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 Correos: Mis aventuras en el Opus Dei (VI).- Pepgrass

010. Testimonios
pepgrass :

ANDANZAS Y DESVENTURAS DE UN “NUME” POR TIERRAS CASTELLANAS Y SUS ALEDAÑOS (6)

En honor a la verdad tengo que decir que o no me enseñaron bien, quizás yo no lo entendí bien, o las dos cosas, pero para mí las conversaciones fraternales, charlas o chats…, eran casi siempre como un entona del “mea culpa” más que una charla, a mí me parece que nunca llegué a comprenderla del todo. Es más, parecía más una confesión que una charla, probablemente por mi culpa, pero era como una lectura de despachos; normas de piedad, chahi, orasao, de trasero, apostolate, soy una máquina, coleguis, pss… Total que unas veces me ayudaba y otras veces pues me dejaba indiferente, no sé, pensaba que tenía claro el espíritu del Opus Dei pero quizá nunca lo tuve claro y más que ser de la Obra, estaba apuntado...



 

Hacía las cosas, cumplía los servicios y sobrevivía con mis estudios. Tuve la suerte o la desgracia, no sé qué será más cierto, que en los últimos años de mis estudios me pagaran la pensión mis progenitores, si no, probablemente todo habría saltado por los aires mucho antes.

Los primeros años me sacaba la pasta currando en “movidillas institucionales” o dando clases particulares, cosa que me dejaba poco tiempo para el resto de cosas que tenía que hacer, además, con mi caos personal vital era todavía más complicado. Un verano se me ocurrió sacarme la pastuqui para poder pagar el carnet de conducir dando clases particulares a un chavea al que no había manera de introducirle los conocimientos matemáticos, ni a tiros. Pero con mucha paciencia conseguimos que saliera adelante… Iba yo todo contento con mi pasta para obtener el preciado carnet y hete aquí que la misma monja que me fastidió la JMJ me dice, ¡no! ¡no! ¡no!, parecía Joda vestido de ingeniero listillo, la pasta “pa mí” y se las pides a tus papis que pa eso los tienes. Yo le mandé a la “miércoles” y le dije que precisamente lo había hecho así porque no me lo pagaban, pero ya se sabe, ¡el jefe siempre tiene razón! Pues me tuve que jo…robar y conseguirlo de mi progenitora que engañó a mi progenitor, como es lógico, para que me lo diera.

Con los enanos me lo pasaba en grande; excursiones, acampadas, senderismo, montaña, visitas culturales, partidos de fútbol, salidas de todo tipo y las maravillosas convivencias de esquí, de fútbol, de estudio… que culminaban en los campamentos y cursos de inglés del verano. Quizá te pasabas el tiempo pensando más en cómo, cuándo, y con quién, hacer todos esos planes, que en lo realmente importante, de ahí lo de monitor de tiempo libre, que por cierto me saqué el título, ja, ja, ja.

Lo más importante era sacar adelante las cosas y a ello pusimos manos a la obra sine die, hacer muchos socios y llevar más chicos al campamento. Me convertí en una auténtica máquina de hacer socios y conseguir que todo el mundo fuera al campamento acompañado de dos amigos como mínimo. Todo iba estupendamente durante años pero, de vez en cuando, había problemillas estructurales, en especial los relacionados con mis estudios, tanto afán ponía en las cosas del club que “mis cosas”, casi siempre por mi culpa, en ocasiones no iban todo lo bien que debían ir. Poco a poco, sin pena ni gloria, iría terminando mi Carrera y después como guinda, la mili.

En el servicio militar me encontré al principio cual pulpo en garaje. El campamento en especial, fue una prueba de fuego de la que salí como pude. El primer fin de semana que nos tocó pringar en el cuartel casi nos cogemos una cogorcia en el bar, ese día estuve a punto de apuntarme a las Goes, pero no me atreví a entorpecer los "planes previstos para mí", pasar cuanto antes la mili y punto. Total que para despedir a uno del grupo que sí se había metido, invitamos cada uno a una ronda de tercios y como éramos seis, pues la última ni entraba. Luego en la formación, las pasamos canutas, menos mal que el sargento de guardia era un cabo primero jovencito y no se enteraba de nada, si no, todos arrestados al día siguiente. Me lo pasé fenomenal en el campamento, hice buenos amigos, pero los perdí posteriormente por no saber en esos momentos compaginar la amistad con la libertad de cada uno, después de eso aprendí que la amistad iba mucho más allá de las personas, gracias a Dios.

En el destino militar me lo monté bastante bien, tenía que pringar 15 días seguidos pero luego disponía de 9 días libres, por lo que compensaba olvidarse unos días del cuartel, aunque estuviera encerrado los otros días. En esos meses de soldado estuve bastante alejado de mi vida habitual, fue un paréntesis de la “realidad virtual” de la Obra y pensaba que estaba haciendo algo extraño porque fue la primera vez, después de unos años, que iba un poco “a mi bola”.

Una vez pasado el mal trago del servicio militar, donde me di cuenta de lo mal que estaba el personal español en general a la edad de 18 años, sin muchos estudios y sin nada concreto que hacer en la vida, te hacías un poco más cargo de cómo era el mundillo real, pero pensabas que esos estaban en otra guerra, nunca mejor dicho. El caso es que por una vez me mantuve al margen de todo, sin nada que hacer en concreto. Después de la mili vino el final de mi vida de estudiante, esa que nunca llegaba porque siempre te despertabas con que te había quedado alguna asignatura por aprobar, pero ¡sí!, se terminó y empezó mi vida profesional.

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Publicado el Friday, 03 January 2014



 
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