pepito :
Meditando
al hilo del mensaje de Sperpento,
y aunque en esencia no nos diga mucho de nuevo, me percato una vez más de que
es una verdadera desfachatez la doctrina de Escrivá sobre el Buen Pastor:
convirtió una de las más bellas parábolas evangélicas en un vulgar instrumento
de manipulación de las conciencias. Y es que, tras arrogarse por las buenas esa
noble figura para las que él llamaba “mis ovejas”, también lo hizo con el
derecho de nombrar a los “gañanes” (directores y curas) encargados de la
“dirección espiritual” en nombre de su Opus Dei.
Creo que
ya he
comentado en otra ocasión cierto suceso que, al lado de seguramente
muchos otros, contribuye a explicar esas bucólicas pretensiones de
Escrivá. Al parecer, antes de la Guerra Civil él tenía más o menos reclutados a
unos cuantos curas afines, con los que esperaba poder atender a sus hijos en la
confesión y en la famosa “charla”; pero algunos de ellos, por lo visto, le
salieron ranas y se convirtieron, como el diría con su congénito patetismo,
en su “corona de espinas”. Y es que, al parecer, cuando a uno de ellos, según
dicen, el primer numerario que Escrivá ya tenía en el saco, le contó al cura
que en su misa diaria veía a una chica que le gustaba mucho, él lo animó a que
se hiciera su novio y formara con ella un matrimonio cristiano, como era de
sentido común. Pero a esa oveja su “buen pastor” la tenía destinada para más
altos destinos.
En fin,
creo que en la historia de la Iglesia habría que rebuscar para encontrar casos
similares; y menos mal que ya no había Inquisición; pues la de los buenos
tiempos hubiera llamado a cuentas a Escrivá al respecto de esa usurpación del
título de Buen Pastor.
Pepito
Publicado el Friday, 21 March 2014
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