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 Recortes de prensa: La garra de Cipriani.- Aranjuez

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aranjuez :

*Nota de Opuslibros: El cardenal Cipriani es numerario del Opus Dei

Publicado en Revistavelaverde, Perú

 

La garra de Cipriani*

El Arzobispado de Lima ha tenido éxito en desplazar o echar de sus propiedades a órdenes religiosas que no coinciden con la orientación del cardenal del Opus Dei. De cinco casos recientes, la última afectada es una congregación de religiosas extranjeras que ya tiene orden para desalojar el restaurante que administran y con cuyos ingresos sustentan obras sociales.

Escribe: Ana Briceño

Todo empezó a mediados de noviembre del 2012. El Arzobispado de Lima envió una carta notarial a las religiosas de la Asociación de las Trabajadoras Misioneras de La Inmaculada para que abandonen, en 90 días, la casona que ocupan, desde hace 34 años, en el jirón Ucayali 370, en el Centro de Lima, al frente de la Cancillería...



Esa carta acabó con la calma que imperaba en el inmueble, donde funciona el restaurante L’ Eau Vive (Agua Viva), administrado por Marie Josephe Perriot, una infatigable religiosa francesa, de 74 años. Con el dinero recaudado de la venta de comida, las misioneras compran medicamentos y pagan las cuentas de servicios de familias necesitadas en Lima y Huacho. También reparten alimentos a los pobres que tocan su portón por las noches. Marie Josephe y las demás religiosas consideran injusto abandonar la casona en la que invirtieron 586 mil dólares para restaurarla y construir nuevas habitaciones que sirven para la orientación espiritual. Cuando en 1979 firmaron el contrato de alquiler –renovable cada 20 años– con el cardenal Juan Landázuri Ricketts, estaba ruinosa y sus bases endebles. Las fotos de esa época lo demuestran.

En febrero de este año, Marie Josephe se reunió con uno de los abogados del Arzobispado de Lima y le dijo que abandonarían el inmueble con la condición de que les entreguen lo que ellas habían gastado en remodelar la antigua casona. Procuró llegar a una conciliación, pero fue en vano. No les reconocieron un sol.

El miércoles 3 de abril las religiosas recibieron una demanda de desalojo, cuyo expediente está en el Tercer Juzgado de Paz Letrado del jirón Carabaya. “El cardenal, como representante del Arzobispado de Lima, ha iniciado una demanda ante el Poder Judicial. Se niega a reconocer lo que las madres gastaron en este inmueble de 500 metros cuadrados. Vamos a responder la demanda y el juzgado tendrá la última palabra”, afirma el abogado de las misioneras, Julio Egoavil. La religiosa Marie Josephe opina con prudencia. “Hemos trabajado mucho en esta casa y sería muy difícil empezar de cero en otro lugar”, dice visiblemente preocupada por las diez religiosas que viven en esta casona republicana.

“No tenemos ninguna información oficial sobre este tema”, indicaron en la oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Lima, cuando se les consultó sobre la decisión de resolver este conflicto en los tribunales.

¿Qué explica el apuro del cardenal por desalojar a las misioneras? “Sabemos cómo es nuestro cardenal. El único interés que veo en este asunto es el económico, debe tener sus motivaciones”, dice un sacerdote que prefiere mantener el anonimato. Las hermanas pagan 200 dólares mensuales de alquiler por el inmueble del Arzobispado de Lima. Es de prever que un nuevo inquilino estará en capacidad de pagar una renta más alta.

El caso de la Asociación de las Trabajadoras Misioneras de La Inmaculada guarda cierta similitud con lo que ocurrió con las Esclavas del Sagrado Corazón. En el 2003, Cipriani pidió a las hermanas de esa congregación que abandonaran la casa de retiro que habían ocupado durante 20 años, en Barranco. Es cierto que el inmueble no les pertenecía, pero hacían labor pastoral. Por esa razón el Arzobispado de Lima, con Landázuri Ricketts a la cabeza, las ayudaba económicamente para que pudiesen continuar su obra.

“Hubo resistencia de los barranquinos, nos dolió pero no era nuestro inmueble. El cardenal decidió que otras religiosas entren”, dice una representante de Las Esclavas. Las religiosas se mudaron a la avenida Wilson. Según fuentes católicas, en la casa de retiro de Barranco se ha instalado un grupo de laicas consagradas de línea cercana al Opus Dei, la prelatura a la que pertenece Cipriani. “Nosotros seguimos yendo a la casa de retiro para seguir con nuestra labor pastoral, pero ahora pagamos 20 soles para usar el local en reuniones”, afirma la hermana.

En el 2004 hubo otro desalojo instigado por el arzobispo Cipriani. Los diocesanos de Mallorca, que habían construido la parroquia San Juan María Vianney y el colegio del mismo nombre, en Magdalena, tuvieron que abandonarlos. “Al cardenal le pareció que debía estar otra gente ahí. Hubo gente que se opuso. Según mi manera de ver, nos invitó a salir. El obispo de Mallorca vino desde España y conversó con el cardenal. Hubo sacerdotes que vieron mal dejar la parroquia, pero al final se comprendió”, relata un diocesano de Mallorca.

