pepito :
Ya antes,
pero más a propósito de algunas colaboraciones recientes, le había dado yo
vueltas a las
pretensiones episcopales de Escrivá. Las de un primer momento me
parecen explicables en un clérigo relativamente joven, para el que por entonces
un obispado representaría al menos, como en España se dice, toda una
canonjía. Además, la saña revolucionaria había dejado la jerarquía en
cuadro y sobraban plazas.
Las
maniobras de más adelante no me parecen fácilmente conciliables con las
responsabilidades que él había contraído como fundador y cabeza del Opus Dei,
aunque tal vez eso le pareciera cosa menor pensando en las numerosas
congregaciones y asociaciones religiosas que entre el siglo XIX y el XX habían
sido fundadas por obispos, o por clérigos que a obispos llegaron por haberlo
hecho (caso de Herrera Oria, al que tal vez quiso igualarse).
En cuanto
a sus particulares y curiosas inclinaciones por el Vicariato General Castrense,
que él, al parecer, veía como una promesa de futuro para su Opus Dei, cabe
suponer que pretendiera explotar esa fórmula canónica para sus proyectos (pues
no se me ocurre que pretendiera militarizar a sus adeptos).
En fin,
partiendo de que esos afanes episcopales jamás los compartió con sus hijos ni
con la posteridad, tal vez haya que ver una especie de resto fallido de
los mismos en lo que sí dijo más de una vez, no sin causar perplejidades, de
que llegó a pensar en dejar el Opus Dei –¿se supone que ya en marcha?- para
dedicarse al apostolado entre los curas (de algunos de los cuales, por otra parte,
- su famosa “corona de espinas” - se había desentendido al crear de su propia cantera
su Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz (SSS+), que no estoy dispuesto a creer
que ya apareciera en su famosa visión fundacional).
Se me
dirá que todo esto es un revoltijo de suposiciones difícil de aclarar; pero eso
fue así porque él lo quiso y bien hacen quienes en ello investigan.
pepito
Publicado el Wednesday, 19 March 2014
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