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 Correos: Sinceridad de algunos miembros del Opus Dei.- Josef Knecht

010. Testimonios
josef knecht :

Con motivo de la renuncia del Papa Benedicto XVI al pontificado romano, que tendrá lugar el próximo 28 de febrero, dos miembros del Opus Dei se han expresado con sinceridad ante la opinión pública, saltándose los formalismos con que, de acuerdo a la versión oficial de la institución y de acuerdo al estándar establecido por el AOP (= apostolado de la opinión pública), suelen hablar en público sobre estos asuntos. Gracias a esta sinceridad “se les ha visto el plumero” de lo que en verdad piensan, sienten y son...



Me refiero, en primer lugar, a Rafael Navarro Valls, el cual, como nos informó Bastián (13.02.2013) y como también yo vi en un noticiero de Televisión Española el pasado 12 de febrero, ha afirmado del Papa Juan XXIII: “¡Un Papa que lanzó todo el problema del Vaticano II!”. Este ilustre catedrático, haciendo pública esta aseveración, se ha mantenido fiel al sentir del fundador del Opus Dei sobre Juan XXIII y el concilio Vaticano II: un problema. Eso es sinceridad –aunque haya sido motivada por un lapsus del subconsciente– y no lo que afirman los miembros de la Obra de Escrivá cuando, hablando de estos temas en público, se amoldan al guión retórico establecido por los criterios del “apostolado de la opinión pública”.

 

También me refiero a Yago de la Cierva y su expresivo artículo aparecido en el diario El Mundo el pasado 12 de febrero sobre una supuesta crisis espiritual del papa Benedicto XVI, “Traición a la Tradición”. De esta forma, sin habérselo propuesto conscientemente, este periodista ha revelado el “síndrome de director y numerario perfecto”, ya que así es exactamente como los directores del Opus Dei se adentran en las conciencias de sus dirigidos para hacerles ver que pasan por crisis y que necesitan ayuda externa (es decir, la tutela de los propios directores) para superar con la debida fidelidad esas crisis engañosas causadas por la problematicidad de cada uno. Esta es la táctica habitual de la dirección espiritual practicada en el Opus Dei, y Yago de la Cierva ha tenido la osadía de aplicarla a Benedicto XVI. Eso es, pues, sinceridad, no exenta en este caso de inoportuna ingenuidad, provocada tal vez también por un lapsus del subconsciente.

 

Es cierto que a Joseph Ratzinger le importa un bledo lo que piense Yago de la Cierva de él, “traidor a la Tradición”; el problema se plantea seriamente cuando esa táctica se aplica a los miembros de la Obra de Escrivá y se los aliena así de la comprensión de la realidad. Me explicaré. Las crisis de los miembros de la Obra no siempre están provocadas por los errores personales de su carácter o de su mal comportamiento, sino por haber comprendido o, al menos, por comenzar a vislumbrar que es la institución en cuanto tal la que está en el error. Los directores del Opus, cuando aprecian que alguien comienza a darse cuenta de esta dura realidad (recordemos la historia de Novaliolapena), lo tratan inculcándole la mala conciencia de persona problemática que atraviesa una fase crítica en su vida a raíz de sus defectos o de sus fallos morales o de la crisis de los cuarenta o del cansancio y que por eso necesita ayuda especial para no ser “traidor a la vocación”.

 

En otro orden de cosas, también hemos comprobado que tres miembros del Opus han escrito en esta página web recientemente con plena sinceridad. Han sido el supernumerario Enrique Lorente (11.02.2013), el numerario Oscarín (13.02.2013) y el supernumerario GIR (15.02.2013). En los dos primeros casos (GIR apenas acaba de presentarse y ha hablado muy poco de su vida) se aprecian los efectos que causa en ellos –en cada uno de manera diferente– la dirección espiritual del Opus: los directores logran tergiversarles la captación de la realidad. A Enrique no le entra en la cabeza que la dirección espiritual del Opus se practica tal y como Oráculo la expone en su artículo sobre La libertad de las conciencias en el Opus Dei y tal y como Yago de la Cierva analiza la conciencia de un hombre espiritualmente abatido y cansado como Benedicto XVI. A Oscarín los directores le permiten vivir en una nube desde la que, siendo feliz, incluso se atreve a hacer algunas críticas a la institución, pero sin llegar a captar la maldad intrínseca de ésta. Son dos formas distintas, adaptadas a las circunstancias de cada uno, de controlarles la conciencia sobre la base de mantenerla alejada del conocimiento real de lo que el Opus es. El día en que Enrique y Oscarín caigan del burro y se abran a la realidad, pasarán a ser personas problemáticas como, según Rafael Navarro Valls, fue Juan XXIII convocando en su día el concilio Vaticano II y como, según Yago de la Cierva, es Benedicto XVI a día de hoy renunciando a su ministerio: un traidor a la Tradición. Y se podría redondear: dos Papas problemáticos y traidores a la Tradición.

 

Por todo ello, es de agradecer que los miembros del Opus Dei se manifiesten con sinceridad, sin tapujos retóricos de lo políticamente correcto; y, si esa sinceridad brota de una espontaneidad más o menos inconsciente, el resultado es mucho más clarificador. En estos casos de espontáneo “destape” se pueden ver desde fuera los auténticos entresijos de esa institución, experta en colgar el sambenito de “problemático” a los demás (traidores a la vocación, traidores a la Tradición) cuando se distancian de sus intereses o los obstaculizan o, mejor dicho, cuando simplemente ponen los pies en la realidad, como hizo en su día Juan XXIII y como recientemente ha hecho Benedicto XVI.

 

Josef Knecht




Publicado el Monday, 18 February 2013



 
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