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 Tus escritos: Nuestra etapa heroica.- Lizzy Babieca

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lizzy :

Mis pequeños están en la etapa heroica, esto es, que se creen super héroes. Y andan de allá para acá tirándose encima de las cosas, con “espadas” y “escudos”. Ellos se figuran que vuelan. Yo los escucho en sus conversaciones, muy filosóficas, sobre “los malos” y “los buenos”. Al parecer, una forma de entender la realidad es ésta de separar a las personas entre o malos y buenos. Por ejemplo, Bellaquín de 4 años habla de las personas, cuando se trata de personas amables, y de gente, cuando se trata del resto, es decir, de “los malos”. Según él las personas no mueren, mientras que la gente sí…



Se supone que estas formas de percibir la realidad maduran conforme uno se desarrolla, y nos vamos dando cuenta de que no existen “los buenos” y “los malos”, sino porque así lo decidimos en función de una lucha o causa. Yo no sabía que estábamos compitiendo; no sabía que en Opuslibros estábamos en una lucha. Según lo que entendí, se trata de una iniciativa para informar sobre las realidades vividas por los ex miembros que no se la pasaron bien allí- por no decir que se la pasaron peeeesimoooooo-, apoyada –antes del juicio a Agus- por los documentos internos de la Prelatura. Si el Opus no la hubiese cagado con tantos, Opuslibros sería innecesaria. Trabajamos sobre la caca, labor bien poco elegante, pero necesaria por “empacordia” (empatía/misericordia) con uno mismo y con otros. Siempre he pensado que nos necesitamos para sanar, porque -viviendo realidades dañinas- fuimos conmitados a reprimir lo que sentíamos –rabia, dolor, impotencia- por aquello de que éramos damas y caballeros, cristianos, gente bien dotada. ¿Qué hace uno, entonces, con sus sentimientos y pensamientos, reales pero invalidados por aquellos terceros en quienes confiábamos? ¿Podrirse? Sí, un poco. Pasa el tiempo, y la herida queda allí, escondida y sin sanar. Luego encontramos Opuslibros, logramos abrirla, sacamos la pus y ya podemos curarla como es debido.

No existe la maldad pura. Hay estructuras y/o culturas que facilitan que nos portemos un poco en contra de nuestro sentir natural. Vale. Pero la maldad no existe. El otro día mi marido a duras penas no moqueó con el final de Sophie´s Choice –película que le advertí mucho que era “de las difíciles”-, y es que es muy duro lo que los humanos somos capaces de hacernos los unos a los otros, por pura crueldad. Somos capaces, dadas las condiciones, de pasar por encima de cualquiera. Es cosa de mirarse un poquito. De conocerse, para que nos nazca una piedad infinita por la fragilidad de nuestra especie. De ahí a que realidades tan notables como el amor o la amistad, nos parezcan grandes. Es que díganme si no es increíble que los mismos que hemos hecho cosas como los campos de exterminio, hagamos otras como la de acariciar a un bebé recién nacido. Los mismos: los seres humanos, nuestros únicos “otros” fuera de la divinidad.

Esta misma fragilidad, empero, guarda un secreto eximio: que somos poderosos. Nuestra especie tiene el gen de superar todo en términos psicológicos, y mas vale que así siga, que si no nos extinguimos. Antes que nosotros en la tierra, por ejemplo, han existido chorrocientas mil especies de animales mucho más top que nosotros, más fuertes, más duraderos, más todo. Pero se extinguieron. Esta época es la época del hombre, of course, pero no nos quedemos en la etapa heroica, de héroes y villanos, de damas y caballeros, de brujas y rufianes. Avancemos hacia un mundo en el que no sea necesario la guerra para tener sentido de vida, un mundo sin buenos y ni malos, que todavía quedan ¡MUCHAS! cosas por hacer, una vez colgada la espada y el escudo. Hay formas de construir realidad mas allá, que tiene que ver con llegar a acuerdos, con entenderse, con construir, con amar. Somos tremendamente poderosos si entendemos cuánto de la realidad que vivimos la creamos nosotros mismos, muchas veces haciéndonos zancadillas, pues elegimos vivir realidades de porquería, como aquella del convencimiento de que somos víctimas de una secta. Yo pertenecí a una secta de la Iglesia Católica, hice cosas que iban en contra de mí misma, me salí y por un tiempo me sentí timada y manipulada. Vulnerada íntimamente. Pero un buen día decidí perdonar y avanzar. Fui víctima, tiempo pasado J, lo que significa que HOY DIA ya no soy víctima de nadie.

Acogí lo que nos dijo Jaraysendal en la actualización del lunes, en cuanto a lo de la autocrítica. Solo insistir en lo equivocado que me parece ver la iniciativa Opuslibros como una lucha o competencia: Esquivias versus Beatificación alvarística. Que no me parece, pues si tenemos que hablar de números, pues que el resultado es aún mas desalentador, tanto para el Opus como para Opuslibros, con sus 312 seguidores en Facebook: 150.000 personas en la Beatificación no son gran cosa en comparación con los grandes espectáculos de la música o del deporte. (Ya me quisiera yo un público así). Sobre el tema del impacto de esta página, en cambio, me parece que “ya te pasaste unos pueblos”, como diría Satur, porque el fin principal de Opuslibros, más que hacerle mella al caparazón de la Prelatura, es que nadie que haya vivido la experiencia Opus como un daño, se sienta solo o raro, como un perro verde. Si de paso, ayudamos a la Prelatura a corregirse y mejorar, pues, qué bueno.

Yo de verdad creo que el Opus Dei y la Iglesia se están jibarizando –hay que revisar someramente algunos datos no más-, pero no quiero que desaparezcan, sino que se reformen, porque hay muchos que no se saldrán del Opus y otros muchos que vemos que la Iglesia bien puede ser un lugar fantástico para aportar. Tengo fe: fe en que seremos lo suficientemente inteligentes para cooperaren lo que haga falta. Incluso puede que terminemos en un fructífero “dialogo EX-IN” dentro de los próximos 200 años. ¡Quién sabe!

Lizzy Babieca




Publicado el Wednesday, 01 October 2014



 
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