nicanor :
En el Opus Dei, desde que nos hacemos chicos de la labor de
San Rafael, ya se nos mentaliza en emplear el término "nuestro Padre"
a San Josemaría. Este término que el mismo San Josemaría se puso lleva a una
terrible tergiversación de conceptos. Los que hemos estudiado en colegios
católicos hemos rezado el Padre Nuestro no el Nuestro Padre. Aunque parezca
algo superfluo no lo es ya que inconscientemente la idea de Dios Padre pasa a
ser reemplazada por la de San Josemaría. Es más, el sentido de la mortificación
es unirse al dolor de Cristo en la Cruz identificándose con el sentido de su
sacrificio ¿Qué sucede en el Opus Dei? Se nos dice que la mortificación tiene
que ser “por las intenciones del Padre ya que es él quien conoce todo lo que
necesitamos”. Lo mismo sucede en la oración: “hay que rezar sólo por las
intenciones del Padre”. El mismo Don Javier Echevarría lo solicita en una de
sus cartas mensuales. Entonces, dentro de nuestras mentes, inconscientemente
desplazamos a Dios por “nuestro Padre” y a Jesucristo por “el Padre”. De hecho,
cuando una persona entra en la crisis de la vocación se encuentra con una idea
totalmente distorsionada de quién es Dios Padre (San Josemaría), Hijo (el
Padre) y Espíritu Santo (la vocación) ¡Esto es terrible porque el alma sufre al
verse incomunicada –castrada mentalmente – con el Dios que alguna vez conoció y
cuya imagen ha sido distorsionada por los medios de formación (adoctrinamiento)
que imparte la Obra.
Por eso, cuando alguien me escribe respecto al terror y
angustia que vive porque le asaltan dudas vocacionales, porque su Director no
le entiende, porque el sacerdote que le confiesa le ha delatado, porque le
humillan y sienten que Dios les ha abandonado, ¡No es Dios quien les abandona
sino la imagen que les han incrustado en el cerebro diariamente de nuestro
Padre, el Padre y la vocación!
Así pues, recomiendo a esas almas que sufren la soledad de
la vocación – en el Opus Dei la confunden con la “noche oscura” de San Juan de
la Cruz – que lean el Evangelio y se reencuentren con el auténtico rostro de
Cristo. Que dejen de lado los tomos de meditaciones, cartas, cuadernos, etc., al
Evangelio. No tiene pierde limpiarse la vista y conocer nuevamente a ese Dios
que poco a poco – "como por un plano inclinado" – habíamos dejado atrás sin querer.
Nicanor
nicanor.wong@gmail.com
Publicado el Friday, 25 October 2013
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