También lo hicieron públicamente, con Mercedes Rovira, la desafortunada numeraria uruguaya, futura y frustrada rectora de la Universidad de Montevideo, cuando se despachó lindo con sus también “muy desacertadas” declaraciones, en una entrevista que le hizo un periódico uruguayo, sobre la no admisión de profesores homosexuales en esa Universidad, los cuales son tan extraños a la normalidad humana —dijo—, como lo son los tréboles de cuatro hojas a la normalidad trebolina de tres. La pobre mujer no había hecho más que expresar la “sana doctrina” mamada desde su origen de la “Madre Guapa”, pero esto hizo que la “Madre Guapa” se brotara toda ante la posibilidad cierta de ser rechazada en bloque por la ciudadanía, con la consecuente pérdida de alumnos platudos en su UM, y entonces de un plumazo la descalificó públicamente en un comunicado de la universidad difundido en todos los medios. Por supuesto, la futura rectora perdió su puesto. Y vaya uno a saber qué otras cosas más perdió en la tremolina (o trebolina…).

En estos tiempos de presumible primavera doctrinal-pastoral, la “Madre Guapa” anda temerosa de que otro de sus amamantados ponga en peligro su rancho y por su culpa se quede a la intemperie. No quiere que se le sienta ni de lejos el olor a naftalina, y anda encoloniándose con fragancias “franciscanas”, que no engañan a nadie que tenga buen olfato para las fragancias, y menos a un “zorro viejo” (dicho con sincero cariño y respeto) como es el que ahora quiere conquistar, por aquello de “Hacete amigo del juez…”, que recomendaba el sabio gaucho Martín Fierro.

Pobre máma… Anda desesperada por no quedar fuera de “la Iglesia de Francisco”. A toda costa quiere tener olor a pobre y a Tercer Mundo. No le alcanzó con organizar una colecta en Madrid, a la que llamaron “Álvaro del Portillo”, para recaudar fondos para el Tercer Mundo (¿¿cuándo le importó a la máma el tercer mundo, o los pobres??), fondos que seguramente irán a parar para solventar los millonarios gastos de la construcción del descomunal centro de retiros en Tierra Santa (la máma es muy piadosa), sino que ahora quiere dejar bien claro, para que todo el mundo lo sepa, que ella era muy amiga de un amigo de Francisco: Mons. Oscar Romero, arzobispo de El Salvador, acribillado por la derecha católica unida a la dictadura militar de turno (a la máma siempre le gusta estar bien protegida), mientras celebraba misa, por vivir el Evangelio hasta el heroísmo en defensa de la liberación del pueblo pobre y aplastado, como muestra esta película sobre su vida.

Como Francisco ha dicho recientemente que está personalmente interesado en beatificar cuanto antes a Romero, ¿qué hizo la máma, diligente y presurosa como siempre? Lo mismo que en el caso de Livieres y Rovira: acudió a los medios (para que después no digan que nunca da la cara).

Pero esta vez no habló para decir que ella no tiene nada que ver con esos hijos malnacidos, y que no los reconoce, y que no son suyos. No, esta vez quiso que todo el mundo supiera que ella era muy amiga de Romero, y como prueba de ello ha difundido una carta de Álvaro del Portillo a Mons. Romero donde muestra cuánto se querían y admiraban mutuamente.

Y no sólo Álvaro, también, y principalísimamente, Sanjosémaría lo quería mucho.

¡Qué máma, esta!…

Pero, gracias a Tatita Dios, Francisco la conoce muy bien y no se deja “empaquetar”. Cuando en la audiencia del miércoles siguiente a la beatificación de Álvaro anunció que se lo había beatificado, solamente dijo que fue “ejemplo de fidelidad al sacerdocio y a la Iglesia”, nada de amor a los pobres. Y es verdad, porque se hizo beato por decirle siempre “Sí, Padre”, al santo, y por tejer en el Vaticano la red de relaciones necesarias para lograr la Prelatura Personal, y todos los poderes que tuvieron en Roma hasta que llegó Francisco. Igualito a Mons. Romero. ¡Como dos gotas de agua!...

Qué va a hacer, Livieres… Así es la máma…

Pampa