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 Tus escritos: Manda Huevos (Cap.4 de 'Bluf story').- Lapso

100. Aspectos sociológicos
Lapso :


Manda Huevos.

Cap.4 de Bluf Story
Enviado por Lapso el 11-7-04


Hay quien difiere de las cosas cositas cosas que os decía en mi anterior exabrupto. Algunos nos han contado públicamente cómo y porqué, y otros han preferido decírmelo por la vía personal. Puede que casi todos tengan razón, aunque también es posible que alguno no haya enjuiciado estrictamente la tesis que servidora quiso exponer, sino la que él ha percibido, que es distinta. Lo cual, por cierto, dice poco de mis explicaderas. Normal...

Lo esencial de esa divergencia entre emisión y recepción, en el caso de JO, se ciñe más o menos a lo siguiente: mi brillante oponente inscribe su crítica en un magnífico análisis del "efecto burbuja" de tal modo que parece entender que me refería yo a todo el tiempo transcurrido de burbujita en burbujita hasta que uno hace las maletas, mientras que lo que una pretendió explicotear se circunscribía al mero lapso transcurrido entre la toma de la decisión y su ejecución, anduvieran las burbujas por donde anduvieran. Todo muy en resumen, desde luego. No obstante, hay varios aspectos en que JO lleva razón. Y en todo caso ha merecido la pena excitar ese desacuerdo si a cambio hemos obtenido su excelente aportación burbujil a Esto De Aquí.

A Brisas no puedo llevarle la contraria. Es superior a mis fuerzas. Harían falta legiones de meigas entonando las más tétricas coplas para levantarme el ánimo hasta semejante extremo. Ella sabe lo que quise decir, y creo que yo también conozco su criterio. Fue un honor recibir la noticia de que me había leído.

EBE ajustó con puntería, a mi modo de ver, y reclamó una elemental reciprocidad pública en la autocrítica. Cosa tan justa como imposible, desde luego. De todas formas, mi llamada iba hacia el interior de cada uno de nosotros, y no a un colectivo o a una externalidad más o menos patente. Me gustaron las precisiones de EBE.

Alguna otra persona, por su parte y de modo privado, me ha hecho observaciones menos sesudas. Y no es el contenido de sus tesis lo que llamó mi atención, sino más bien la confesa motivación de su contrariedad, los motivos por los que las sostenían. Frases como "son mis enemigos, y a ellos ni agua", "aunque sea atinado lo que dices, desde que les beneficia o pueden utilizarlo me niego a concederlo y menos públicamente", y en ese plan.

Y esa actitud me ha hecho reflexionar.

Vaya por delante que en materia de actitudes y sentimientos la única opción razonable es la más perfecta anarquía, el más largo libertinaje. Es decir, que no hay que ponerse a gobernarlas ni a encuadernarlas, ni a nada. Ya tuvimos algunos las suficientes raciones de compresión emocional como para dedicarnos ahora a torear las ajenas. Pero no deja de ser curioso que varias personas aduzcan en esencia lo mismo: puede que tengas razón, pero es tal la cizaña que me metieron que no me da la gana asumir absolutamente ningún aspecto positivo, no quiero y no quiero y no quiero que parezca ni de lejos que tienen razón en tal cosa o que yo me equivoqué en tal otra o que alguna de sus facetas tiene el menor tono positivo. No me da la gana. Que se jodan. Ni agua. Son el enemigo. Y punto.

No consiste en quién tenga razón, porque cada caso es un universito exclusivo, y además está por ver en qué consiste eso de "tener razón" y mucho más para qué sirve. Lo llamativo es dialogar con gente que ha alcanzado ese estado en que una persona sobrepone sus sensaciones, su sentido victimario, sus heridas, al somero raciocinio que -no lo niegan- les indica que, efectivamente, no todo y siempre fue culpa de los demás. No es que no lo "sepan" o no lo "crean", es que no lo "quieren".

