No sé si habéis visto la película de Matrix donde las personas viven en un mundo virtual, no real, pero no lo saben y viven tan contentos con un trabajo, unas creencias e incluso con una comida que les sabe buenísima pero que no es tal… es todo apariencia, una ilusión, hasta aquí todo perfecto. El problema es cuando uno de ese matrix, un individuo cualquiera, “despierta” y ve la realidad, ¿Qué pasa? Pues sencillamente que es imposible que siga dando valor a esa vida que ha resultado ser tan solo una apariencia. O poniendo otro ejemplo para los que no han visto la película, supongamos que tengo una piedra preciosa de incalculable valor y que la guardo celosamente, pero al cabo de un tiempo decido investigar y formarme para yo misma poder examinar dicha piedra preciosa. Y después de un tiempo de investigación se comprueba que es un cristal que no vale nada. Para cerciorarme voy a otros expertos y me corroboran que aquello que yo había dado un valor incalculable durante años no vale nada. ¿Qué hacer con dicha piedra? Ya no la guardas, ya no te dice nada, ya no tiene valor...

Para mí, el opus dei en su momento perdió todo su valor, el valor que yo le estaba dando y no me llegan sus mensajes ni sus frases. Cuando digo no me llegan es que no “me dicen nada”. Lo mismo me ha pasado con la iglesia como institución, como jerarquía. Quizás mis palabras fueron muy deprisa en el escrito anterior pero si menté la parte genuina que tanto la obra como la iglesia tienen y cómo, a mi entender, ha sido tergiversado el mensaje de Jesucristo.

La lectura del libro Camino que lo empecé a leer a los 10 años, tengo que confesar que nunca me llegó demasiado, tenía la sensación de estar meditando sobre sentencias… no sé… como se suele decir “no era santo de mi devoción” y sin embargo otras lecturas (como ya comenté en mi anterior escrito) de los místicos cristianos como Teresa de Jesús y Juan de la Cruz “ llegaban” a mi interior, a mi alma. de una manera profunda y cercana. Era como si aquello fuera mío de alguna manera, no sé si me explico bien. También por supuesto leer el evangelio, el mensaje de Jesús. Luego a lo largo del tiempo tuve la suerte de encontrarme y de investigar a místicos de otras religiones y con emoción comprobé que daba igual la religión que se tratara la experiencia mística es la misma. Creo que la Inteligencia divina se vale de muchos cauces para “despertarnos”

Critico, y me reitero en ello, a la iglesia como jerarquía, como estructura mastodóntica de poder (que copia la Obra de una manera magistral) donde se mantiene el poder amenazando a través del miedo (infierno, pecados…) y se manipulan las conciencias.

Lo siento Daniel M. pero las citas de Camino no me dicen nada, ni las valoro un ápice, como los escritos de los eclesiásticos incluyendo al papa De todas maneras reconozco que tengo un personaje crítico y punzante y de corazón te pido disculpas si te has sentido herido o insultado en tus creencias con mis palabras. Por otro estaría bien leer todo mi escrito porque parece que no te ha llegado por ejemplo lo de la Presencia de Dios…

Te diré, aunque te parezca muy raro. que nada nos separa en los más hondo porque somos lo mismo: una Conciencia Única, lo que nos separa es la superficie, lo que nos separa es un mundo de ideas y de creencias que nos han ido imbuyendo desde pequeñitos y en eso andamos los humanos perdiendo el tiempo en defender ideas y creencias en vez de investigar de una manera seria aquello que defendemos con uñas y dientes.

Os habéis parado en algún momento a pensar: ¿qué ideas o creencias son realmente mías?

Yo estoy en ello, en la investigación de lo que es genuino y no adquirido, en vivir una vida con sentido para mí, no siguiendo las corrientes que me rodean (religión, sociedad, tendencias, modas, etc.) a ciegas y porque la mayoría lo haga o sea una cosa de toda la vida

Y agradezco tus palabras Aquilina de apoyo y sobre los juicios, lo cual comparto contigo plenamente.

Añadir una cosa más sobre cosas positivas que ha aportado a la humanidad la iglesia, según mi parecer, claro: la música y la arquitectura y no lo digo en su forma más externa o superficial de que “oh! Qué bonito!”, lo digo en el sentido de que es imposible dichas creaciones sin un sentido profundo de la espiritualidad, del contacto con Dios. La sabiduría que encierran tanto la música como la arquitectura (catedrales, etc.,) están más allá del saber humano. A pesar de la estructura pesada y monolítica de la institución eclesial hay un montón de almas libres que se expresan creativamente y dan testimonio de un patrimonio Divino, espiritual que pertenece a todos sin excepción.

También existen músicos con un profundo fervor religioso y espiritual que, sin ser compositores ex profeso de la iglesia, han dejado en su obra ese aroma de Trascendencia inequívoca, un ejemplo Anton Bruckner (1824-1896), música trascendente donde las haya, destacando su segundo movimiento de la sinfonía nº 8 (probad en silencio meditativo a escuchar este movimiento) y bueno y la 9º y la 2, en fin! Esto ya sería un tema a tratar a parte, del todo apasionante.

Hasta la próxima, que no quiero alargarme J

Lapizla