Buenas tardes.

Una vez más quiero empezar agradeciéndoos a todos los que me habéis contestado... Antes de escribir hoy me he releído vuestras aportaciones, y me he emocionado. Es "irónico" que sea precisamente en esta web, a través de usuarios desconocidos donde encuentre un lugar en el que me siento comprendida, escuchada y querida... y no sólo encomendada (que seguro que también, jejeje)

Os escribo porque creo que cada vez tengo las cosas más claras, pero claro, la incertidumbre también es mayor. Gracias a Dios (con todo el sentido de esas palabras) tengo un trabajo y a mi familia cerca (no les he dicho nada, y no sé cómo se lo tomarán... no doy datos por si hay "topos", que las paredes oyen, leen y comentan...)

Una de las cosas que más me está ayudando es ver que sigo rezando, y no me siento "mintiendo a Dios" (podría decir alguna barbaridad que me han dicho en esta línea, pero prefiero omitirla).

La otra es el sentimiento de que el "Opus Dei" no existe. Quiero decir, existe una teoría encarnada. El problema es que lo que vivimos es precisamente eso: el "espíritu" puesto en la práctica por personas que intentan hacerlo lo mejor posible (de eso no me cabe duda) pero que son limitadas y que muchas veces trastocan las cosas y las estropean. Por ejemplo, la idea del Opus Dei es que somos laicos, uno más en medio del mundo, del que no nos separa nada y por eso no nos diferenciamos en nada del resto de cristianos (salvo que nuestra luz está encendida XD) pero.... no vamos al cine, ni a espectáculos, vestimos de una determinada manera (mangas siempre, bañador entero...), evitamos el trato con las personas del otro sexo (y la amistad con ellos ya es más que problemática), no vamos a excursiones o salidas que supongan dormir fuera con gente que no sea de la Obra o actividades que no sean nuestras, no vamos a bodas (como criterio general, luego siempre hay excepciones), no somos padrinos de bautizo, "medimos" el trato con la "familia de sangre", no vemos la tele, vemos una película al mes (aprobada por dirección espiritual)... No hacemos voto de pobreza, pero entregamos el sueldo, hacemos cada mes la cuenta de gastos y consultamos los gastos "extraordinarios"... No hacemos voto de obediencia, pero el mandato más fuerte es "un por favor", se da por hecha nuestra disponibilidad para encargos, labores, destinos, trabajos; no ponemos en duda lo que nos dicen los directores porque el que obedece nunca se equivoca... No hacemos voto de castidad,... pero... no hace falta decir nada.

Entonces a mí me surge la pregunta... ¿seguro que no somos un instituto de vida consagrada? A mí me dijeron que éramos laicos, no religiosos... y me lo creí. Me lo he creído durante más de 17 años y a día de hoy ya no sé lo que creer. Creo que ya no sé quién soy o qué soy... ni tampoco lo que seré.

Aunque no viene a cuento me ha dejado muy tocada la carta de Triste: ¡¡por favor!! ¡Valórate! Si quieres escribir al Padre hazlo. Yo lo hice hace un par de años al final de un curso de retiro, pero sin pretender tener el tono de “Noticias” (creo que para los chicos es “Crónica”), sino con mi tono real, de respeto, educación, pero preocupación, para transmitir de verdad mi situación, mi incertidumbre… Y por cierto, me contestaron de parte del Padre, así que muy mal no debía estar. Y si lo que quieres es solucionar tu situación ve a hablar con quien haga falta: consejo local, directoras, sacerdote secretario… lo que sea, máxime si lo que quieres pese a estar así es perseverar. Creo que una de las obligaciones que adquiere la Obra cuando hacemos la oblación y la fidelidad es precisamente ayudarnos, ¿no? Pues eso, pide ayuda, tienes todo el derecho, y más todavía si lo haces por Amor a Dios. Rezo por ti, pero tú también tienes que actuar.

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