Ese posicionamiento -casi seguro- es directamente proporcional al tamaño de las putadas que recibieron en su momento, desde luego. Lo cual no empide que una se extrañe y apene (en el buen sentido de la palabra) al observar algunos dejes espiritualmente hereditarios: la dificultad suma para aceptar lo que de bueno y correcto tenga la posición del Otro, y la imposibilidad emocional de compartir con él las culpas que desencadenaron los daños. Exagerando, no hay diferencia sustancial: lo que distingue a un Boixo Noi de un Ultra Sur es solamente el equipo al que defienden, no su talante ni su inteligencia ni sus limitaciones. Por más que el Madrid gane, el Ultra Sur seguirá siendo un impresentable; y vicecontra. Y lleve o no razón en tal protesta (que da exactamente igual) no está preparado para enriquecerse con la autocrítica.

Cada uno es cada uno, como decía el cura aquel al descorchar su JotaBe al poco de dictarse la Ley Seca. Y no seré yo quien enjuicie el interior de nadie jamás de los jamases. Pero sí es legítimo expresar una opinión global acerca del caso: coño, no os dejéis llevar por esa (comprensible en muchos casos) manera de ver el asunto. Entre muchos otros motivos, por uno de pura eficiencia: si sientes la necesidad de expresar tu disgusto, de divulgar sus barbaridades, de prevenir a la gente, de ayudar a que lo tuyo no se repita con otro... si de veras deseas aportar, muéstrate medianamente objetivo, deja que se vea tu capacidad para señalar aspectos que de hecho son correctos y hasta recomendables; ten en cuanta que difícilmente la gente seria puede aceptar que todo es siempre malo en una corporación de esa naturaleza. En definitiva, cabe la posibilidad de que eches a perder "toda" la razón que tienes con la "ninguna" que les quieres dar.

Unos cuantos años de permanencia pueden fanatizar la mente. Puede uno acostumbrar al magín a que interprete siempre todo en la misma clave. Le puede parecer a uno, por ejemplo, que determinada negativa es muestra evidente de la santa caridad, cuando a todas luces es una cabronada de tomo y lomo dictada por la envidia o por la negligencia. La gimnasia mental de "la voluntad de Dios nos viene por los Directores" es capaz de extender su eficacia durante decenios. Qué pena me ha dado siempre ese pobre hombre -mi buen amigo Dehesas, dentro aún él- que se comporta en su oficina como si fuera un centro, que trata a su Consejo de Adminsitración como si fuera el consejo local, que secretea con la documentación sensible como si fueran las Glosas, que selecciona la información que emite a los demás como si de numerarios (digo) menores protegibles se tratase. Comprenderéis que a Dehesas no le va bien en su profesión, a pesar de que se le tiene por un dechado de bondades y de buenas intenciones. Cuidado. Que las cosas feas de las cosas feas nos pueden durar en la cabeza mucho más tiempo del que pensamos, y además sin apenas darnos cuenta.

Y como un poco de eso puedo columbrar en alguna de las personas que como antes os decía se han dirigido privadamente a mi para contrastar pareceres, pues lo digo. Y si me equivoco, pues nada, me colé y ya está. No son ideas que hayan expuesto en público, lo que hace todo más fluible. Reflexionar sobre ello, como máximo, no dañará a nadie.

Es muy curioso el modo en que por fas o por nefas acaba funcionándole la cabeza a uno mientras perseve (digo) mientras permanece. Hay unas claves mentales que te llevan a interpretar siempre y sólo positivamente lo que corresponde, y siempre y sólo negativamente lo impropio. Manda huevos: gente inteligente, estudiada, preparada y viajada, babeando por anécdotas que evidentemente gritan a voz en cuello exactamente lo contrario de lo que se escucha, o sea, de lo que se quiere escuchar.

Esto no tiene lógica, joder. Cómo me voy a conformar con que cuando el Jefe se desata y empieza a pegarle voces a una doncellita porque hay una mica de polvo debajo del mantel que está debajo del cubremantel que está debajo de la lámpara de la mesa... resulta que es porque el Jefe es un tipo tan sumamente santísimo que se jode su natural humildad y exige con cajas destempladas la suma perfección (la inútil perfección, para ser exactos) a esa pobre chavala. Y que esa pobre chavala se queda tan feliz y tan edificadita gracias a la advertencia de que como siga por ese imperfectísimo camino se acabará cargando el más preciado tesoro, o sea, nuestro espíritu. Cómo me podía conformar con eso. Cómo durante años miles de mentes de altísimo nivel se conforman (y se siguen conformando) con esa martingala de tebeo antiguo...

