Querido amigo Gregorio:

Pides consejos y te los voy a dar, aunque me parece que no los necesitas mucho. Me parece que ya tienes bastante clara tu decisión. Mi consejo principal es hazle caso a tu familia, la de verdad, no esos que se dicen tu familia de “vinculo sobrenatural” y te van a olvidar antes de que te des cuenta. Hazle caso a tu familia por muchos motivos, yo te voy a citar algunos.

1. Porque son los que te quieren de verdad, no por el beneficio que les reportes.
2. Porque te darán los primeros auxilios psicológicos después de que esos que te llaman tus hermanos hayan procurado aplastarte tanto que para salir no necesites abrir la puerta, podrás deslizarte entre el suelo y el borde inferior de la puerta...

         3. Porque ahora mismo saben mucho mejor que tú cómo funcionan las cosas fuera de la burbuja del lado oscuro.

         4. Porque vas a tener que apoyarte mucho en ellos durante un tiempo, que espero que sea corto.

         5. Porque casi toda la red social que existe a tu alrededor en estos momentos se va a multiplicar por cero en el momento que dejes el lado oscuro. Tu familia va a ser durante un tiempo el mejor recurso para reorganizar un entorno social mínimo.

         6. Porque se lo debes después de que, igual que todos, te metiste en el lado oscuro sin advertirles de nada.

         7. Porque ellos no te han olvidado, mientras el lado oscuro te va a ignorar desde el dia siguiente.

Creo que estas son razones de sobra, pero estoy seguro de que tú mismo puedes pensar una docena más.

Quisiera añadir un comentario final para ese genio que como consejo de la charla fraterna te ha dicho que el amor de Dios es mejor que el amor de una mujer, porque Dios nunca falla, pero las mujeres…ya se sabe. Empecemos por lo negativo. Los peores inconvenientes que se me puedan ocurrir que suceden a causa de la convivencia con mi esposa no son nada, menos que nada, son episodios cómicos si los comparo con las verdadera pesadillas que he tenido que aguantarle a muchos de aquellos que se llamaron mis hermanos. He convivido durante años con tíos neuróticos, bipolares, intratables, maniáticos, narcisistas, locos como cabras, caprichosos, egoístas, infantiloides, groseros, abusadores, cínicos, hipócritas, atontados o sencillamente estúpidos. Tíos que han sido capaces de amargar unas Navidades o una fiesta de cumpleaños con la misma facilidad con la que tú te comes un helado, otros que sabiendo que iban a mi mismo curso anual me obligaban a buscar cualquier excusa para no ir, fulanos con los que una tertulia se convertía en un cilicio eléctrico. Directores a los que he tenido que aguantar arbitrariedades e insolencias sin nombre. Después de todo eso, cuando mi mujer tiene la regla, ha dormido mal y está de mal genio que no se aguanta ni ella misma, a mí me parece un verdadero ángel cuya compañía es un don inmerecido. En resumen, la comparación no es entre Dios y mi esposa, ya que están en planos muy diferentes, la comparación es entre mi adorable esposa y los energúmenos que he tenido que soportar con infinita paciencia y caridad, y total para nada, porque ahora deben estar hablando pestes de mi.

Ahora vamos a lo positivo. Suponiendo que la convivencia diaria en el lado oscuro, en tu centro para ser mas concreto, fuera una maravilla, la comparación sigue siendo apropiada para un sujeto que no piensa o que piensa mal. Primero, porque el matrimonio, que no es una necesidad para ningún individuo particular, es un camino mucho mas santo que el celibato dorado que se practica en el lado oscuro. Un célibe de cinco estrellas, un tío que no tiene ni idea lo que significa pasar noches sin dormir por cuidar de un hijo enfermo no tiene ninguna autoridad moral para opinar sobre el tema. Un personaje que parece que tiene una lobotomía afectiva no tiene ni zorra idea de lo que es el amor conyugal, que es dinámico, creciente, absorbente, edificante, transformador. Es divino. Es una vocación excelsa, no para la clase de tropa, como dijo un sujeto a quien es preferible no mencionar, no vaya a ser que se nos aparezca, que el si que era de la clase de tropa; rectifico no era de la clase de tropa, que las tropas son tan dignas como los generales, aquel esperpento vestido de cura no era ni general ni tropa, era un estafador y un charlatán. El matrimonio es una vocación impresionante, soberana. Pero qué se puede esperar cuando nos consta la penosa opinión que tiene el lado oscuro del matrimonio. Desde luego, la argumentación de tu director sobre la conveniencia del celibato es… que cada uno la califique como pueda. Yo ya he puesto demasiados calificativos en estos párrafos.  Dicho esto, añado, para ti y para todos, que el matrimonio no es ninguna obligación. Ni prisas, ni complejos. Cada caso es distinto y lo importante es ser una buena persona y obrar con rectitud cualquiera que sea tu estado civil.

Sobre tus dudas respecto a si serás o no capaz de abrirte camino en la vida, pues no tengo bola de cristal, me parece que cada uno tiene su historia, algunos han salido tan cascados que lo han tenido muy difícil, otros han tenido más suerte. Nadie te puede prometer que te va a ir bien, pero ellos, los del lado oscuro, tampoco te pueden prometer que dentro de cinco años no estarás rabiando por haber postergado tu decisión de irte. Te puedo asegurar que no encontraras a la mujer perfecta, porque solo hay una y se ha casado conmigo. Todas las demás tienen defectos. Y tú tampoco eres el hombre perfecto, con lo cual no te hagas ilusiones. Que tengas mucha suerte y que Dios te ayude. Si necesitas más consejos adelante que para eso estamos los amigos.

Un abrazo a todos y a disfrutar la primavera, que se nos va ya mismo.

Dionisio.