Los directores que han hecho circular por sus delegaciones la nota interna sobre Opuslibros rebelan en su escrito que dentro de la prelatura se sigue tomando a la gente -sus fieles- por débiles mentales. No es nuevo. Ya nos dimos cuenta de eso hace muchos años.

Lo más destacable de la nota es que no aparece por ningún lado el litigio de los documentos internos que la web ha puesto a disposición de todo el mundo, y que la prelatura sigue ocultando después de haber ganado el famoso juicio por lo mercantil. Ni siquiera se nombra esa cuestión, ¿colateral e insignificante?

Y sobre la denuncia que se hace aquí sobre la manipulación de la confesión y el control mediante la llamada charla fraterna o confidencia no se dice nada directo y claro, se pasa por encima, como quien no quiere la cosa, con una referencia indirecta y eufemística, muy propia del estilo de siempre.

¿Dónde está la rectitud de intención de los superiores al ocultar lo esencial de la web?: en donde siempre estuvo. Es decir, en el limbo. No les importa la persona, sino la institución. Como en todos los sistemas totalitarios cerrados.

Esa nota interna es una demostración de que vamos bien, y antes o después la autoridad competente, -eclesiástica por supuesto- tomará cartas para acabar con las artimañas fraudulentas ideadas por el santo marqués y su fiel saxum. ¿No dijeron que amaban la libertad?, pues sus hechos no lo demuestran. Insisten en engañar, que es una manera clara y directa de llamar a las tácticas de ocultación por su nombre.

En fin, no sé si lo dijo don Quijote o Sancho Panza, pero para el caso da lo mismo. Los directores siguen mintiendo (actualización libre del "ladran" cervantino), luego cabalgamos.

Agustina, enhorabuena. Los tienes al borde de un ataque de nervios.

Y que la sede vacante sea propicia al triunfo de la verdad.

Bastián.