Cómo es posible que sea un excelentísimo buen ejemplo que cuando el Gran Jefe pasea por el jardín de la casa de retiros de Altas Mingas y diga al pasar y como quien no quiere la cosa que vaya fuente más pequeñita que han puesto estos hijos míos en el Cortile de la Grandi Leche.... Y que entonces, veloz como el rayo, don Aquiestoy haga treinta y siete llamadas y ponga a trabajar a veintidós chavales para lograr la perfección (la inútil y carísima perfección), que consiste en que a la vuelta de su tertulia en la Pergolina dei Cabreati , apenas un par de horas después de la observación, el Gran Jefe se encuentre con un pedazo de fuente que te cagas de grande y de bonita en lugar de aquella que osó contrariar su medidísimo sentido estético. Don Aquiestoy le acompaña, y alcanza el clímax ético ("orgasmoral", técnicamente hablando) cuando el Gran jefe le mira con ojos de gremlin bueno y le dice que eso es nuestro espíritu, sí señor, tu si que sabes obedecer inteligentemente, eso es lo que Dios quiere de todos vosotros, que perdáis el culo ante cualquier gesto mío, pero no por ser yo, of course, que no dejo de ser un vulgar pecador, sino porque así aseguráis la conservación eterna del más preclaro espíritu (esculpidito os lo dejo, que conste) que jamás haya poblado la tierra.

Con todo, lo peor no es que esas cosas sucedieran, que al fin y al cabo como dijo el maestro hay gente pa tó. Lo verdaderamente tétrico es que cuando me lo contaban me parecían genuinas perlas de amor, de buen espíritu, de ejemplaridad vivita, de sabiduría, de ¡humildad!. No conforme con lo cual, yo mismo transmitía esas impresiones a quienes me tenían que escuchar, que a su vez saboreaban semejantes viandas para el mejor aprovechamiento de sus fieles almas y de sus sanas mentes. En ayunas de cualquier aplicación del raciocinio al asunto. Con tal abundancia de "emociones", ¿quién necesita la "razón"?.

Manda huevos. Inenarrable. Mecanismos mentales imposibles de reconocer al cabo del tiempo, de la vida real. Pero mecanismos que a veces parecen equipados con pilas Duracell, esas que son capaces de que unos conejitos salten y rían durante tres o cuatro anuncios seguidos. Mecanismos, en definitiva, que pueden haber secuestrado la capacidad de sostener un buen nivel de objetividad en algunos de nosotros, sobre todo en quienes más burdamente fueron heridos. Vaya usted a saber.

El caso es que a Charo no la he vuelto a ver. Tras mi súbita desaparición, al parecer anduvo un tiempo de tío en tío, lo cual supongo que me agradecieron los beneficiarios de tan radical reacción. Por mi parte, siempre recordaré su sensibilidad, su comprensión, su juvenil capacidad para adaptarse a las circunstancias del objeto de sus amores, y algunos otros detalles inolvidables que -creedme- no son del caso y guardo sólo para mi por más que sé que os divertirían sobremanera.

Entre tanto, servidora alcanzó el honor de incorporarse al Centro de Estudios para hacerse un hombre de provecho. Calculo que, de los que aquel año comenzamos, hoy continúa besuqueando el parquet al levantarse alrededor de un tercio, y eso tirando por lo alto.

Disciplina. Inculcación de espíritu de cuerpo. Transmisión de depósitos hasta entonces ignotos, que fecundaba en nosotros la impresión de ser importantes, elegidos entre los elegidos, ahora sí que sí, ahora soy en realidad uno de ellos, me cuentan cosas internas que son secretitas para los pequeños, cuánta labor en no sé dónde, cuánto superdirector viene a vernos. Por cierto, cuánto jefe, coño: el director, los subdirectores, los secretarios y subsecretarios de cada grupito, el de Estudios, el Espiritual, otros tres o cuatro curas más (de esos que no mandan porque no les hace falta), cinco o seis "mayores" que llevan ya aquí unos años....

