Hace pocos meses se ha creado un foro en internet (osoigo.com) con el fin de que los ciudadanos puedan preguntar directamente a los políticos que hayan aceptado la invitación de los creadores del foro o que se hayan ofrecido ellos directamente. En él participa el numerario, Rafael Larreina, bien polémico por hacer compatible su condición de numerario del Opus Dei con la representación en el Congreso Español de un partido político de ultra izquierda, separatista, para algunos, aun terrorista, y que en otro tiempo se calificó como marxista. Personalmente yo tengo interés en desenmascarar al numerario que miente, porque conozco cómo es la vida en el Opus Dei. Cual sea su pensamiento político me da igual. Me es igual de difícil comprender cómo se compatibiliza la vida de otros miembros del Gobierno de España con su pertenencia a la prelatura, por aquello de ser un “camino de santidad”, un compromiso vital cristiano.

Ellos no se ofrecen para que nadie les pregunte por sus acciones, así que he decidido aprovechar la oportunidad que Rafael Larreina me brinda y llevo hechas unas cuantas preguntas. De momento tiene la virtud de no responder a nada, pero voy a insistir hasta que se aburra o responda con hondura y sinceridad. Y os lo cuento a vosotros para que visitéis el foro y apoyéis mis preguntas, porque para que me responda necesito 50 apoyos antes de 10 días. Si no mi pregunta caducará y pasará a mejor vida.

Ahora mismo le pregunto dos cosas: ¿Por qué es usted numerario del Opus Dei? ¿Está seguro de los trabajadores del Opus Dei tienen un contrato laboral y cotizan a la Seguridad Social?

También animo a hacerle preguntas sobre lo que os parezca oportuno. No hace falta dar la cara. El es una persona concreta, no el Opus Dei, pero creo que tras 40 años en la prelatura un poco de responsabilidad de no ver y no saber nada ya tendrá, ¿no? Para mi es el gran misterio. Uno puede ser un fanático integral, pero cuando miente, cuando roba, cuando extorsiona, sabe que lo hace. ¿Entonces, eso cómo se come? Si me apoyáis os o agradezco.

Carmen Charo