En el libro "Cisnes Salvajes" de Jung Chang, encontré un párrafo que me transportó a la realidad actual del opus, su fundador Escrivá y su discípulo Del Portillo. El párrafo describe una de las facetas del culto al dictador Mao y el ejemplo de Lei Feng como discípulo.

"La esencia de Lei Feng, nos decían los profesores, consistía en su amor y devoción ilimitados hacia el presidente Mao. Antes de tomar iniciativa alguna, Lei Feng siempre procuraba recordar alguna frase de Mao. Su diario fue publicado y pasó a convertirse en nuestro libro de texto de moral. En casi todas sus páginas había algún voto solemne tal y como: 'Debo estudiar las obras del presidente Mao, seguir instrucciones del presidente Mao y ser un buen soldado del presidente Mao.' Todos nos proponíamos solemnemente seguir el ejemplo de Lei Feng y mostrarnos dispuestos a 'ascender montañas de cuchillos y descender a océanos de llamas', a 'ver nuestros cuerpos reducidos a polvo y nuestros huesos desmenuzados', a 'someternos sin vacilación alguna al control del Gran Líder'... Mao. El culto a Mao y el culto a Lei Feng cosntituían dos caras de una misma moneda: uno era culto a la personalidad; el otro, su corolario esencial, era el culto a la impersonalidad."

Similitudes escalofriantes.

Rodrigo