Doy mi más pleno apoyo a la cordial advertencia de Daneel (21.09.2012):

-          No conviene crear una línea editorial de facto en esta página web, sino dejar abierta la puerta a opiniones variadas.

-          Tampoco se debería emplear el argumento ad hominem a la hora de discrepar, porque sería incurrir en el mismo error que nuestros adversarios cometen conforme a sus arraigadas pautas de actuación; me refiero a lo que Giovanna Reale nos explicó en su aportación del 12.03.2012.

-          Tampoco conviene entrar al trapo con vehemencia ni agresividad ante las opiniones distintas de la de cada uno, aunque –huelga decirlo– sea legítimo discrepar de esas opiniones y manifestar la discrepancia.

Por tanto, no se deberían despreciar los datos científicos como los que, respecto al caso de Víctor y su enfermedad, nos han dado Pensando (14.09.2012) y Xavier de Barcelona (17.09.2012). Sus aportaciones ayudan a comprender la trágica situación de Víctor, aunque, claro está, no la abarcan en su totalidad y olvidan algo muy importante: que la terapia proporcionada por el “Opus Dei propiamente dicho” y por el “Opus Dei familiar y sociológico” fue la peor que se le pudo haber aplicado; expresado en lenguaje coloquial, “fue peor el remedio que la enfermedad”, de ahí que ese tratamiento actuara en este caso como “la puntilla que lo remató”.

Como ya manifesté en mi último escrito del 21.09.2012, cuando no hay integrismo religioso por en medio, los avances científicos pueden contribuir a mejorar las vivencias de la fe religiosa logrando que ésta no se aleje de la realidad de la vida. La ciencia (y no los argumentos ad hominem) ha de ponerse al servicio del combate contra los errores del Opus Dei y contra todo tipo de integrismo; por eso, artículos de contenido científico como los de Pensando y Xavier han de ser bienvenidos en este foro y ser leídos desde un punto de vista constructivo: un enfermo como Víctor ha de huir del Opus como de la peste, si quiere continuar viviendo con cierta calidad de vida. Al menos, yo he interpretado así esos dos escritos, que, en atención a mi falta de formación médica, me han sido enriquecedores.

Tampoco pasa nada si alguien elogia algún aspecto positivo del Opus o de miembros a él pertenecientes. El mal absoluto no puede existir, decían los pensadores medievales, que ponían el ejemplo del diablo, porque, según se nos enseñaba en las asignaturas internas de filosofía en el Opus, en cuanto que el diablo es, participa de la bondad, de la belleza y de la verdad del Ser, y eso que es el padre de la mentira. El problema está en que, so capa de bondad, belleza y verdad, el Opus, por muy “Dei” que diga ser, comete auténticas diabluras que no se habrían de tolerar.

Cuanta menos vehemencia y cuanta más objetividad dominen en esta página web, tantos más y mejores lectores recibirá. Y, a la inversa, cuanta más vehemencia y agresividad salgan a relucir, tanto más aumentará el desprestigio de opuslibros. El sentido del humor, como el de Satur o Gervasio, beneficia mucho más que la mala leche. No se elimina el fanatismo con más fanatismo.

Josef Knecht