Acabo de leer una nota del prelado acerca del tremendo desastre que vive el pueblo de Filipinas y he de decir que no salgo de mi asombro y consternación, pues demuestra una superficialidad tremenda y resuelve todo sin un auténtico espíritu evangélico pero eso sí, citando al fundador que siempre tenía la respuesta adecuada para todo y para todos…

Pero mi asombro va a más cuando termina la nota diciendo:

“Oración, oración, oración... La magnitud de la catástrofe –concluye el Prelado– nos ha de mover a suplicar más fe, para nosotros y para los demás”...

Efectivamente es muy importante la fe pero también se requieren los medios materiales y, de un plumazo, se despacha la nota dando la información de cómo poder ayudar a los millones de damnificados: a través de Caritas, porque el Opus Dei, supongo, no tienen recursos para hacerlo ni siquiera para prestar una casa que sirva de albergue a tantos… Para eso está la Iglesia y las órdenes y congregaciones religiosas. Ellos tienen sus propios proyectos y sus propios recursos para sus propios planes pero no para socorrer a una multitud que no tienen ni donde dormir ni qué comer.

La verdad no debería de extrañarme pues basta recordar las famosas “visitas a los pobres de la Virgen” que tanto promovía el fundador cuya finalidad es mover a la generosidad a los chicos de San Rafael, no para resolver los ingentes problemas económicos de las personas visitadas sino la generosidad para entregarse a Dios en “su Opus Dei”. Nos aclararon muy bien que al hacer esas visitas no íbamos a resolver los problemas de pobreza de aquellas familias sino a hacerles pasar un rato agradable y que pudieran comer unos caramelos o golosinas que ordinariamente no comen, como tampoco no comen huevos ni carne ni pescado… La verdad que al principio te la crees y más cuando efectivamente funciona la fórmula y aquel chico se siente “tocado” por la gracia y en un acto de generosidad entrega su vida a Dios para vivir en la mejores urbanizaciones de la ciudad pero de una “forma sobria y templada”, nada más con 4 o más personas de servicio (numerarias auxiliares) como en cualquier familia numerosa y pobre y además se la pasará consiguiendo millones de euros o dólares para hacer frente a las grandes necesidades de la obra: casas de retiro, centros de “formación”, escuelas y universidades donde se enseñe a vivir “de acuerdo con las enseñanzas evangélicas”.

A este propósito me acuerdo de un director regional que nos explicaba que las instituciones de la obra no se puede decir que son católicas porque no lo son, son de “inspiración cristiana” pues eso es lo netamente laical. Y te das cuenta que se quedan en mera inspiración y no llegan a lo cristiano aunque hay que decirlo, es muy importante que haya un oratorio digno del Señor, cueste lo que cueste y lo pague quien lo pague, y los suficientes capellanes que confiesen todo el día y prediquen y celebren la misa. Me acuerdo de mi paso por uno de esos colegios en Madrid que tenía más de 8 capellanes a “full time” aunque en la iglesia vecina no había sacerdote para celebrar la misa diariamente, pero ese era su problema no el nuestro, que nosotros somos “una partecica muy pequeña” de la Iglesia, así nos lo decía Álvaro del Portillo y lo repite el actual prelado, pero que no lo digan los medios de comunicación porque, aunque no formamos grupo y por eso “nunca se verá un grupo de miembros de la obra en una procesión o en una celebración religiosa” los miembros del opus dei son tantos… en el mundo.

Cada vez entiendo más porqué el Papa Francisco resulta tan incómodo para algunos, y la razón es muy clara, porque dice verdades a puños, basta leer los encabezados de unas cuantas homilías diarias:

9 de Noviembre de 2013

EL PAN SUCIO DE LA CORRUPCIÓN

Los administradores corruptos «devotos del dios soborno» cometen un «pecado grave contra la dignidad» y dan de comer «pan sucio» a sus propios hijos: 

11 de Noviembre de 2013

NO A LOS CRISTIANOS DE DOBLE VIDA, PIDE EL PAPA EN SU HOMILÍA

(RV).- (Con audio) El que no se arrepiente y “simula ser cristiano” hace tanto mal a la Iglesia. Es cuanto afirmó el Papa Francisco.

No sé, me resulta demasiado incómodo oír que tanto el fundador como su primer sucesor que va “volando a los altares” vivieron las virtudes cristianas heroicamente y así lo han enseñado a sus hijos. Por lo menos me cuestiono la forma de vivir la caridad y la pobreza evangélicas.

Cada año, cuando llega la fiesta de San Francisco de Asís, el 4 de octubre, ha de haber una meditación en todos los centros de la prelatura sobre la virtud de la pobreza y hay que recordar aquella famosísima frase del fundador del “miedo que le daba que se perdiera el espíritu de pobreza”: y con ese espíritu se construyó la sede central en Roma, la Universidad de Navarra, después Torreciudad, el Colegio Romano de la Santa Cruz, la remodelación de la Universidad de la Santa Cruz y un largo etc. Y como pende la maldición de Álvaro del Portillo a quien quiera cambiar el espíritu del opus dei, éste será el mismo camino que seguirá la forma de “vivir” la virtud de la pobreza, “mi buena amiga”, decía también el fundador. Se podrá decir: aquí no ha cambiado nada, todo permanece como lo dejó escrito, esculpido en piedra, el fundador.

Laotra_orilla