“En especial me acaeció una vez que se habían juntado muchos a quien yo daba gran crédito -y era razón se la diese- que, aunque yo ya no trataba sino con uno, y cuando él me lo mandaba, hablaba a los otros, unos con otros trataban mucho de mi remedio, que me tenían mucho amor y temían no fuese engañada. Creo eran cinco o seis, todos muy siervos de Dios. ” Libro de la vida de Santa Teresa de Jesús.

Tras la muerte del padre Danilo, hay dos ideas que me rondan por la cabeza, ¿Por qué  todo es tan complicado en el Opus Dei? y ¿Cuáles son las  razones, que llevan a una persona, a constituirse en canalizador de la voluntad de Dios para los demás?

Y creo que entre las razones estarían:

El placer de dominar a los demás.

Un perfeccionismo infantil que pretende siempre convencer de sus creencias a los demás, desaprobando los puntos de vista diferentes al suyo. Que cree que cada persona tiene un sitio y sólo un sitio en esta vida, y es posible poner a la persona en “su sitio”; cuando el mensaje evangélico es que el trigo y la cizaña crecen juntos en el mismo campo.

Un enaltecimiento de la estupidez, de la inexperiencia, de la juventud y del amor al riesgo, que no sé por qué razón se fomenta en el Opus Dei, tal vez sea por el placer de dominar a los demás.

El Dios Trinitario nos cuide.

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