Queridos amigos:

Mis mejores deseos para todos. Os merecéis lo mejor de lo mejor, de verdad, porque sois sensacionales. Que el Niño Jesús nos agarre la mano y que la estrella de Belén nos alumbre cada noche. Especialmente mis deseos para monseñor Fazio, nuevo vicario general de la prelatura personal, a quien hace mucho tiempo consideré mi amigo, aunque luego pude comprobar que el sentimiento no era recíproco. Me imagino que aquel Fazio tiene muy poco en común con el actual, pero a lo mejor le queda algún pequeño rescoldo por algún sitio que le ayuda a mejorar un poquito, solo un poquito, la organización escrivariana. Si lo intenta va a necesitar mucho la mano del Divino Niño y la luz de la Estrella.

Dionisio, el Areopagita, cantando villancicos.

P.D. Mi querida amiga Carmen Charo, escribía el pasado 21 de noviembre sobre una fantasía suya acerca de una curiosa noticia relacionada con el lado oscuro. Hace semanas que quería decirle que con esa organización se cumple al pie de la letra una fusión de un conocido refrán y una famosa frase del santo marqués: Piensa mal y acertarás + Soñad y os quedaréis cortos = Piensa mal y te quedarás corto. Conste que esto me lo enseñaron en el lado oscuro. Yo no era capaz de tanto cinismo.