Felices Pascuas a todos!

Estoy viendo de nuevo la película de Los Miserables (2012). No pude dejar de pensar en las similitudes de la relación Javert-Valjean con la del Opus-"Personas hasta cierto punto retorcidas (nosotros)".

Javert parte de una base inamovible y dogmática, con la que justifica su bondad de una vida conforme al libro, no puede entender a Valjean que ha recorrido un camino distinto y que a través de lo que el duro inspector piensa que es una vida depravada, pudiera encontrar la verdadera bondad, esa que lleva a la felicidad.

La mayoría de la gente dentro de la obra, vive en un plano distinto a la gente de fuera. Todo tiene una explicación que parte de la base última consistente en que la obra es de Dios, inspirada (revelada) a José María Escrivá, y por lo tanto lo fundacional está por encima aún de lo que pueda decir la Iglesia o la misma lógica de lo razonable, además, que es santa, pues los errores son de las personas, pero esa "madre guapa" es inmaculada.

Con esa coordenada inicial parte todo su plano cartesiano, y así, si alguien habla mal de la obra, es señal de que el diablo está metiendo su cola; si alguien de la jerarquía intenta tener injerencia en sus asuntos, se convierte en una contradicción de los buenos con la que Dios purifica a su obra; comentar lo que se escucha en la confidencia, dentro del marco de dirección espiritual, se pretende justificar con el argumento de que la esa dirección espiritual no la da el individuo, sino la corporación; el tener casas de lujo en las delegaciones y comisiones, mientras que muchos agregados y supernumerarios dan dinero con real sacrificio para su familia, se justifica con que es la cara representativa de la obra; construir iglesias al fundador contratando a los mejores arquitectos y haciendo gastos innecesarios, bajo la excusa de que al Señor hay que darle lo mejor, olvidando para ello que Él dijo que cuando atendiéramos a los más necesitados, sería para Él; cambiar la caridad por los criterios. Y tantas otras cosas que nos cansaríamos de enumerar que constituyen justificaciones de lo injustificable.

Tal vez la obra no puede rectificar ni pedir perdón de manera auténtica, pues estaría obligada a auto-destruirse, como aconteció con Javert. Es decir, si tuviera que reconocer que ha actuado mal, no podría dejar de concluir que los errores vienen desde su fundación, al no ser opus Dei, sino humana, y que todo lo conseguido hasta hoy es fruto de un acto viciado de origen. Y tal como sucede a individuos que no saben a dónde irán por haber pasado toda su vida dentro y estar detenidos en su zona de confort, igual ha de pasar a la obra, que no podría abandonar esa comodidad y status conseguido a base de técnicas muy poco apegadas al Evangelio, pues no sabría quién es en el mundo.

Arnust