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 Correos: Antonio Esquivias le ha quitado la careta al Opus Dei.- Ramón

120. Aspectos económicos
ramon :

Hola, amigos,

La petición de ayuda de Antonio Esquivas sobre su "inexistente" relación laboral con el lado oscuro es, en mi opinión, otro punto de inflexión en la trayectoria de impunidad laboral - y moral - del Opus Dei en España y supongo que en el mundo.

Al igual que Opuslibros en su día puso al descubierto la realidad institucional de los que estaban dentro, de los ex que lo tenían todo dentro, de los ex que no tenían nada, etc. Antonio con su gesto de valentía ha puesto cara al Opus Dei. Otra grieta en su hasta ahora perfecto retrato...



Antonio le ha quitado la careta al Opus Dei, y lo ha mostrado con su verdadero rostro. Su petición, sencilla y razonable, es que se le reconozcan, a efectos de Seguridad Social los años vividos y trabajados en la Prelatura. Ni más ni menos: ni siquiera pide los atrasos por sueldos no percibidos, cosa que haría cualquier trabajador por cuenta ajena, o incluso divorciado/a en régimen de gananciales. No, sólo busca un reconocimiento para tener una pensión digna con la que sostenerse él y su familia. 

Ante esto, el Opus Dei responde con la ley en la mano, y le aplica el reglamento en toda su dureza, y de la forma que más le beneficia al OD. Esto puede ser muy legal, pero no es más que una crueldad para quien ha servido a esa institución. Será muy legal (veremos, dijo un ciego), pero desde luego es inhumano y desde el punto de vista evangélico, condenable.

No olvidemos que en la parábola de los vendimiadores, el amo paga igual a los que contrató por la tarde que a los que llevaban todo el día. San Pablo dice que quien trabaje para el altar, coma del altar, que el obrero tiene su salario, que si tomas prestada una capa por el día la devuelvas por la noche a quien no tiene otra cosa... Mientras que Tertuliano dice que "los cristianos respetan la ley, pero la superan con sus vidas..." en fin, mejor no seguir. Que si tienes que andar una milla, acompaña dos. Y mil ejemplos más de generosidad, de superar la legalidad y el Dios Tiquismiquis que sólo se acuerda de los hombres a la hora de cobrar.

El "comer", hoy día es algo más que tres comidas al día: es vestido, sanidad, vivienda, seguridad social. 

Esto no sólo es un mandato evangélico, sino que figura en varios artículos de la Declaración de Derechos Humanos. Quien viola a sabiendas estos artículos, base de nuestra constitución y derecho, quizás no consigamos condenarlo por un delito probado, pero ante los ojos de todos debe quedar como un auténtico impresentable, sea quien sea. No vale decir que "son las personas que no viven el espíritu": no, señor. Es la institución que crea esas personas y las potencia. Decir que a Antonio se le sostuvo mientras estuvo "dentro", que ya no hay responsabilidades con él, es volver a la época de los criados que trabajaban por la comida o a la esclavitud.

No es que el Opus Dei no tenga bienes. Tiene fincas, inversiones, reservas económicas. No es una orden mendicante. Bien puede permitirse poner al día a Antonio y a otros en su situación. Pero no quiere. La ley no le prohíbe hacerlo, simplemente no les da la gana hacerlo. Toma ya. Eso es lo que Antonio ha puesto en evidencia: pueden hacer un bien cumpliendo su obligación, pero no quieren. Saben que él y su familia pueden sufrir bastante, pero les da igual. Saben que lo que pide Antonio está en razón, pero es lo mismo.

Y esto es lo que me indigna y me lleva a considerar que la Iglesia, por mucha publicidad, por mucha nota esperanzadora del Papa, no tiene ganas de cambiar, no quiere, se ha metido en un berenjenal del que ya no puede salir. Es santa para lo que quiere, pero habitualmente se dedica a su faceta pecadora que es la que más le va. Si no es capaz de poner esto en orden, ¿con qué cara va a mirar a los que esperan de ella gestos de esperanza, o peor aún, a los que esperan que caiga?

Y es ahí donde me parece perfectamente pertinente la afirmación de Josef Knecht (1-09-14):

Esa doble vara de medir la realidad (“fuera”/“dentro”), tan típica de una asociación sectaria, debería ser eliminada de las instituciones de la Iglesia Católica porque a la corta y a la larga perjudica mucho su labor evangelizadora al entorpecerla con patologías del todo contraproducentes.

No tiene sentido que los obispos tengan que asegurar a sus sacerdotes (entre los que se encuentran ellos mismos) y permitan que una institución religiosa no lo haga. No tiene sentido que los obispos respeten la exención de las órdenes religiosas para unas cosas y para otras no. Ahí no tiene sentido ninguna excusa que quieran poner, se trata de algo que se debe en justicia. ¿Entonces por qué lo permiten? No tiene sentido que sabiendo que esto sucede, que esto es alegal, lo sigan permitiendo.

El muy opusiano Federico Trillo, actual embajador en Londres, destacado miembro del PP, acuñó el término "responsabilidad in vigilando" para achacar al entonces presidente del gobierno español Felipe González, su desconocimiento de las tramas de corrupción en torno a su gobierno. Según él, si no se había enterado de que un alto funcionario era un corrupto, tenía que dimitir como presidente. Al parecer, esa regla no se aplica a los obispos cuando han de cuidar de aspectos legales tan básicos para los sacerdotes. ¿Piensa alguien que se van a preocupar de otra gente?

A mí todo esto me decepciona profundamente, y me hace pensar que su verdadero interés está en otras cosas, pero no en la defensa de la justicia. Si debemos alegrarnos porque, en lugar del siniestro Rouco vuelva Cañizares de Roma, un duro entre los duros, que está a partir un piñón con el Opus Dei y el movimiento neocon, es que algo va bastante mal. Si la iglesia pone bajo su paraguas a centros como el IESE, que esparcen la ideología que nos ha traído hasta aquí, es que algo va rematadamente mal.

Viendo cómo la reforma de los Legionarios de Cristo se convierte en un lavado de cara procesual, sin la mínima crítica a su ideología, elitista y reaccionaria, a su inmensa fortuna, me temo lo peor. Porque si las pequeñas cosas no se arreglan, no se arreglarán las mayores. ¿Qué habría sido del Opus si hubiera pagado rigurosamente sus obligaciones fiscales? ¿Si hubiera declarado al fisco sus bienes, sin pantallas? Si las numerarias auxiliares hubieran recibido un salario, o tuvieran un plan de pensiones? No habrían podido crear semejantes montajes atrapa incautos. La gente sería más independiente y más libre.

Si después de todas las declaraciones del Papa en favor no ya de la justicia social, sino de la legalidad más básica, seguimos igual, es que la iglesia no puede, no quiere cambiar. Su papel será el de muleta de la derecha nacionalcatólica, como ha demostrado el episcopado español con Rouco al frente, pero no al lado de los que más sufren. Si tienen la cara de montar manifestaciones antigubernamentales pero luego no pueden mandar al Opus que cumpla con sus obligaciones, apaga y vámonos.

Antonio Esquivias ha tenido el coraje de hacer público que la careta de piadosa unción no es más que una máscara de crueldad. Él lucha por un mundo más justo. Tiene bemoles que la situación de los curas y excuras, monjas y ex monjas la tuviera que solucionar legalmente los laicistas, anticlericales y martirizadores enemigos del PSOE. No cabe duda: del enemigo, el consejo.

Que Dios te guarde, Antonio, junto con todos los ex.

Ramón




Publicado el Wednesday, 03 September 2014



 
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