laotra_orilla :
Muy querido Caribe,
acabo de leer tu correo y éste me llevó a escribirte lo antes posible. He de
decirte que es la primera vez que escribo en Opuslibros aunque desde hace ya
bastantes años leo la página, durante un buen tiempo a escondidas y ya desde
que estoy en “la otra orilla” con toda libertad.
Efectivamente
tienes razón, lo que pasa en el Opus Dei pasa en toda la Iglesia, ahí tienes al
Papa Francisco arreglando, lo mejor posible la Curia Romana y diciéndole a los
nuncios que no nombren obispos a aquellos que tienen “aires principescos” etc,
etc, etc…
Pero, hay un pero…
y muy importante, esto no te ha pasado a ti y sí nos ha pasado a miles de
personas que con una gran alegría entregamos nuestra vida a Dios (aunque en
realidad fue a una institución) con nuestra más grande ilusión y rectitud de
vida y a la vuelta de los años te das cuenta de que te han engañado… Por
ejemplo, entraste con la claridad meridiana de no ser religioso pero con el
paso de los años compruebas que no lo eres pero vives como ellos y de la más
recta observancia; que tienes libertad y quieres ver el telediario y tienes que
pedir permiso al director para hacerlo y pedirle la llave para poder abrir el
armario en el que se encuentra, independientemente de tu edad, y que te puede
decir que no; que quieres leer el periódico y no lo puedes leer hasta que pase
la censura por el cura de turno. Yo hice ese encargo muchos años, y vas
quitando aquello que no es conveniente que lean los demás. En fin, te entiendo
pero no tienes la razón de escribir así. Yo estuve más de 40 años dentro y
siempre pensé que las cosas cambiarían y no me fui antes pensando “seguro que
ahora sí van a cambiar las cosas” cuando veías a la cantidad de numerarios
“mayores” y no tan mayores enfermos y
sin sentido en sus vidas, la cantidad de gente que comenzaba a abandonar el
barco y la falta de vocaciones y me acordaba de aquella frase triunfalista de
Josemaría cuando se abrió Cavabianca: “mientras otros cierran su casas (se
refería a religiosos que dejaban de tener vocaciones y las que había se iban),
nosotros estamos abriendo Cavabianca y ya no cabemos, nos ha quedado pequeña”… Para
mí y muchos dentro y fuera, son tres los temas muy importantes que tienen que
cambiar si no quieren que esto se acabe: la falta de libertad, la falta de
respecto a la persona y la falta de confianza (he ahí lo de la llave del
televisor, por ejemplo).
Si a nosotros nos
han engañado, imagínate lo que han hecho con la Iglesia. Tu comprenderás que sé
un poquito más de esto que tú. Te voy a contar una anécdota que viví en primera
persona. Recién elegido Papa Juan Pablo II, en 1978, la gente de la obra trató
de acercarse a él lo antes posible. D. Joaquín Alonso jugaba tenis con D.
Estanislao y D. Joaquín les “enseñaba español” al Papa y a él pues había un
viaje en puertas a América latina, concretamente a México, y era la oportunidad
de acercarse más a ellos. Me acuerdo que nos comentaron que el Papa estaba muy
dudoso de viajar a México, tenía apenas
3 meses de haber sido elegido y D. Alvaro fue a hablar con él y a
decirle que era conveniente el ir, pues había que derrotar a la teología de la
liberación que estaba detrás de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano
(CELAM). Y gracias a D. Alvaro, así nos lo contaron, el Papa fue a México.
Antes de viajar el Papa, se envió un aviso de Roma a todos los países
donde trabajaba la obra que decía que en los viajes del Papa era muy
conveniente acercarse lo más posible a él y decirle que éramos del Opus Dei y
que rezábamos por él y sus colaboradores y, si era posible, entregarle una
estampa del entonces Siervo de Dios Josemaría Escrivá. Así pasaron los años y
fue una práctica extendida en todo el mundo, al tal grado que el Papa, según
nos contaron, llegó a decir que se sentía acompañado en sus viajes por la gente
de la Obra. En algunas ocasiones había que hacer hasta lo imposible por
acercarse a él. Años después, ya había salido la intención especial, la
beatificación, la Universidad de la Santa Cruz y algo más, llegó otro aviso de
Roma diciéndonos que “ya no era necesario acercarse al Papa”, que él ya sabía
que estábamos cerca de él pero ya no era necesario y que lo agradecía mucho.
Te podría contar
más cosas pero lo iré haciendo poco a poco. Tengo mucho que contar.
Entiendo que te
quede un “sabor amargo” al leer Opuslibros así me pasaba a mí cuando leía
Crónica y Obras hasta que me di cuenta que no eran para mí…
(Desde) La otra orilla
Publicado el Friday, 23 August 2013
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