Lo he odiado, cuando hice una primera aproximación superficial a “la cosa” como diría Satur, pero en este caso al revés… y solo me fijé en algunos escritos. Como en cualquier lugar hay personas más sensibles que otras y gente muy desencantada, olvidada y en algún caso "mal tratada" por la forma tan horrible de salir de ahí. Lo he querido, porque se sacan muchas cosas buenas leyendo directamente o entre líneas, incluso más de esta manera, de todo lo que se escribe aquí. Para mucha gente debe ser un bálsamo de ternura y afecto, una forma de descargar presión y un lugar donde conocer amigos y amigas que te ayudan a llevar con mayor alegría esa ruptura tan fuerte con la realidad temporal de cada uno.

A mí me ha ayudado a conocer a mucha gente estupenda que se ha volcado conmigo desde el principio. He podido disfrutar artículos de gente de todo tipo y condición, no he soportado algunos de ellos porque, en mi opinión, buscaban hacer daño, con o sin motivo, eso sí, no entro a enjuiciar a nadie, Dios me libre nunca de hacer tal cosa. Cada uno sabe por qué hace lo que hace o escribe lo que escribe, algunos tendrán toda la razón del mundo por haber sido ninguneados y separados injustamente sin recibir explicación alguna o ayuda para poder empezar de nuevo...  

Todos estos escritos me han llevado a preguntarme porqué tanta gente buena, inteligente, generosa y entregada ha dejado la Obra con ese resquemor y amargura. Me he partido de risa con el gran Satur, me he leído todos y cada uno de sus artículos a cual más divertido. Me han encantado los artículos de tanta gente estupenda, como la entrega por fascículos de nuestro andaluz del Pinsapo. (Atendí varios campamentos allí y conocí a todo el personal, me hace gracia al reconocer a todos esos personajes). La historia de la numeraria auxiliar, también andaluza, me impresionó mucho y me dio bastante pena. Pero bueno, en esta noche de insomnio, quería hacer una reflexión sobre las cosas que se pueden o se deben mejorar en el Opus Dei, o las que se pueden estar haciendo regular o mal.

Me venían a la cabeza ahora muchas ideas sueltas que nos pueden ayudar en esta reflexión en voz alta. Cuando eres un pipiolo y no conoces ni el nombre de la institución, todo es novedoso y muy impactante, pero con el tiempo hay cosas que van haciendo aguas y que te empiezan a romper por dentro y/o por fuera. Desde mi más tierna infancia en la Obra, nunca entendí porqué la pobreza no se vivía igual en todos los casos, puesto que en un momento dado algunos, por lo que fuera, tenían acceso a coche, ordenador, móvil, agenda megaguay, etc, y otros, por edad, cargo, o lo que fuera, no, ahí empezó la ruptura que nunca conseguí cerrar… (Cosas que siempre comenté que no me parecían bien). Después vinieron los megaplanes que me monto con mis colegas, amigos o conocidos, en los diferentes lugares de ocio; esquí, golf, caza, etc, y, dependiendo de cómo lo expongas, puedes obtener éxito o no...

En suma, pienso que no debemos echarle la culpa al “ente”, el problema está en la excesiva reglamentación, en el sistema, en las distintas formas de aplicar el criterio de turno, cuando dicho criterio es el que manda llega un momento en el que hecha la ley hecha la trampa, sin faltar a nadie ni meterme con el que lo vea de otra forma, se puede comparar al que en los días de ayuno y abstinencia espera hasta las 24:00 horas y se prepara un banquete de aquí te espero con todo tipo de viandas cárnicas o al que se va de mariscada en esos mismos días. Resumiendo un poco la reflexión, el que quiere y tiene dos dedos de frente puede hacer lo que le dé la gana dentro de la institución y montárselo estupendamente, por el contrario, hay mucha gente que sí vive muy entregada y es muy buena y santa.

Pienso que en cualquier lugar o institución siempre se pueden hacer “trampas”. ¿Qué ha pasado con toda esta gente que ha salido dolida y engañada en algunos casos? Pues que, en mi humilde opinión, no se viven igual las cosas en unos sitios que en otros, como es el caso de la administración, a la que admiro y respeto como si fueran mi madre y mis hermanas, con el excesivo trabajo al que están sometidas y a la poca consideración que se les tiene, muchas veces me he tenido que morder la lengua por no mandar a algún tío a tomar viento por sus comentarios o “peticiones” a las pobres chicas. Pienso que toda esa reglamentación y “libertad condicionada” no nos deja verdadera libertad de elección en realidad, dijiste una vez que sí y el resto de tu vida te conviertes en un esclavo del consejo local o del director. Pero, eso sí, lo eliges libremente… Al final, cada uno se busca la forma de funcionar que le parece más oportuna, que no todas tienen que ser malas, que conste.

Lo que a mí me ha terminado de fulminar es la absoluta indiferencia del personal, yo incluido, en lo que cada uno hacía, eso sí, no se te ocurra llegar tarde a la tertulia o al círculo porque no es políticamente correcto… siendo así, ya puedes ir a lo tuyo. Lo que nos ha terminado matando es que esa falta de libertad real con las nuevas tecnologías, en especial los móviles y la red, ha hecho saltar por los aires todo, incluido el "miedo a lo desconocido". Teníamos un muro alrededor de cada uno que nos impedía mirar más allá y todos los que, en el fondo, hemos sido adoctrinados y no formados, hemos roto el muro o lo hemos saltado con la mejor intención.

