Hola a todos,

No es que haya sido el que más aportaciones he realizado a lo largo de estos meses pero puedo asegurar que cada semana he estado ahí, leyendo los escritos que habéis escrito.

Llevo ya ocho meses fuera de la Obra. Estoy muy feliz. Tengo una gran familia, muchos amigos que me quieren y sí... una novia (que, quizás sea un guiño del destino, es supernumeraria). Se puede decir que he rehecho mi vida en todos los sentidos. Bueno, ahora únicamente faltaría tener un trabajo pero bueno... con mi esfuerzo personal y la ayuda de Dios saldrá cuando tenga que salir.

Tengo que deciros, para hacer gala a la verdad, que durante estos meses ha habido personas que se han implicado mucho en mi proceso de "sanación". Personas que han llorado conmigo, personas que me han puesto la mano en el hombro y que me han apoyado en todo momento. Personas que han rezado y sé que lo siguen haciendo a diario. Muchas de esas personas, como ya he dicho, buenos amigos, son miembros de la Obra: tanto numerarios como supernumerarios.

Me permito daros un consejo. No pasa nada por salirse. Nadie te juzga, nadie te mira mal. Justo al revés: todo el mundo se interesa por tí y comienzan a aparecer esos amigos que abandonaste tiempo atrás. Lo importante es hacer siempre lo que uno quiera en conciencia sin dejarse machacar con la voluntad de Dios y con la confianza en los directores y con la visión sobrenatural y con la noche oscura del alma y con la valentía y con la palabra dada... Haz lo que quieras... pero repito, no seas tonto. No te puedes ir de un día para otro a no ser que tengas mucha pasta. Hazte en primer lugar un pequeño fondillo de dinero, busca trabajo... y vete con la cabeza bien alta, la mirada al frente y con una sonrisa -porque Dios nunca desprecia a nadie que en algún momento le ha dicho que sí-.

Luego tu relación con la Obra quedará como tú quieras que quede. Si te apetece pasar para toda la vida de la Obra, pues pasarás. Si prefieres esperar un poco de tiempo y luego comenzar a frecuentar un Centro para medios de formación, haz lo que quieras. Pero... y esto es lo importante: que nadie decida por ti. Haz lo que quieras y no te dejes liar si no quieres.

Creo que es hasta terapéutico para mí en estos momentos el escribir esto y el contar lo que voy a contar. Por una parte, gracias de todo corazón; y por otra, necesito, ahora sí, tomar un poco de distancia de OpusLibros para empezar a olvidar la Obra del modo en el que la he experimentado hasta ahora. Pero no es ni mucho menos pasar olímpicamente. Yo estaré aquí hasta que Dios quiera. Si alguien necesita de mi ayuda que no dude escribirme a la dirección que en alguna ocasión ya he proporcionado: gnaciancenoquierevolar@gmx.es Para ayudar a los que lo necesiten siempre estaré disponible.

De todo corazón: gracias. Un saludo y hasta siempre.

Gregorio