Hola amigos,

A raíz de los escritos de Chemabala y Pampa quisiera dar alguna información sobre la posible relación entre el lado oscuro y Monseñor Romero, San Romero de América. Les pido perdón a los salvadoreños si meto la pata con algún dato, que saco de lo que me ha contado gente que sí estuvo y vivió todo aquello.

Como era vox populi en círculos vaticanos, la beatificación de Alvaro Portillo es el fielato carca que tiene que pasar el papa Francisco para poder beatificar a Monseñor Romero Mártir. De ahí que la Opus Dei, que no da puntada sin hilo, se haga la interesante con este tema, y resulta que ahora Romero, Escriba y Portillo poco menos que eran amigotes de farra o los tres mosqueteros evangelizadores...

El interés del OD por Romero es un tanto escandaloso, porque representaba todo lo contrario de la mentalidad del OD. Por no hablar del mal trato que recibió en vida y en muerte por el gran valedor del OD, el beato Juan Pablo II. 

Es muy posible que la Opus Dei se llevara bien con el Arzobispo Romero. Era lógico, si cuando lo nombraron arzobispo Carlos Arnulfo Romero era una persona tradicional, al parecer un tanto retraída, conservadora en asuntos religiosos y por todo ello bien visto por la alta sociedad salvadoreña, que como retrata Chemabala es igualmente carca, caciquil y bastante violenta en la defensa de sus privilegios... Vamos, que el arzobispo lo tenía todo para ser una persona de las que "entienden" al Opus Dei y la sociedad "como Dios manda".

Sin embargo, en los años 60 había empezado la teología de la Liberación. Muchos sacerdotes, agentes pastorales y teólogos, escandalizados por la situación de miseria y opresión empezaron a leer el evangelio en primera persona. Vieron que aquella sociedad, donde una élite tiene todo y dispone de la vida de los que no tienen nada, era del todo contraria a Dios, y se propusieron cambiarla. Unos, mediante la catequesis y la concienciación popular, otros haciendo una teología que diera un soporte teológico y doctrinal a todo aquello. Y se incorporaron a los movimientos de reivindicación que ya existían en el país. En palabras de Jon Sobrino, "creíamos que íbamos a moltmanizar el Salvador, y lo que había que hacer era salvadoreñizar a Moltmann". No olvidemos que a día de hoy, en ese maravilloso país, el 20% de la población tiene el 5% de la riqueza, y se encuentra en el puesto 115 del índice de desarrollo humano, con una esperanza de vida 12 años menor que la española.

Uno de ellos era Rutilio Grande, novicio jesuita que estudiaba en la Universidad de Deusto en Bilbao. Rutilio convivía con una familia de Bilbao conocida mía, los Gerrikagoitia. Acabados sus estudios, retornó al Salvador, donde pronto se puso a concienciar y apoyar a los campesinos sobre la injusta situación en la que vivían.

A la oligarquía no le gusta este tipo de cosas que turban la paz. En los 70 había ya un gran malestar social, y los escuadrones de la muerte empezaron a trabajar en serio, liquidando a sindicalistas, políticos de oposición, catequistas, activistas sociales... Un bien día les dio por empezar a matar curas, y asesinaron a Rutilio Grande. Y no sólo a él, los muertos de aquellos años se cuentan por miles, las barbaridades del ejército torturando, despareciendo, destruyendo probablemente nunca se contarán del todo. Esto supuso un revulsivo para Monseñor Romero. 

El pastor tímido empezó a hablar claro y se convirtió en un parapeto para el pueblo sufriente del Salvador. Denunció las injusticias, y sobre todo la violencia que destruía a los pobres cuando éstos reclamaban sus derechos. Claro, esto a la "gente bien" le parecía escandaloso, como siempre, sale a relucir el famoso "comunismo". Se le acusó de promover la violencia y la guerrilla. La Iglesia se convirtió más que nunca en objetivo del terrorismo paramilitar.

Los esfuerzos de Romero fueron infructuosos, la violencia siguió, la guerrilla que se enfrentó al ejército y durante un tiempo lo puso en jaque. La iglesia se convirtió en un objetivo prioritario. Romero llamó a los soldados a no masacrar al pueblo, pues las matanzas (con orquestación norteamericana) eran indiscriminadas. Esa fue la gota que colmó el vaso. Romero fue asesinado mientras decía misa en un convento de mojas, al parecer por orden del partido hegemónico, ARENA.

Juan Pablo II no lo quiso proteger de las amenazas, no tuvo con él ningún gesto de apoyo en vida. Cabe decir aquí como contraste que cuando la dictadura militar brasileña amenazó a otro insigne teólogo de la Liberación, Pedro Casaldáliga, Pablo VI dijo tajantemente "quien toca a Pedro, toca a Pablo". Daba igual que él no fuera comunista, y que se lo explicara personalmente a JPII. Cuando fue asesinado, único presbítero mártir de la iglesia en miles de años por defender a los pobres, no los privilegios eclesiásticos, lo metió en el cajón de las causas "dudosas" para no ofender a los ricos.

Tiene coña (con perdón) que la gente del OD, como dice Chemabala "vigila en las elecciones que la izquierda no haga trampas" cuando la situación del Salvador (y en gran parte de Sudamérica y del mundo) es una inmensa estafa social, en la que las oligarquías juegan siempre con las cartas marcadas. 

¿Que el OD escribió una carta al Arzobispo Romero? Seguro que sí ¿Que el OD dio su apoyo a Monseñor Romero, mártir, antes de su martirio? A otro perro con ese hueso.

No quiero ponerme más triste.

Que Dios os guarde.

Ramón