Quiero dar mi más efusiva bienvenida a Sergio Armando, y agradecerle que sea uno más a dar la cara. No es menor lo que dice acerca de su vocación sacerdotal. ¡Cuántos han ido y van aun por ahí, vestidos de negro con alzacuellos sin vocación, simplemente porque el prelado de turno los puso en una lista, o para sustituir, ¡aun más grave!, a alguno que falló por mil motivos. ¡Burla descomunal del Opus Dei al sacerdocio!. Si este Papa los conociera, no les confiaría ni el barrido de la puerta de San Pedro.

Perladeladriatico, muchísimas gracias por tus disculpas. Creo que esa actitud es lo que más engrandece a las personas. Yo suelo ser impulsiva y puede que te resultara dura, perdóname también. Pero sentí la necesidad de reconocer a Daniel porque como ya dije, le debo mucho, y considero que sin coincidir con él en muchas cosas, es una gran persona, y sobretodo, y es lo que más valor en alguien, ¡sin doblez! y generoso.

Un fuerte abrazo
Carmen Charo