Víctor, varios hemos sobrevivido. No eres el único que se ha ido por causa del carisma de Escrivá y el modo como lo viven sus hijas e hijos numerarios, agregados, supernumerarios y auxiliares. Testimonios hay de personas que han visto muertos a sus hermanos y hermanas tras serias depresiones que, en el Opus, se les denomina “tibieza” o “pasar por un mal momento”. En especial recuerdo la madre de un Director de AOP que, al enterarse de la decisión de su hijo, hizo un derrame cerebral. Por suerte la señora sigue viva. Y, otro muchacho, hijo de supernumeraria, que no fue de “los elegidos” y se arrojó de un cuarto piso. También sobrevivió al caer sobre unos setos.

¿Quién sabe cuántas historias como la tuya han quedado en informes personales? El mismo Mons. Ignacio María Orbegozo ocultó su enfermedad hasta que fue mortal ¿Por qué? ¿Por qué aquella numeraria que conocí me comentó en confidencia: “espero no vivir muchos años”?, ¿Por qué tantos anhelan no despertar al día siguiente y morir “en casa”?, ¿De qué forma nos dieron y dan a entender el sentido de la muerte de Cristo? ¡Basta ya!

Nicanor
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