Queridos amigos: Estoy completamente de acuerdo con todo lo que escribió janabenito el lunes pasado. Como ya es costumbre, da en el clavo contundentemente.

Sobre las gestiones para obtener el episcopado del santo fundador del lado oscuro, que nos ha descubierto Marcus Tank, he de reconocer que no tenía ni idea. Eso no es una sorpresa. En cambio, me sorprende que algunos se sorprendan de que aquel señor sacerdote tuviera esos afanes. Si no tuvo melindres para conseguirse abiertamente un marquesado, no veo nada raro en que haya cabildeado usando todas sus influencias para tener una mitra de obispo. Creo que hay que entender que ese señor lo hacía con la intención de cumplir aquella misión sagrada que Dios mismo le reveló en aquella particular teofanía suya del 2 de octubre de 1928. Hay que ponerse en su lugar y comprender que hacer aquello que el "vió" requería medidas extraordinarias. ¿Que hace falta un marquesado? A por él. ¿Que hace falta un obispado? A por él. Lo que haga falta, que Dios es lo primero.

Aparte de las consideraciones sobre la vocación especialísima de aquel santo tan peculiar, me gustaría compartir con vosotros el recuerdo de un eclesiástico que me dijo un día "Si llovieran mitras del cielo, ninguna tocaría el suelo". Dicho de otro modo, que en tanta humildad de rechazar las intenciones de ser obispo hay mucha hipocresía. La hipocresía que tuvo el santo marqués, demostrada por Marcus, y la que tienen muchos otros que hacen aspavientos verbales reconociendo su presunta indignidad o incompetencia para el oficio episcopal. "Si llovieran mitras del cielo, ninguna tocaría el suelo." Creo que fue este mismo quien dijo ante el pretendido sufrimiento que ocasiona el gobierno pastoral: "Puestos a sufrir, yo prefiero sufrir como obispo." Genial. Lo otro, hipocresía sin límite. Si es legítimo que un teniente quiera ser coronel y un coronel quiera ser general; si es legítimo que un juez quiera ir al tribunal supremo y que un juvenil quiera llegar a ser titular del Atlético de Madrid, ¿no deberían dejar toda esa hipocresía los señores y monseñores y especialmente los candidatos a santos? Con su parodia de la humildad, están desprestigiando esa amable virtud. Digo yo, pero a lo mejor estoy equivocado.

Saludos a todos y a disfrutar de la primavera, que en el Aerópago están saliendo flores y brotes como nunca.

Dionisio