Queridos amigos de Opuslibros:

hoy quiero haceros participes de vivencias personales por si a alguien le puede servir o interesar.

Pedí la admision en la obra a los dieciocho años. Estuve quince y me salí hace ahora veintiocho años. Al principio de la salida aparece la soledad de la falta de grupo que te arropa y los vientos de la intemperie empiezan a llevarse cosas que tenias por sólidas. Primero se llevan lo mas superficial pero después vuela lo profundo. No hay problema en el abandono de costumbres superficiales que ves casi como liberador. Pero cuando temblaron los fundamentos de la moral y la fe, debido a que estaban apuntalados por el cobijo de grupo que ya no existía, me entró el vértigo de la duda de Dios y el de vivir sin ataduras morales...

Así estuve bastante tiempo: ateo y con moral de conveniencia. En ese tiempo tuve vivencias de altas cotas de libertad mental y de acción sin dar cuenta a nadie de mis comportamientos, ni incluso a mi propia conciencia, que era, para entendernos, muy laxa. No cometí grandes crímenes porque soy por naturaleza sensato, ordenado de mente y como dice Machado, en el buen sentido de la palabra, bueno. Pero si cometí pecados que en el opus nunca había cometido.

No quería curas ni en pintura, y era alérgico a todo lo que oliera a dirección espiritual. Me sentía feliz con mi libertad y procuraba no dañar a nadie aunque a veces no lo conseguía. El yo era el centro vital. Desarrollé una enorme afición a todo lo cultural relacionado con el conocimiento del hombre por la historia, las distintas religiones y las diferentes ideologías político-sociales (esto fue novedoso para mi porque mi carrera es de ciencias)... Apliqué el impulso científico a estos temas, cosa que me ha enriquecido mucho.

Luego a través de los años empezaron a venir los reveses de la vida que a todos nos llegan y los iba encajando con un espíritu digamos agnóstico-estoico. El recuerdo de la obra estaba ya totalmente difuminado y superado en lo profundo, no me dejó ninguna secuela psicológica, y reconozco que sí me dejó virtudes humanas que me han servido de mucho.

Mantenía afectos personales con los pocos miembros, muy pocos, de los que era amigo; la gran mayoría de los "hermanos" se despegaron después de tanta "fraternidad". Conforme iba encajando esos reveses vitales sentía el vacío de Dios por dentro pero tardé tiempo en admitirlo y reconocerlo. Fue un proceso paulatino que culminó al conocer a un modesto cura de parroquia con el que me tomé muchos cafés. Su formación cultural no es la que estamos acostumbrados a ver en los curas de la obra pero, amigos, hablaba con su vida de dedicación y sacrificio por la gente de su parroquia más que con palabras y la sabiduría con que supo comprenderme no se estudia en las tesis doctorales de Teología. Total, que un día me confesé formalmente entre lágrimas y sollozos recuperando la Fe en la existencia de Dios con la cual continuo.

Luego me acordaba del pésimo uso y la banalización que en la obra se hace del Sacramento de la Confesión y me decía que como esa gente puede aguantar ese abuso del Sacramento. Ahora vivo feliz y sereno con mi Fe en Dios, con mi oración directa, sincera y espontánea, sin practicas de normas de piedad de ninguna clase y con la ayuda de mi cura asesor, que no director espiritual.

Veo que en la Iglesia hay muchas comeduras de coco similares a la de la obra, en muchas instituciones eclesiásticas sin espíritu evangélico y lo que veo mal, lo critico abiertamente al mismo tiempo que admito de buen grado criticas en mi contra. Ah! y me encanta el Papa Francisco.

En resumen, por si a alguien esté dentro o fuera de la obra pudiera ayudarle mi vivencia, le digo que el borrar totalmente la influencia de la obra en la vida personal es realmente posible, como me ha ocurrido a mí, sin secuelas de ninguna clase y que hay que pasar totalmente de los rollos macabeos de tipos como Escrivá o similares, que hay muchos. Basta con la oración y el comportamiento recto y la ayuda esporádica de un cura lo más sencillo posible.

En fin, perdonad el sermón. A los que siguen dentro los veo como pobres esclavos mentales de una secta repleta de grandes chorradas. Estoy en contra de los jefes que mantienen la estructura sectaria, pero no en contra de los miembros normales que me dan más bien pena.

Orange.

P.D. Gracias a Josef Knecht y a Tomasiano por sus comentarios a mi envío del 22-1-14. Saludos cordiales a ambos.