lo viví en un tiempo difícil- pero luego te cambian de círculo o de centro y se acabó. Mejor cultiva y cuida a tus amigos, viejos y nuevos por el valor de la amistad. Como Jesús. No tienes por qué llevarlos al Opus Dei si no quieres o te nace. Son tus amigos, no instrumentos de crecimiento numérico. Te confieso que yo he tenido que aprender, a estas alturas, a ser amiga de nuevo.

Bueno, espero que avances en tu búsqueda personal y qué Dios te guíe. Llevas poco tiempo, ojalá te toque un Opus Dei reformado conforme a sus propios estatutos, si es que continúas. Y si no, la Iglesia es grandísima, yo cada día me asombro más y doy gracias a Dios por ello.

Un abrazo

NikitaSoy