carocha :
Queridos amigos,
Éste es un comentario muy marginal al escrito de Gervasio: “La abadesa mandona”, pero aún así creo que es de justicia decir, a propósito de monjas y virtuosismo, culinario u otro, que las monjas a las que conocí en mi colegio, eran personas muy inteligentes, muy tolerantes, muy amables. No así Escrivá. Eran profesoras implacablemente exigentes, de un altísimo nivel técnico, a la vez que muy humanas y verdaderamente amigas de sus alumnas. Siempre jugaban limpio. Jamás se inmiscuían en la vida, espiritual o no espiritual, de sus alumnas. Ese asco, esa falta de noción de los límites, los sentí por primera y última vez en el Opus Dei.
No era un caso aislado: los amigos míos que estudiaron en distintos colegios de órdenes religiosas, en sitios distintos, aquí o en África, en Brasil, en la India, en Macau o Timor, tienen la misma opinión; con mis hijos, lo mismo. Les debemos muchísimo.
Un abrazo,
Carocha
Publicado el Wednesday, 30 January 2013
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