Y en la Facultad, a por todas -quiero decir a por todas las oportunidades apostól (digo) proselitistas-. A sembrar la buena doctrina desde mi privilegiada posición en la política universitaria, a utilizar las asambleas para que vayan cayendo mitos sobre los católicos, a posicionarme en cuantos más comités mejor, a escribir y a hablar y a hacer "amigos", incluso a arrimarme al Rector como punta de lanza de un acercamiento que estamos preparando ya te iremos explicando, tu trátale ya que estás en el Claustro, que te vea funcionar. Pero ten muchísimo cuidadito, que las mozas están a la que salta, no seas tonto, Lapso, no te dejes liar, que las niñas se fijan siempre en los que destacan no importa por qué motivo, no te fíes de ti mismo, que el hecho de que hayas tenido más tropiezos que otros no te inmuniza para el futuro, ni hables con ellas, ni las mires, que te la juegas, que te espera la infelicidad a la vuelta de esa esquina.... Como no es una carrera difícil, hay tiempo para todo.

Incluso para sentirse absolutamente controlado. Felizmente los días pares y jodidamente los impares, esa es la verdad. Cada paso que das, cada anhelo que vuelve, cada deseo que se filtra por entre tu ascético combate, cada tentación que te acecha, cada chorba que te pone, cada corte que te llevas, cada éxito que tienes, cada queja que te brota, cada envidia que te ataca, cada chiste que te alegra, cada trozo de tu alma, cada esquina de tu cuerpo, cada brillo de tus ojos.

Impresionante.

Desnudez completa y permanente. Ausencia de la menor intimidad. Clases sobre cómo se comporta uno en determinadas mesas, clases sobre relaciones con las chavalas y sus muuuuuuchos peligros y la patente caducidad de sus encantos. Explicación incluso -y no es broma- acerca del modo en que, durante la ducha diaria, debe higienizarse la zona más masculina del cuerpo soslayando las súbitas y previsibles variaciones que su tamaño en reposo pueda experimentar a causa de la imprescindible manipulación que requiere tal labor.

Homogeneización. Conciencia al aire libre. Respirar el mismo aire que todos los demás. Competición con uno mismo para adecuar sus maneras de pensar-sentir-actuar al estándar que se exige. Se producía un mimetismo acojonante: al final, todos opinábamos lo mismo, nos gustaban las mismas canciones, nos reíamos de los mismos chistes, guardábamos la vista de las mismas mozas, ignorábamos la información de los mismos periódicos, nos absteníamos de ver los mismos programas, nos parecían ejemplares las mismas personas y.... mucho me temo que caíamos en las mismas tentaciones para desesperación de Alcarrio, el eficaz (y buena gente, la verdad) director del sitio.

A veces había competiciones oficiosas de disciplinas. Es un decir, coño, no es que instalaran latigómetros para mensurar los impactos. Pero no era raro que, tras una tertulia de la noche especialmente motivante (sobre todo si alguien se explayaba acerca de lo mal y lo fatal y lo de pena penita pena que estaba la Iglesia y la mucha falta que le hacíamos a la pobre los genuinos combatientes) el cuchicheo posterior al examen de conciencia se descentralizara más de lo normal alrededor de cada uno de los subdirectores; para a continuación y patentemente comenzar a sonar por los pasillos los aparatosos golpetazos que quén más quién menos se zurraba al precario amparo de la escasa protección sonora de aquellos viejos tabiques. Sesiones de mortificación en las que -lo confieso- algunas veces prolongué vanidosamente el castigo de mi cuerpo serrano hasta comprobar auditivamente que se silenciaban todos los demás.
"No me dejaré ganar en generosidad".

¿Le gustarían a Dios aquellas cosas? ¿Necesitaría la Santa Madre Iglesia semejante alarde de uniformidad y de alienación para resistir los terribles embates del maligno en su seno? ¿Formaban parte del plan divino la paleta de pescado blanco con salsa, la específica cucharita de postre cremoso, la vista baja y un punto humilladita de la pobre portera, las canciones sudamericanas de amor humano traicionadas y acicaladas para la ocasión, el impecable paripé para recibir a las visitas importantes....? ¿Alimentaba todo eso la cuenta vivienda que al parecer los directores nos habían abierto en el Cielo a cambio de nuestra vida en la tierra?

Manda huevos. ¿Es posible que aquel tío fuera yo?.


Publicado el Sunday, 11 July 2004



 
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