josef knecht :
Comento
la breve
nota de Pepito (14.06.2013) dirigida a Carocha
(12.06.2013). Estoy de acuerdo con que don Antonio Pérez debió de ser un hombre
de gran valía. Y también concuerdo con Pepito en que tardé muchos años en
enterarme de la existencia de aquel ex Consiliario en España; la primera vez
que oí hablar de él, yo ya llevaba en el Opus más de diez años sin haber
recibido hasta entonces ninguna información al respecto. Pero no veo por qué
motivo los comentarios de Carocha acerca del comportamiento de don Antonio
Pérez sean mezquinos.
Los
juicios de Carocha sobre don Antonio (en concreto, sobre sus silencios post-Opus)
me han parecido certeros y realistas. De hecho, el artículo de Pérez-Tenessa
publicado en El País el 13.04.1992 y titulado “No
hablaré mal de la Obra” roza el esperpento de la contradicción. Por
un lado, insiste en que no ha hablado nunca mal del Opus Dei ni desea hablar
mal de esa institución, “muy respetable”; pero, por otro lado, los argumentos
pendulares del propio artículo (una de cal y otra de arena), así como el tono
entre nervioso y amargo con que su autor se expresa sacan a relucir, como si de
la erupción de un volcán se tratara, unas críticas tremebundas contra el Opus
Dei, hasta esa fecha reprimidas y entonces vomitadas con una visceralidad
trágica. Sólo ese artículo periodístico echa por tierra su voluntad de no
hablar mal de la Obra, ya que la crítica anti-Opus en él patente y latente es
demoledora.
Por
tanto, a la vista de la apabullante contradicción de ese testimonio, habría
estado del todo justificado que don Antonio Pérez hubiera contado años antes
todo lo que sabía acerca del Opus Dei y de su fundador. Revelando esa
información, se hubiera comportado como un caballero valiente y no hubiera
incurrido en la rotunda contradicción que él mismo protagonizó en su
artículo de El País. Es más, esa contradicción desdice de su
supuesta caballerosidad de mantener “un respetuoso silencio”; de ser eso
cierto, ¿por qué rompió el silencio con la publicación del artículo?
Por
otra parte, si don Antonio Pérez hubiera expuesto al público sus conocimientos
sobre el Opus Dei a su debido tiempo, habría contribuido a que muchas personas,
en España y en otros países, no hubiésemos caído en las redes proselitistas del
Opus, y así se hubiese evitado el inútil sufrimiento de bastante gente. Su
“respetuoso silencio” ayudó al proselitismo exitoso de esta institución durante
los años de la España de Franco, mientras el sufrimiento padecido por el propio
Pérez-Tenessa en su silenciosa intimidad se extendía a cientos y cientos de
personas más. En parte, el éxito proselitista de aquellos años y sus penosas
consecuencias se debieron –subrayo: sólo en parte– al silencio de don Antonio
Pérez, el cual en otros aspectos de su vida habrá sido un caballero, pero en
este aspecto evidentemente no lo fue.
Josef
Knecht
Publicado el Monday, 17 June 2013
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