¿Qué voy a hacer yo ahora? Quiero hacer lo mejor que pueda las cosas, no me he atrevido a saltar el muro todavía pero en estos momentos estoy encima del muro. No me arrepiento de todo lo que he vivido, he sido muy feliz y todo lo he intentado hacer en conciencia y por amor a Dios, pero ahora no me siento capaz de continuar, la presión me ha vencido, no sé si será hoy, mañana o dentro de un mes, pero no soporto más esa intromisión en la intimidad de algunos que no son capaces de entender la libertad de la conciencia individual y te tratan como si tuvieras todavía 15 años, piensan que te ayudan y lo que hacen es enterrarte cada vez más hondo. Esa persecución de cada cosa que haces y el no poder elegir libremente muchas de esas cosas, como personas adultas que somos, hasta un trabajo digno que quieres hacer porque estamos ahí en el mundo, todo pasado por el filtro, eso también me ha fundido, termina por “criterizarse” lo más estúpido, es desesperante.

Lo que más agradezco a las buenas gentes de este lugar es el estupendo y maravilloso apoyo que os dais unos a otros, me faltó hablar de las dos cosas que pienso que se hacen peor y que en mi opinión estaban equivocadas, ahora se está mejorando mucho en esto, me parece, el tener que “pasar” de tus amigos cuando dejaban la institución, como te decían que lo hicieras, ¿qué vas a hacer tú con 17 ó 18 años? Solo te quedaba obedecer aunque no lo entendieras, no tenías armas para pensar o hacer otra cosa. La cuestión reina, la familia, pienso que se han hecho muchas burradas a este respecto que rompen de raíz con la realidad de estar en medio del mundo… ¿de qué mundo, me pregunto? Aunque en ocasiones, al menos en mi caso, era por falta de un mínimo de tiempo que no tenías o de planificarte mal el poco tiempo libre que te quedaba.

Bueno, realmente pienso que el Opus Dei es algo estupendo para la Iglesia y para la gente, pero se debe volver a replantear desde los mismos cimientos lo que es importante y lo que es superfluo, explicar bien las cosas desde el principio y mostrar todo tal y como es, sin tapujos ni medias verdades, porque cuando ya estás emocionado del todo, te sientes supermán y todo es la pera, de repente te dicen lo del monte Calvario… y como no lo ves por ningún sitio pues dices que fenomenal, luego como ya has dicho que sí y no te vas a echar atrás por dos o tres tonterías… pues sigues adelante. Se han hecho cosas maravillosas en ayuda de la gente, como ha ocurrido en Perú o en lugares muy pobres en África, México y un sin fin de lugares, pensad que hemos sido muchos de nosotros los que hemos ayudado en esas labores de ayuda y promoción social. Nosotros hemos elegido, quizá no al principio, pero con los años sí, pensando que hacíamos la voluntad de Dios hemos seguido adelante hasta llegar a un punto en el que todo se nos vino abajo. Se han tomado ya medidas para paliar esas carencias que había, como el permiso paterno antes de cumplir los 18 años para poder pedir la admisión, se cuida mucho más el trato con la gente que deja la institución y se anima mucho a la gente para que visite y cuide a sus padres. Yo en este sentido no tengo nada de lo que quejarme, puesto que no he tenido ningún problema en hacerlo.

Para terminar, se están haciendo cosas mal con respecto a lugares de trabajo en los que muchas veces no se tiene en cuenta la capacidad de la gente, sino la afinidad o el borreguismo de los adláteres, pero para mí eso es más culpa del sistema y de los propios directivos, que solo quieren que se diga Amén a lo que hacen y dicen, sin mirar más allá de sus narices, cosa que también denuncié en su día, en especial por lo poco que se paga en esos trabajos a la gente. (Cuando unos mandan sobre otros y estos a su vez sobre unos terceros, siempre sale perdiendo el más débil…). En definitiva, quiero que sepáis que respeto todas vuestras opiniones, siento mucho el sufrimiento de algunos de vosotros y que ahora conozco mucho mejor porque yo estoy pasando por ese mal momento y que estoy a vuestra disposición, siempre que queráis, para echaros una mano en lo que buenamente pueda. Aunque ahora la necesito yo más… pero pienso que no voy a tener los mismos problemas que vosotros, son más personales que materiales. Para terminar quería añadir que yo debo todo lo que soy al Opus Dei, más para bien que para mal, he dado toda mi vida a Dios a través de la Obra y, a mí al menos, me ha devuelto ese ciento por uno, siento mucho el momento en el que estoy yo y los malos momentos pasados por tanta gente, espero que Dios en su infinita bondad os devuelva con creces todo lo que le habéis dado y os recompense por esos malos momentos, estoy seguro que así será. Ahora mismo estoy tan mal que no puedo ni rezar, pero no culpo a nadie de mi estado, son las cosas de la vida. Un fuerte abrazo para todos y muchos ánimos.

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