Confirmo lo dicho por Dori (07/06/2013) en relación con la cuestión planteada por Penélope (05/06/2013) sobre el testamento ológrafo que había que hacer con la fidelidad. Al menos en España es un trámite muy sencillo en cualquier notaría y relativamente barato. No necesita un especial asesoramiento legal salvo que se quieran introducir cláusulas que se aparten del normal. En la propia notaría pueden resolver todas las dudas. Un testamento abierto otorgado ante notario sustituye cualquier última voluntad anteriormente expresada. No obstante, por lo que ya hemos visto otras veces, dudo de la validez del testamento que nos obligaron a hacer. Pero es mejor curarse en salud.

Por cierto, no me deja de causar cierta guasa el hecho de que el Fundador no hiciera testamento exigiéndolo a sus hijos. Supongo que desde dentro se argumentará que precisamente como era el Fundador estaba exento de cumplir las normas que él mismo dictaba. En fin, una argumentación impresionante para una sociedad anónima, no, en mi opinión, para una institución de la Iglesia. Bueno, esa falta facilitó que se pagara dinero a su hermano por los derechos de autor de sus obras en concepto de precio y así formar la entidad que emprendió acciones contra Agustina.

En segundo lugar, ¿qué ha pasado con los testamentos? ¿Alguna vez se han utilizado el de alguien pese a haber abandonado la institución? Tengo constancia de que en algunos casos se devolvían al salir. En otros se dice que se han roto. ¿Alguien sabe más al respecto? Yo, aunque era del Estado Mayor y no de la clase de tropa, no conseguí llegar a ser del Estado más Mayor y no me enteré de mucho.

Un abrazo.
Conrad