“Nosotros somos misioneros en primer lugar, tener una parroquia no era lo elemental, así lo analicé. Desconozco las intenciones de Cipriani”, añade el religioso. En esa parroquia realizaban talleres y seminarios sobre la Teología de la Liberación.

Preocupaciones económicas

El enfrentamiento entre Cipriani y las religiosas de la Asociación de las Trabajadoras Misioneras de La Inmaculada no es un hecho aislado. La venta del colegio Externado Santo Toribio a los Colegios Peruanos-Innova School –del grupo Interbank– en junio del 2012 evidencia la preocupación del Arzobispado por rentabilizar sus propiedades.

Según consta en los Registros Públicos, el Arzobispado dio en concesión, por 30 años, los 11,400 metros cuadrados del Externado Santo Toribio, colegio que se hizo popular debido al coro Los Toribianitos, conocido por sus interpretaciones de villancicos. De acuerdo al documento, el Arzobispado recibirá 43 mil dólares mensuales a partir de marzo del 2013 hasta mayo del 2042.

Enrique Chávez, presidente de la Asociación de Exalumnos del Colegio Santo Toribio, dice que el cardenal se tumbó la tradición de un plantel parroquial que estimuló a varios estudiantes a seguir el camino del sacerdocio. “La educación católica no le importa. Hubo más interés por el dinero, por eso lo concesionó. Los exalumnos le dijimos que nosotros podíamos ser los promotores para salvar el colegio, no hizo caso. En 30 años, el Arzobispado se llevará 15 millones de dólares”, afirma Chávez.

Chávez recuerda con nostalgia la época de oro del Santo Toribio, cuando el cardenal era Landázuri Ricketts. “Con Cipriani vimos el alejamiento del Arzobispado. No quería enviar curas al Rímac, seguramente, y terminó dándole (el colegio) a Interbank”, añade. Lo que más indignó a los exalumnos y a los padres de familia fue que en enero del 2010, Cipriani dijo a través de su programa radial en RPP que el colegio no se iba a vender. No ocurrió así.

Estas inquietudes monetarias del Arzobispado también se reflejan en la unión de parroquias, una estrategia que permite ahorrar costos. Por ejemplo, en el 2009 el cardenal decidió bajarle el rango a la parroquia La Recoleta, ubicada en la plaza Francia, convirtiéndola en iglesia. La parroquia fue edificada por la congregación de los Sagrados Corazones a la que –por cierto– pertenece el padre Gastón Garatea, suspendido por Cipriani en sus funciones pastorales en el 2012.

Rafael Sánchez es el rector de la ahora iglesia Sagrados Corazones–Recoleta. “El Arzobispado decidió que se una con la parroquia San Marcelo, del clero diocesano. Él (Cipriani) tiene autonomía para hacer eso”, explica.

Efectivamente, en su calidad de arzobispo, Cipriani tiene la última palabra en cuanto a las parroquias. “Es el máximo representante y si lo hace para ahorrar costos no tiene nada de malo. Las parroquias están a nombre del Arzobispado, no son de las congregaciones”, explica Fernán Altuve, especialista en temas religiosos.

Sin embargo, aunque exista una justificación de orden económico, la decisión de convertir la parroquia en iglesia causó dolor entre los religiosos de los Sagrados Corazones y de los feligreses, quienes protestaron contra la medida. “Si nos dicen, no queremos que ustedes estén a cargo de esta parroquia, lo aceptamos. Claro que sentimos nostalgia, pero la gente nos sigue reconociendo igual”, refiere un sacerdote de la congregación. Según el rector Sánchez, el Arzobispado habría ‘fusionado’ unas siete parroquias del Cercado de Lima en los últimos cuatro años.

UNA EXPLICACIÓN A LOS DESVELOS ECONÓMICOS DEL ARZOBISPADO

“Ciertos sectores conservadores a nivel mundial, a los que pertenece el cardenal Juan Luis Cipriani, tratan de poner en marcha un plan de racionalización de los recursos de la Iglesia Católica. Tienen información sobre la crisis financiera que la iglesia ya está enfrentando y que se va agravar en el futuro. La información se ha manejado desde el Vaticano y parte de ella ha sido revelada en los Vatileaks. El plan, ambicioso, consiste en que no haya recursos desperdiciados, que se centralice principalmente en las rentas, que confluya en una suerte de administración central, cuya sede estaría en Roma. Esa es la propuesta que el presidente del Banco del Vaticano le hizo llegar a Benedicto XVI. Y esta receta se estaría aplicando con rigor en Lima. Las denuncias de pederastia y los juicios en varios países han creado forados en las economías de las arquidiócesis afectadas. Colocan el factor económico por delante porque creen que no pueden seguir con su misión espiritual sin dinero. Lo cierto es que cuando la iglesia fue pobre, fue cuando más se extendió”.

Luis Bacigalupo, profesor de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Publicado en Revistavelaverde, Perú

*Nota de Opuslibros: El cardenal Cipriani es numerario del Opus Dei




Publicado el Wednesday, 17 April 2013



 
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