Me ha gustado mucho el comienzo del relato autobiográfico de Pinsapo (18.01.2013), tan bien escrito y con pinceladas de erudición. Lo seguiré leyendo con mucho interés. No conocía –y me ha sorprendido– esta curiosa distinción: los directores del Opus Dei desaconsejaban a los jóvenes andaluces en los años 80 del siglo pasado participar en la Semana Santa de su tierra, a la vez que paradójicamente las restantes delegaciones del Opus organizaban convivencias de chicos jóvenes en esas mismas fechas para que acudieran a la Semana Santa de Sevilla (a esas convivencias sevillanas iban –y creo que todavía acuden– aquellos jóvenes que no han podido viajar a la convivencia del UNIV en Roma). Bien se ve cómo hila fino el proselitismo del Opus: lo que para los propios lugareños puede causar dispersión y provocar tentaciones de fijarse en las chicas puede servir, en cambio, de enganche proselitista para visitantes foráneos. Es un sutil detalle que, con astucia psicológica en busca de la eficacia, se adapta a las circunstancias concretas de los candidatos y que sobre todo hace al Opus Dei merecedor, sin duda alguna, del Premio Nobel del proselitismo.

No olvidemos que han sido muchos los y las jóvenes españoles que el Opus movilizaba –y todavía moviliza, aunque ahora en menor cantidad que antes– en esas fechas vacacionales del año para organizar sus convivencias vocacionales en distintos lugares.

No sé si exagero, pero me atrevo a pensar que, si este esfuerzo e ingenio, invertidos en este caso para una finalidad endogámica, se hubieran aplicado altruistamente para suprimir el hambre en el mundo y combatir la pobreza, es probable que a día de hoy estos problemas mundiales estarían en vías de solución o incluso ya solucionados, si no en todas, al menos en muchas regiones de la Tierra.

Josef Knecht