EL GRAN MALTRATADOR
Agustina López de los Mozos, 8/10/2012

Escrivá institucionó y se puso de ejemplo para practicar las señas de identidad del Opus Dei: la desvergüenza, la coacción, la intransigencia, la mentira.

El culto idolátrico a Nuestro Padre y la falta de racionalidad al tratar de imitarlo, ha desarrollado una conciencia colectiva entre directoras, directores y sacerdotes del Opus Dei, que les aliena y les impide pensar y actuar por sí mismos. Con esta falta de carácter y al carecer de individualidad, actúan como robots despersonalizados y perpetran todo tipo de violencia contra los que buscan salir de ese infierno.

A raíz del testimonio de Pixie, “Una historia más”, recibo un documento que narra cómo el santo fundador se las gastaba con quiénes decidían abandonar su empresa. El testimonio es del propio Escrivá, son sus palabras.

Del libro de uso interno “Catequesis en América”. Volumen especial de Crónica. 1974.
Nuestro Padre en la casa de la Comisión Regional de Brasil.