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 Tus escritos: Mis aventuras en el Opus Dei (XI).- Pepgrass

010. Testimonios
pepgrass :

ANDANZAS Y DESVENTURAS DE UN “NUME” POR TIERRAS CASTELLANAS
Y SUS ALEDAÑOS (y 11?)


Como decíamos ayer… mi única intención con todo esto ha sido contar la historia de un “indio” de la tribu opusdeística en Mátrix, que ha hecho todo lo posible para acercar a las almas a Dios, respetando enteramente la libertad de todo el que se acercaba a él y sin forzar jamás a nadie a tomar ninguna decisión de la que no estuviera completamente seguro. (Es cierto que no tuve que forzar a nadie a nada jamás, por lo que en ningún momento he sentido que estuviera haciendo algún daño, si hubiera sido así, tened por seguro que hubiera salido zumbando mucho antes)…



Durante casi 3 lustros de estancia en la institución, como el bueno de Sátur pensando que prácticamente todo era quasi perfecto y que si había algún error era personal. Siempre con la intención de ayudar al personal para que fuera feliz en nuestro mundo virtual. Hacer una sana “autocrítica” y encontrar una salida o una solución a los problemas institucionales, que por mucho que se haya intentado y alardeado de ello, se aleja mucho de ser perfecta y que, aunque nunca lo pensáramos dentro, tiene fallos importantes que no justifican algunas de sus acciones y decisiones injustas.

Mi salida fue debida fundamentalmente a que mi organismo se iba rebelando contra esos cuerpos extraños que no me dejaban vivir con tranquilidad, a esa falta de afecto real entre las personas, a las decisiones e intentos de justificar decisiones tomadas sin ningún fundamento, a decisiones arbitrarias en lugares de trabajo afines, a las graves injusticias cometidas, con el único argumento de “porque es así”, “porque siempre se ha hecho así”, “porque hay que obedecer”, “porque estás en mal plan”…, en definitiva, porque les daba la gana. Me sentía como Neo, tenía una batalla en mi interior entre la razón y el corazón, pero no por Mátrix, sino por mi relación con Dios, el mundo de las máquinas me era indiferente, ya lo había superado, las máquinas seguían con su funcionamiento automático, buscaban los clásicos fallos externos en el comportamiento, en el cumplimiento de los infinitos criterios, pero años antes ya había optado por el razonamiento de Morfeus: “estás aquí porque sabes algo, aunque lo que sabes no lo puedes explicar, pero lo percibes… ha sido así durante toda tu vida, algo no funciona en el mundo, no sabes lo que es, pero ahí está como una astilla clavada en tu mente y te está enloqueciendo”.

Decidí salir de la prisión para mi mente tomando la pastilla roja para encontrar la verdad. Y la mente ya no la podían controlar. Por eso van saltando los casos de las injusticias que claman al cielo, puesto que ahora hay muchos más medios para hacerlo y la gente se ha cansado de ser estúpida. Llega un momento en el que las faltas de caridad y de justicia son tan graves que no se pueden tapar con un, -lo siento, ¿¿es palabra divina??- No se debe pedir a personas mayores de edad algunas de las cosas que se les exige, ni se debe tener a la gente obnubilada con la eficacia probada de uno de los mayores sistemas de información y autobombo del mundo, como es “la cosa”. Ni se puede decir que todo vale si es por salvar al sistema, cuando la mayoría de los “metepatas” lo hacen siendo mayores de edad y con uso de razón. A más de uno tuve que decirle alguna vez un par de cosas, en ocasiones por intromisión en lo personal, en otras por exigir cosas que superaban tanto lo profesional como la interioridad misma.

Otro asunto que te hacía saltar todos los resortes eran las tertulias “teledirigidas” y de asistencia obligatoria bajo pena de no se sabe qué, era algo ya patético. Salvo que estuvieras haciendo un superplan (apostólico, claro). Nunca lo entendí, supongo que sería otra manera de tener controlado al personal como el famoso e interminable circulito semanal. Los últimos años me hacía hasta daño escuchar una y otra vez lo mismo como si fuéramos analfabestias totales. Es decir, que si asistías a todas las tertulias querías más a la gente, claro lo dijo quien lo dijo…

Me pasó algo que se le parece con un familiar hace unos meses, esa persona en particular me pedía que me preocupase mucho más de él, para abreviar, a lo que tuve que contestarle, majete el cariño hay que ganárselo, no se puede ir por ahí exigiéndolo. Desafortunadamente el personal se piensa que “cumpliendo” con todas las formalidades de turno, organizando el sistema de recopilación de nuevas gentes para la causa y teniéndolo todo controlado, ya “me puedo dedicar a mis cositas”… Lo veo un poco como aquello de los “guías ciegos que guían a ciegos”… La verdad es que ese aislamiento tan acentuado de las personas maduras de “la cosa” y sus “locuras”, tanto prescritas como no prescritas, fue uno de los detonantes más importantes que hicieron decantarme por salir del manicomio dorado “por piernas”. Quizá fue eso lo que me hizo tomar la pastilla roja y viajar con Morfeus a la realidad, pero antes tuve que luchar con numerosos Sres. Smith e incluso con las máquinas directamente para poder despertar en un nuevo amanecer en el que descubres que la vida es más rica que un conjunto de normas y de personas.

Me han ayudado cientos de personas; amigos, familiares, conocidos, la web, la gente de la web, pero la persona que más me ha ayudado a aprender a querer, sin ninguna duda, ha sido mi mujer, que empezó por ponerme los pies en la tierra y a que me diera cuenta de las muchas e imaginativas tonterías que tenía en la cabeza. Ha sido lo mejor que me ha pasado en mi vida y es la que me está ayudando a ser otra vez una persona de verdad. Si tuviera que dar un consejo a alguien para que le ayudase en este proceso de adaptación a la realidad de Mátrix, le diría tres cosas, déjate querer, quiere sin medida a la gente… Y cuenta las cosas sin miedo a todas las personas que puedas con las que te sientas a gusto.

pepgrass@gmail.com

Primer capítulo de la serie

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Publicado el Wednesday, 12 November 2014



 
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