Quisiera comentar un poco el homenaje al viejo numerario, especialmente cuando habla de que anteriormente al fundador se le estimaba, a diferencia de que ahora se le idolatra. Eso lo relacionaría con la anécdota que cuenta Nicanor. Yo creo que todos los que hemos recibido una educación cristiana como que conocemos el arquetipo de ser un santo. Una de las cosas de los santos es que se le hacen relatos sobre los detalles de su vida, a veces a manera de ejemplos aleccionadores. También uno puede magnificar los significados de la vida, y hasta guardar recuerdos, reliquias futuras, de algún evento o cosa. Lo que quiero decir es que en vida el fundador, quizá motivado por esa conciencia colectiva de la santidad, le dio por revelar momentos de su vida, a manera de testimonio. Y todo eso magnificado, pues se transmitió de una manera superlativa sobre su persona. Pero eso es un auto elogio imbuido por la conciencia de la época, y ahora es una idolatría, en donde se mezclan imágenes sagradas con biográficas del fundador.

Yo no tengo una vida como que muy normal, entonces no sé si mi vida es mejor o peor que la de otros. Y no me considero muy diferente de los numerarios mayores, en el sentido de personas que les ha tocado vivir momentos entrañables, y algunos funestos. Yo creo que todos seguimos siendo aquellos jóvenes que nos reuníamos emocionados en alguna tertulia. Ahora como que no hay muchas tertulias, je, je, pero es que vivimos en diferentes etapas de la vida. A todos esos numerarios me gustaría mandarles un saludo, y un mensaje de ánimo.

Mucho nos hemos centrado, algunos, en la experiencia del mal, en el maltrato recibido por el opus dei. Pero todos somos humanos, es decir, tenemos la experiencia tanto de las buenas obras como de las equivocaciones y errores, y estamos inmersos en una época determinada. Pero lo malo, hemos hecho una religión que en lugar de unirnos, nos apartó. En eso le doy la razón a Atomito. Lo que hizo el opus dei ya estaba dibujado. Faltaba quien lo llevara a cabo. Por eso es una obligación de la Iglesia el ponerle remedio, quizá enunciando en voz alta que le declara la libertad a todos los cautivos. Una Iglesia que anuncie que sin caridad, nada se es.

Quisiera mandar un gran saludo a Agustina y a todos los que nos reunimos en opuslibros. ¡Que la pasemos bien en estas fiestas!

Paiquito